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El Alcázar de Colón

Un palacio de estilo italiano en medio del Trópico, ejemplo de la construcción española en las tierras del Nuevo Mundo.

Además del descubrimiento del Nuevo continente, de lo cual nunca se enteró, muriendo en la creencia de que había llegado a las Indias, en el reino de la China, gobernado por el Gran Kan; Don Cristóbal Colón, logro otro gran triunfo, este fue el matrimonio de su hijo Diego con doña María de Toledo, una sobrina del rey Fernando. A raíz de su matrimonio, Don Diego obtuvo el título de virrey y el gobierno de los nuevos territorios.

A su llegada a la isla en 1509, la pareja fue a vivir a la Fortaleza para luego aposentarse en la casa del Cordón, propiedad de Francisco de Garay uno de los leales servidores de su padre. En tanto se inició la construcción de lo que sería su palacio, conocido hoy como el Alcázar de Colón.

El palacio se levantó con espíritu renacentista, a la manera de los palacios italianos. Diego había acompañado al rey Fernando y a Gonzalo Fernández de Córdoba "El Gran Capitán" en su conquista de Nápoles, allí obtuvo los dibujos para la morada que pensaba construir en las nuevas tierras.

Definido por amplias galerías sobre sus fachadas este y oeste, siendo las superiores, verdaderas loggias de espíritu renacentista. Se nota la simetría característica de la composición clásica y el uso de la arquería de medio punto en la primera planta y arcos rebajados en la segunda.

La construcción fue realizada en piedra de cantería local, con el uso del ladrillo en algunos puntos del interior.

El entrepiso y los techos fueron ejecutados con el sistema de vigas de soporte. La cubierta tiene un desnivel suficiente para desaguar en pendiente, las frecuentes lluvias tropicales.

Hay que tener una conciencia muy clara para visualizar lo que fue originalmente este palacio en su planta original. Se seleccionó el solar a la orilla del río para fines defensivos y control visual de la ría del Ozama. Alarifes extremeños y andaluces iniciaron las obras en las que formaron parte como obreros, negros africanos traídos de Andalucía y aborígenes de la tierra.

Si observamos con atención, hoy en día podemos apreciar en el ángulo noroeste de la edificación, una hilera de bloques de piedra alternadas que sobresalen y que indican las construcciones desaparecidas en el curso del tiempo. Allí bien pudo haberse levantado la capilla.

El edificio, tal como lo vemos hoy, adolece de las construcciones aledañas en las que funcionaban las diferentes dependencias tales como la capilla, cocinas, las caballerizas, dependencias de la guardia, de los sirvientes, letrinas, gallinero, herrería, granero, huerto y demás servicios incluyendo un pozo y aljibe. Todo alrededor de un gran patio central a donde llegaban los que penetraban por las grandes puertas que cerraban el muro perimetral almenado, custodiadas por guardias armados.

Hoy en día, en el patio posterior aparecen trazas de antiguas edificaciones, siendo el resto un foso que defendía el palacio en su cara al río.

El cuerpo principal consta de salones para la vida cortesana, social y de recepción, además de los dormitorios de la familia.

La cocina que se aprecia hoy en día, fue instalada por los encargados de la restauración del palacio, en 1957. Esta nunca estuvo dentro de la edificación.

La tipología arquitectónica del palacio fue realizada por vez primera en territorio americano, antes de que fuese introducida en territorio español.

El bello alcázar llamó tanto la atención de los contemporáneos que fue imitado por Hernán Cortes en su vivienda de Cuernavaca, México.

Muchos de los huecos de las puertas y ventanas aún conservan el estilo gótico mudéjar español. Posee además las características borlas del estilo isabelino.

El edificio posee tres escaleras, una de las cuales es en forma de caracol, tipología muy usada en las fortificaciones medievales. La escalera principal de acceso directo desde la logia exterior, muy probablemente poseía una rampa, con el objeto de ascender con el caballo, como se acostumbraba en aquellos tiempos.

La capilla que se observa hoy en día, tampoco existía en ese sitio, era una edificación aparte del edificio principal, no obstante el edificio, pudo tener un oratorio, localizado en la planta superior.

Lo más probable es que los pisos de la edificación fueran de tablones de caoba. Durante la restauración se usó mármol dominicano y losetas de barro.

Hacia 1955, cuando se celebró la Feria de la Paz, al dictador Trujillo se le habló de la importancia de restaurar las edificaciones del periodo colonial para incentivar el turismo que se iniciaba después de la segunda guerra mundial. La España del generalísimo Franco, aportó la dirección del experto restaurador arquitecto Javier Barroso para los trabajos de restauración del Alcázar y de la iglesia de los Jesuitas, hoy Panteón Nacional. Además de vender al gobierno dominicano, piezas de mobiliario y adorno, originales de la época en que se construyó el Alcázar. Este fue un aporte único, dado el momento histórico, al estar España en situación económica precaria, debido a la guerra civil que había sufrido.