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Buena vida

Cantamar Villa

El rompimiento de olas del Océano Atlántico hacen que esta casa ostente su nombre y singularidad.

La incesante melodía que produce el rompimiento de las olas del Océano Atlántico al chocar con el proyecto inmobiliario SeaTree-Estates (en Abreu, Cabrera), donde está insertada, y su inigualable vista al mar y a las montañas, hacen que esta villa ostente su nombre y su singularidad.


A pocos minutos del Playa Grande Golf Course, entre Río San Juan y Cabrera, la entrada al proyecto SeaTree-Estates abre sus puertas para permitir el ingreso a un terreno de aproximadamente 10,000 metros cuadrados, que anteriormente era destinado a la ganadería, y que hoy día representa una oferta inmobiliaria de varios solares a la venta en este exclusivo enclave de la zona norte de República Dominicana.

Allí, Cantamar Villa fue la primera construcción en erigirse bajo los preceptos de tranquilidad, confort y estética. Con 1,020 metros cuadrados, cuatro dormitorios y cinco baños, esta infraestructura fue dotada de un estilo arquitectónico "balinésmoderno" (así lo bautizó su creadora, la arquitecta Sarah García), salpicado por unos toques tropicales. Su decoración y paisajismo contaron con "una exótica influencia asiática", según sus respectivas artífices, Lynn Kramer y Sheila Jacobs.

Tras los designios de los propietarios holandeses de Cantamar Villa, Kramer y Jacobs, también consultoras del proyecto SeaTree, contactaron en el 2005 a la arquitecta Sarah García y al ingeniero George Morales (ambos del Estudio de Sarah García) para encomendarles la tarea de diseñar y de construir, respectivamente, esta residencia que duró un año y dos meses para ser culminada. Con el objetivo de levantar esta edificación en forma de "U", se procedió a cimentar un módulo central, debajo del cual se ubicaron las áreas sociales, el comedor y la cocina, conjuntamente con dos módulos a cada lado, donde se distribuyeron las cuatro habitaciones. A su vez, todos los espacios fueron comunicados entre sí a través de un pergolado exterior. "Es una casa con una forma muy particular. Se diseñó para estar abierta e integrada -a su vez- con el entorno, para el pleno disfrute del paisaje que la rodea", expresa la arquitecta García sobre su diseño arquitectónico.

Y es, precisamente, de cara al exterior donde la amplia terraza y su simpar piscina fueron dispuestas para divisar a lo lejos las ocho propiedades restantes que conforman al proyecto SeaTree-Estates, y cuentan con una península, un cabo, cuevas y grutas particulares, una playa virgen, bahías aisladas y lugares privados para pescar.

La piscina "zero entry" parece ser la continuidad del mar. Ésta incrementa su nivel de profundidad de cero a 6 pies y medio, presentando un revestimiento en cemento que asemeja a la arena del mar y que combina cinco colores, cuyas tonalidades procuran parecerse a las del Océano Atlántico, dependiendo del horario y del clima.

La villa norteña ocupa un lote rectangular que hubo que rellenar y elevar con materiales para la construcción, a fin de propiciar la vista hacia el horizonte desde todos los ángulos. "La panorámica hacia un farallón que sobresale en el mar, y que sólo se percibe desde aquí, hace que esta zona (en Abreu) sea más interesante", explica el ingeniero George Morales.

A nivel de ingeniería, este proyecto habitacional se constituyó en un verdadero reto, ya que al ser un terreno rocoso, hubo que movilizar algunos materiales y terminaciones desde diversos puntos del país. No obstante, los elementos de la zona también estuvieron presentes en la construcción. La coralina fue la piedra que revistió todos los pisos y muros interiores y exteriores de esta infraestructura, construida a base de bloques y hormigón para protegerla contra posibles sismos y huracanes. A lo interno, los altos techos de madera importada (a seis, a cuatro y a dos aguas) se encargaron de aligerar la estructura, dotándola de dinamismo, amplitud, ventilación y funcionalidad; mientras que, exteriormente, las tejas criollas de barro propiciaron la volumetría frescura del techo.

Si bien para el ingeniero George Morales, Cantamar Villa es "un lugar especial, sencillo, acogedor y bien logrado", no es menos cierto que para Lynn Kramer es "como una casa de campaña elegante y única, pues se integra armónicamente con el medioambiente y está provista de un pequeño toque de lujo".

Más que "una casa de campaña"

"Aquí las personas se despiertan viendo al mar correr entre los dedos de sus pies", bromea Lynn Kramer al señalar hacia las camas de los cuatro dormitorios de Cantamar, que se encuentran en franca dirección hacia el Océano Atlántico. Cada una de las suites fue meticulosamente diseñada por Sarah García, y bellamente decorada por Lynn Kramer y Sheila Jacobs, para el disfrute de una vista sin restricciones hacia la piscina y el mar.

La implementación de pequeños elementos y detalles imperó por doquier en estos espacios, aunque la verdadera ornamentación está a cargo del ambiente circundante, según precisan sus diseñadoras de interiores.

A estas habitaciones, que son conocidas como "Cayena", "Rosa", "Tú y yo" y "Alelí", se suma la belleza de sus baños. Con sofisticados aparatos sanitarios, espejos y duchas al aire libre, estas áreas privadas de Cantamar Villa imbrican el interior con el exterior, sin problema alguno.

Lo que sí es claro es que todos los invitados encuentran en las diversas estancias de este espacio habitacional, su propio rincón y un hábitat particular. Tal vez, ésta sea la razón que genera el "efecto ¡Wao!" -como lo llama la consultora Lynn Kramer- en todo el que ingresa a la casa.

Es ineludible que ella también se refiere a la buena impresión que se inicia desde el tránsito por la sala, desde donde se aprecia un rincón balinés. Allí, los visillos se mueven al ritmo de la brisa marina, mientras que los tonos suaves se imponen, sin dudar, con algunas pinceladas de color lila. El mobiliario (de manufactura nacional) refleja líneas simples, texturas naturales y cierto aire balinés, en verdadera sinergia con el matiz asiático y tropical que encierra la infraestructura de esta villa marina.

El comedor, que se vislumbra desde el salón principal, se encuentra en perfecta alineación y simetría. Éste está compuesto por singulares ornamentos que rodean y coronan al juego de comedor: un tope de vidrio fabricado y reforzado en tres cascadas, un par de sillones que fungen como cabezales y una lámpara confeccionada en conchas, que proyecta su iluminación triangularmente sobre todos los comensales.

Adyacente al comedor, se encuentra la cocina. Una estancia desde donde se pueden preparar platillos de cara al Océano Atlántico, al comedor y al patio interior. Aquí prima un mobiliario (a cargo de un ebanista local), que incluye tanto electrodomésticos, como tiradores y baterías de cocina, de acero inoxidable, junto a la instalación de una original estructura flotante provista de iluminación de donde pende el extractor de grasa.

Aunque resulte difícil de creer, lo que hoy día representa Cantamar Villa y el proyecto SeaTree-Estates, junto a los diferentes enclaves que lo componen, no es más que el resultado del trabajo en equipo de sus propietarios, consultores, diseñadores y constructores.

Sin embargo, lo más increíble de todo es que el propulsor de este andamiaje inmobiliario haya sido un pequeño árbol -que igualmente motivó a la denominación del proyecto como tal-, que todavía se mantiene incólume en un rinconcito de este terreno y que aún sigue ostentando una vista panorámica de 360 grados hacia el paisaje de Abreu, ante las maravillas naturales del Norte dominicano y de cara a la majestuosidad del Océano Atlántico, sobre todas las cosas...