Siguen siendo necesarios

Antes de otras acusaciones, como las de la FIFA y las de Petrobras, comenzaron las de los bancos, y ésas aún no han terminado. Las autoridades judiciales estadounidenses siguen multando a grandes instituciones financieras, y continúan investigando otras.

Al ocurrir un desastre por causa de errores humanos, se busca identificar a los responsables, y a los bancos se les ha estado culpando por crear, o al menos agravar, la crisis financiera del 2008 y sus consecuencias posteriores.

Se les atribuye haber diseñado instrumentos poco transparentes y ocultado sus debilidades, a fin de obtener grandes beneficios sin tener que arriesgar su propio dinero, socavando de ese modo la solidez de las economías.

A sabiendas de que muchas personas y familias no eran sujetos aptos de crédito, se les achaca haber promovido que se endeudaran por encima de su capacidad de pago.

De sus ejecutivos se dice que exhibieron una codicia sin límites, concediéndose a sí mismos altos salarios, bonificaciones, opciones preferenciales de compra de acciones, enormes cuentas de gastos de representación y transporte, además de cuantiosos pagos de retiro y cesación de funciones.

Se señala que en sus reportes e informes ocultaron o disfrazaron la gravedad de su situación y perspectivas, provocando pérdidas a quienes invirtieron en sus acciones y bonos corporativos.

Se les responsabiliza por agravar la crisis al cerrar el crédito a deudores, impidiéndoles obtener recursos para operar y haciendo subir el desempleo.

Y se afirma que utilizaron incorrectamente recursos recibidos de los gobiernos, dedicándolos a sostener su elevada estructura de gastos y posponiendo importantes decisiones en materia de reorganización de operaciones.

Pero a pesar de todo eso, los bancos internacionales siguen creciendo. Puede ser que los usuarios de sus servicios desconfíen de su moralidad, pero no tienen otra alternativa que seguir utilizándolos.

gvolmar@diariolibre.com

Gustavo Volmar