Emisión selectiva

La liberación de doce mil millones de pesos del encaje legal de los bancos, dispuesta por el Banco Central para fomentar créditos para viviendas, equivale a emitir pesos en los que se escribe el nombre de quienes pueden gastarlos.

Los encajes selectivos gozaron en el pasado de gran popularidad, e iban más lejos y eran más permanentes que esta clase de liberaciones selectivas. Esos encajes estaban diseñados para que el monto que los bancos tenían que depositar en el BC dependiera de la composición de su cartera de préstamos, siendo más bajo cuanto mayor fuera la participación de los sectores considerados como prioritarios, usualmente entre ellos la industria y la agricultura. No involucraban una liberación, pues los fondos no ingresaban al BC, sino que el nivel del propio encaje ya reflejaba el destino dado por los bancos a los recursos captados.

Varias razones motivaron que dichos encajes selectivos perdieran vigencia, una de ellas el rechazo a que los bancos centrales influyeran sobre las decisiones crediticias de los bancos, pero también por la complejidad de su cálculo y supervisión.

Llama la atención que de una liberación anterior aún quedaran más de cuatro mil millones de pesos disponibles, que se añaden a los que serán liberados ahora. Hay que considerar en ese sentido que la disponibilidad y costo de los fondos no es el único factor que los bancos toman en cuenta al decidir sus aprobaciones de préstamos. Influyen también el costo de su administración, los riesgos de cobro, la integridad y permanencia de los activos que los respaldan, los cambios previsibles en el valor de las propiedades, la capacidad de pago de los prestatarios, la posibilidad de venta de los créditos en el mercado financiero y otras consideraciones relevantes.

Dada la importancia de la vivienda para la estabilidad social y la calidad de vida de la población, es deseable que la liberación del encaje logre su propósito.

Gustavo Volmar