Esperanzas opuestas

A pesar de tangibles evidencias en contra, inversionistas vinculados al petróleo y a las acciones de empresas petroleras, gobiernos de países dependientes de las exportaciones de ese producto, y suplidores de fuentes alternativas de energía y combustibles, mantienen viva la esperanza de que las naciones exportadoras de petróleo agrupadas en la OPEP acordarán finalmente restringir su producción para que el precio aumente.

Confían que el interés común de que el valor del petróleo detenga su descenso y comience a subir se impondrá sobre las rivalidades políticas, introduciendo un elemento de racionalidad en lo que hasta ahora ha sido un escenario dominado por objetivos de poder regional.

Esa esperanza ha hecho subir el precio del petróleo en los últimos días. El incremento ha sido pequeño, sólo unos cuantos centavos de un día al otro, pero refleja una reacción ante algunos leves indicios de que la OPEP, con la posible colaboración de Rusia, podría estar considerando un recorte de producción.

Se reporta una activa gestión de Venezuela en ese sentido, país cuyo presupuesto nacional y sus ingresos de divisas dependen del petróleo y cuya economía está en ruinas.

Cualquier decisión, sin embargo, tendría que hacer lugar a las renovadas exportaciones de Irán a Europa, permitidas ahora por el levantamiento de las sanciones que le habían sido impuestas.

De nuestro lado, la esperanza es opuesta, de que eso no suceda. Si un aumento significativo de precio ocurre, la economía dominicana sufriría graves consecuencias y habría que decir adiós a las optimistas predicciones sobre el crecimiento del PIB y el control de la inflación.

Por supuesto, nuestra economía sobrevivió al petróleo a cien dólares y más, pero en base a un ritmo de endeudamiento difícil de repetir de nuevo. Y por el descenso que tuvo lugar, no hemos avanzado lo suficiente en materia de conservación y ahorro de energía y combustibles.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar