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Un cambio de paradigma para el Pacto Eléctrico

Una propuesta para cambiar la metodología que se sigue en el Pacto Eléctrico para equilibrar la balanza de poder en una época de transformaciones tecnológicas. Por José A. Vanderhorst Silverio

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Un cambio de paradigma para el Pacto Eléctrico
El cambio de paradigma debe llevar a la democratización del sistema. (ARCHIVO)

Todo luce indicar que el Pacto Eléctrico está organizado como una aplanadora que difícilmente la detenga una sola persona, aunque tenga los mejores argumentos para hacerlo. Por eso hago un pequeño, pero poderoso ajuste a los argumentos de mi sugerencia “Cambio metodológico urgente en el Pacto Eléctrico,” que aparece al final de este texto, cuya intención no lograda fue detener el proceso, para mantener prácticamente intacta la inercia del proceso logístico aplanador del Pacto Eléctrico.

Dicho pequeño ajuste metodológico al Pacto Eléctrico pretende ofrecer un alto apalancamiento sistémico para asegurar sin lugar a dudas que no solo “los distintos sectores muestren sus capacidades para deponer los intereses propios en beneficio del bien de la nación, que somos todos”, sino también los de muchos otros países del mundo en condiciones similares, como España, Grecia, y Puerto Rico, que padecen también graves crisis sistémicas en su sector eléctrico.

Tal ajuste responde a: ¿debe pasarse por alto que el Pacto Eléctrico estaría partiendo de un paradigma obsoleto?

Ese paradigma se corresponde al de la Ley General de Electricidad, que sin lugar a dudas debe haber condicionado a la gran mayoría de los proponentes a responder bajo dicho poderoso paradigma.

El cambio de paradigma que sugiero, se refleja en mis propuestas siguientes que aparecen consignadas para el eje “Marco Institucional y Regulatorio”, que los participantes de todas las mesas deberían tener el derecho a considerar en sus discusiones, haciendo que muchas propuestas puedan disolverse (no tener que resolverse):

1. Despolitizar el sector eléctrico

101-43193-0029. Sacar la política del Sector Eléctrico eliminando CDEEE.

2. Poner en vigencia un nuevo modelo de desarrollo en el sector eléctrico basado en una completa transformación institucional.

101-43193-0121. Introducir grandes decisiones de innovación institucional. Dividir el nivel superior de la industria eléctrica global en dos grandes partes:

1.a) Redes eléctricas de transmisión y distribución integradas y reguladas.

1.b) Crear un mercado sobresaliente de comercialización en mercados mayoristas y minoristas abiertos a la competencia con mínima intervención del Estado.

3. Cambios al marco legal vigente

101-43193-0165. Cambiar la Ley General de Electricidad y la Estrategia Nacional de Desarrollo.

Esto se basa en una aplicación de la arquitectura de sistemas del más alto nivel, la que está colocada por encima de lo económico, lo cultural, lo social y lo político, para sugerir por qué se debe detener a la mayor brevedad el proceso, para hacer un cambio en la metodología del Pacto Eléctrico para en vez de, corregir lo que está mal, hacer lo que nunca se ha hecho.

El propósito es que el sector eléctrico cambie su rumbo hacia la democracia directa para sembrar el peral de la creación de riqueza con la que empezaremos a saltar a la nueva civilización que Alvin Toffler vislumbró como “La Tercera Ola”.

Con una metodología que sigue el rumbo actual hacia la redistribución de la pobreza, que impulsa el olmo de la democracia representativa, están convocados para el próximo 24 de agosto a discutir propuestas los representantes políticos de los sectores empresarial, laboral, social y gobierno, con una metodología defectuosa que tratará de arreglar lo que está mal. Mientras más eficiente sea ese proceso sin cambiar de rumbo, más rápido llegaremos a la segunda Edad Media.

Esa es la misma metodología, basada en la escalabilidad de la eficiencia, que se empleó en el Pacto Educativo que sigue preparando trabajadores para la civilización industrial que son fácilmente reemplazables por máquinas, cuando en la nueva civilización la metodología debe estar basada en la escalabilidad del aprendizaje, que permite el desarrollo de la innovación institucional que lleva a la democracia directa para hacer lo que nunca se ha hecho, que lleva a la Edad Dorada asociada a la primera revolución tecnológica de la nueva civilización.

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