La sandía sin semillas, una realidad que no se explota

SANTO DOMINGO. En el país sólo se produce una mínima parte de lo que realmente se pudiera producir de la sandía sin semillas, la cual es llamada por algunos, como la mejor amiga de los riñones.

Aunque esta fruta tiene una alta demanda por la comodidad que ofrece para su consumo y para que los niños la puedan comer sin mayor dificultad, en el país sólo se conocen dos productores de esta fruta y no da abasto a las exigencias del mercado.

Una de las razones por la que no se produce la sandía sin semillas en grandes cantidades en el país, se debe a que para la obtención de la misma se requiere un proceso técnico que no todos los agricultores quieren afrontar.

Una sandía sin semillas es un producto (triploide) o una fruta estéril, debido al cruce de dos plantas con juegos de cromosomas incompatibles.

En los Estados Unidos, la mayor parte de la sandía que se comercializa es sin semillas y en los actuales momentos, se torna difícil encontrar la fruta en su forma tradicional.

La sandía sin semillas, la cual cuenta con el doble de antioxidante, según estudios, de los que tiene una normal, ha desplazado casi por completo la sandía tradicional en Estados Unidos.

Dielka Rodríguez, una joven dominicana que trabaja en un supermercado en el estado de Nueva York, Estados Unidos, expresó que ella tiene más de dos años trabajando como cajera en dicho centro comercial y nunca le ha tocado despachar sandías con semillas. “Aquí te venden la sandía picadas en diferentes formas y nunca le veo las semillas. y desde que yo llegué aquí toda la sandía que he visto y he consumido ha sido sin semillas”, precisó la dominicana residente en Nueva York, durante una conversación por WhatsApp.

En tanto que en República Dominicana sólo dos agricultores producen sandías sin semillas, que son el taiwanés Rony Loo y el italiano Massimo Stefani, quienes suplen a los supermercados, pero en cantidades tan mínimas que es difícil conseguir esta variedad en los establecimientos dominicanos.

Stefani, el italiano que lleva más de 23 años en el país, refiere que la escasez de la sandía sin semillas se debe a la temporada y a que no muchos productores se interesan por lo difícil que se hace cultivarla.

Stefani explicó que siempre la productividad mayor se obtiene en los meses de marzo, abril, mayo y junio, pero afirmó que después de esos meses, cuando empieza el calor y la lluvia se afectan las polinizaciones y la productividad.

Dijo que él siembra mil semillas, todas las semanas y en el segundo trimestre de cada año llega a cosechar hasta 80 quintales por semana y en el tercer trimestre el nivel de cosecha baja hasta alrededor de 30 quintales a la semana.

“Es una sandía muy buscada, sobre todo por la persona que le gusta darle sandía a los niños”, dijo.

En tanto que Loo, el taiwanés, expresó que dejó de sembrar porque la mayoría de la gente quiere pagar el mismo precio por la sandía sin semillas que el que paga por la normal.

Amílcar Nivar