Tres condiciones claves

Las pensiones basadas en cuentas individuales cumplen con gran fidelidad los postulados del sistema económico capitalista. Cada quien, desde esa óptica, debe velar por su sustento en la vejez, asumiendo la responsabilidad de acumular durante su vida laboral un fondo, a ser administrado de forma competitiva por una AFP, que sea suficiente para proveerle de una pensión adecuada. Tres condiciones contenidas en esa última oración son claves: responsabilidad, competitiva y adecuada.

La responsabilidad no se limita a observar pasivamente los depósitos que vía aportes de empleadores y descuentos de nómina se hacen en la cuenta. Se presume que cada afiliado, siguiendo los dictados de su interés individual, estará muy pendiente de lo que pase en su cuenta, no sólo en cuanto a los depósitos antes mencionados, sino también en cuanto a los rendimientos que la AFP que administra la cuenta está consiguiendo. Podría y debería, si se percata de que esos rendimientos son usualmente inferiores a los que otras administradoras obtienen, mudar su cuenta a otra AFP.

La actuación competitiva de las AFPs implica que deberían estar empeñadas en convencer a los afiliados de confiarles la administración de sus fondos y trasladar a ellas sus cuentas. Se presume que deberían estar publicando anuncios comparando los rendimientos logrados con los obtenidos por otras AFPs a fin de demostrar la mayor eficacia de su gestión, distinguiendo ingresos por intereses y dividendos de los cambios en el valor de mercado de las carteras administradas.

Las pensiones o anualidades adecuadas deberían cubrir al afiliado durante su vida remanente, con un monto compatible con su anterior nivel de vida. Cada persona debería tener un objetivo al respecto, el cual determinaría de modo aproximado la magnitud del fondo en términos reales y los aportes voluntarios adicionales requeridos.

¿Se cumplen, a juicio del lector, esas tres condiciones?

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Gustavo Volmar