Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Actualidad

Consideraciones en torno al cambio de la política norteamericana hacia Cuba

Expandir imagen
Consideraciones en torno al cambio de la política norteamericana hacia Cuba
Turistas compran artesanías en La Habana Vieja, Cuba. La nueva relación con EE.UU. abre más posibilidades para la economía cubana si bien el impacto más inmediato se espera en el turismo con el aumento de visitantes norteamericanos a la isla.
Rápidas como relámpago, notas han sido publicadas y compartidas oponiéndose a la nueva política americana hacia Cuba. La mayoría están argumentadas y ameritan respeto. Están fundamentadas en valores sagrados y la razón de los sentimientos, validos en cualquier medio. Mas yo apoyo las medidas que acaba de tomar la Administración de Obama.

A pesar de haber luchado contra los Castros por mas de 50 años, la dictadura sigue en el poder y los derechos humanos de los cubanos continúan ignorados. Mas allá de crear una profusión de documentos--un gran número de excelente contenido-protestas, música, poesía y actos heroicos aislados, hemos fracasado en liberar a la isla. No estoy seguro que estas nuevas políticas funcionen, pero las del pasado habían llegado, hace mucho, al final de su utilidad.

El consuelo de tontos es que otros también fracasaron; los Castro vieron su romanticismo socialista desbaratarse frente a sus propias narices, a pesar de controlar a la población aun mas que Stalin o Trujillo lo hicieran (confirmado por diplomáticos y profesionales conocedores de esos regímenes quienes posteriormente vivieron en Cuba). La megalomanía de Castro rebasa todos los límites y eso, en un sistema socialista que tampoco sirve para un soberano pepino, causó la debacle cubana--uno de los países mas ricos en las Américas--. Por esa desastrosa coincidencia Cuba está peor hoy en peores condiciones que otros países, como Hungría y Polonia lo estuvieran cuando cayó el muro icónico.

Reconozco mi desventaja. Con quienes discrepo creen con fe ciega que las fracasadas políticas de los últimos cincuenta años deben continuar. Pero por mi lado, basado no en la fe, sino en el análisis más desapasionado, pienso que los cambios deben funcionar, aunque no hay nada absolutamente que permita asegurarlo. Es un intercambio peculiar: como creyente creo, como analista, cuestiono. Y yo dejé de ser creyente en este tema hace mucho. Pero otros tienen una fe inamovible sobre la validez de las políticas esgrimidas durante más de medio siglo; muchos católicos inclusive, que creen uno nunca debe cuestionar su fe.

Hasta hace poco, total era la dependencia del cubano de a pie respecto al gobierno. Total dependencia, engendra control total. Según los espacios económicos van ampliándose, la dependencia en la pérfida burocracia estatal va reduciéndose. Estas transformaciones a nivel de base, a lo micro, llevaran tiempo. Ni en Polonia, donde se registró el mayor éxito, ocurrió rápidamente. En India, la mayor democracia en el mundo, la transición del socialismo de Nehru a una economía libre continúa 20 años mas tarde: en Vietnam aparecen sus desvíos mucho después; en China, oscila continuamente. Un factor decididamente acelerante es una mayor liberación del sector privado, y drástica reducción del poder burocrático sobre las pequeñas empresas. La liberación de un mayor número de importaciones y mayor disponibilidad de banda ancha son pasos en esa dirección. Por supuesto, en el caso cubano, las remesas jugarán un papel determinante en la proliferación y replicación del éxito empresarial. ¿Se llevarán a cabo estos compromisos de la Administración Castro? No confío ni en los de allá, ni en los de acá. Pero las críticas externadas abiertamente en la televisión por cubanos de a pie, causan optimismo -así como tristeza por el deterioro de ese arte refinado en la Cuba del ayer que representaba el poder dialogar.

En 1962, abracé la política de una invasión fulminante de la isla para derrocar a los tiranos durante la crisis de los cohetes. En ese espíritu me entrené para infiltrarme primero, y me alisté en al ejercito americano después.

No funcionó.

Desde la Universidad de la Florida, me apunté en una operación militar en los 70,

No funcionó.

Según me adentré en el aparato de política extranjera de los Estados Unidos, me pude informar con lujos de detalles sobre la intensa campaña de los Kennedy en contra de los Castros -desde intentos de asesinato hasta la contaminación de la agricultura cubana, sobre todo la caña; además de la operación "mongoose", lanzaron muchas operaciones especiales (no comento información clasificada, toda es pública).

No funcionó.

Henry Kissinger, supremamente disgustado con el ratón rugiente en África, discutió a muchos niveles una invasión frontal y profunda a Cuba -siguiendo el principio de tierra rasa.

No prosperó. Ni los militares, ni la CIA le apoyaron.

Vi cómo el Presidente Clinton, en un rejuego político, cedió el poder sobre la política cubana a la derecha americana y, sobre todo, al eje de políticos cubanos de Miami, al aprobar la legislación de Helms-Burton en 1996 su curiosa conexión con la tragedia de Hermanos al Rescate.

No funcionó.

Presencié cómo las evaluaciones hechas por el GAO del Congreso Americano, documentando rigurosamente el fracaso de los programas existentes relacionados con Cuba (en la versión pública, las clasificadas, mucho mas descarnadas), fueron ignoradas. Las Administraciones de la dinastía Bush alardearon de los controles impuestos en Cuba, y cómo acabarían con el régimen. Fue la época de los políticos tomándose un cafecito en Versailles, la cafetería de la Cuba de Ayer en la calle ocho. El voto de los cubanos era barato, no era necesario darles grandes programas, ni contratos, ni nombramientos. Los programas dinásticos movilizaron los mejores talentos y asignaron generosos presupuestos, reviviendo Radio Martí, y TVMartî, fortaleciendo la producción académica de la Universidad de Miami y otras universidades, así como programas adicionales privilegiados por el caucus Cubano-Americano en el Congreso Americano.

No acabaron con Castro.

Leí múltiples análisis de cómo Castro caería a causa del derrumbamiento de la generosa y multibillonaria asistencia soviética (13 millones de toneladas de petróleo importadas en 1989, tres millones en 1993). El desplome del régimen era inminente.

No hubo desplome.

Las tormentas tropicales (25 desde 1960) devastaron la isla. En el 2008, tres poderosos huracanes--uno cruzó Cuba cuatro veces--, y una apabullante tormenta, destruyeron poblaciones e infraestructura y arrasaron cultivos. El régimen no podía aguantar mas.

Aguantó.

La Administración de Obama aumentó el número de "turistas" a Cuba financiados por los contribuyentes americanos.

No funcionó y Alan Gross terminó en la cárcel.

Muchas Casandras vaticinaron el desplome del gobierno con la salida de Fidel y su reemplazo por el escasamente carismático Raúl.

No pasó nada. Se fue a un preludio de transición entre hermanos, con la política de cambios económicos y mayor participación ciudadana, y ahora ya nuevos elementos, como Miguel Días Canel, detentan el poder. La contrainteligencia cada vez domina mas la tesitura política, mientras el ejército se acomoda en el plano económico.

Sí he visto como las remesas están alimentando cada vez mas la pequeña industria, la artesanía, las pequeñas empresas de transporte, y la agricultura--tal como lo analicé en Honduras, República Dominicana, Guatemala y El Salvador, durante mis largos años de servicio en esos países. Tímidas aperturas del régimen superan los resultados esperados--hasta las ineptas reformas en la agricultura comienzan a tener, literal y figurativamente, fruto. Tanto así, que los históricos en La Habana ya temen el despegue del empresariado cubano. Y como son octagenarios poderosos, largamente enquistados en los privilegios del poder, no se pueden aceptar como veraces las palabras del gobierno cubano. Si aquí la extrema derecha esta políticamente histérica, allá la vieja guardia jurásica lo está aún mas.

Frente a compatriotas cuya opinión respeto y aprecio, me encuentro en una situación asimétrica. Ellos creen ciegamente gracias a las políticas en vigor durante los últimos cincuenta y cinco años, que eventualmente los Castros y sus descendientes perderán el poder en Cuba. Yo, debido a mi entrenamiento en economía y política y a mi experiencia en algunos países, he concluido--ya hace algunos años--que las políticas debían ser cambiadas. Pero no puedo aseverar, como quienes creen ciegamente en las viejas políticas, el éxito de las nuevas

El cambio promovido por Obama será entorpecido por los históricos acá y allá, así como por las corrientes políticas más recalcitrantes. El Congreso no aprobará los fondos para una nueva embajada en Cuba (y los requerimientos de seguridad y comunicaciones ahora las hacen extremadamente caras), ni el nombramiento de un embajador en la isla. Pero, la política americana tiene muchos vericuetos. ¿Si McDonal's (ugh) quiere abrir su cadena en Cuba, tendrá muchos obstáculos ante los congresistas que también fuerzan para obstaculizar la legislación en salario mínimo o en inocuidad de alimentos?

Este largo rosario de instancias ha hecho cuestionar las políticas de los últimos cincuenta años. Entre ellos, poderosos líderes, como el Papa Francisco y políticos, como el Secretario Kerry y los Clinton, han decidido que la hora del cambio ha llegado. Yo apoyo ese cambio. Las políticas practicadas hasta ahora, perjudican los intereses americanos, sin reportar ningún beneficio al respeto de los derechos humanos en la isla.

Para mis amigos dominicanos, los análisis hechos por el Fondo Monetario Internacional y otros organismos mas apegados a la industria del turismo, no ven un fuerte reto a ese sector en RD por una apertura cubana hacia el mercado americano. Bien manejado, con la ecuación de multi-destinos y cruceros, por el contrario, se podría beneficiar. Mas preocupante es el "bloqueo" por la derecha americana de una colaboración con Cuba en el establecimiento de protocolos consensuados en la protección de los médicos y otro personal cubano regresando de la batalla en el África Occidental contra el ébola.

Ébola en la Florida sería un regalo maravilloso para el rey del miedo político en los EE.UU.: Karl Rowe.