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Cosas del corazón

Una de esas frases que merecen la pena volverse vírales: “lo esencial es invisible a los ojos”. Porque, decía el Principito, que sólo con el corazón se puede ver bien. Que ¿es un cliché? Si es cierto, ¡qué bueno! Deberíamos perder menos tiempo juzgando por las apariencias. Seríamos más felices. Esa es la lección que aprendimos con Corazón de León, la película que estrenó el Festival de Cine Fine Arts. Sus protagonistas, Marlon Moreno y María Nela Sinisterra, nos comparten su experiencia, alejados de las ovaciones y los reconocimientos.

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Cosas del corazón

Estaban evidentemente cansados. Tenían menos de 24 horas en el país y la agenda apenas les había dado chance de despertar un poco más tarde, después de la noche de la premier. De todos modos, lucían relajados, con ánimos de cumplir la agenda.

Rayaba el mediodía. Como lo amerita el protocolo, debemos hablar de la película que protagonizan, Corazón de León, un filme dirigido por Emiliano Torres Caballero. María Nela encarna a Juana y Marlon a León, los protagonistas, junto a Manolo Cardona. Estas tres bombas de la actuación colombiana se unen para darle vida a una historia de amor, con un poco de drama, que retrata una sociedad plagada de máscaras; vestida de una indiferencia que termina por excluir a los que no se rigen por sus parámetros. Pero al final, cuando se le permite ser el amor vence.

“El amor no tiene medida. Hay que dejarlo ser. Ahí está el éxito. Cuando le pones medidas, te jodes. Eso es lo que en la película se da uno cuenta, que el amor de ellos es tan inmenso que pasa por encima de los prejuicios sociales. En este caso, la de los prejuicios es Juana. Ella es la que tiene una carga social más fuerte. León es un hombre maravilloso (solo con el detalle de que mide 1,36 metros). Si yo conociera a un hombre así, quizás me cambiara de sexo”. [risas], comenta Marlon y nos hace a todos estallar de la risa.

Una risa con conciencia, porque allí todos sabemos que es cierto. Atento a romance y risas, la verdad está dicha. María Nela lo cuenta desde su perspectiva: “A mí particularmente me pasó algo con este filme, que es un remake de la película argentina, donde la protagonista no es afro. Cuando me dijeron de hacer el protagónico y dije sí. Pero en el proceso nos dimos cuenta, cuando se empezó a modificar el guión, yo era una mujer negra y había cosas que había que meter sobre eso sin perder la esencia original”. “Discutimos ese asunto”, continúa explicando Marlon. “Ella está discriminando. Entra en el proceso de confusión porque se trata de un hombre maravilloso. Pero ella había sufrido discriminación. Para mí el personaje es estupendo porque ella entra en toda esta contrariedad, de su vida, de lo que eligió, de para dónde va, por el amor”.

Esta película es una denuncia social. ¿Se dieron cuenta, mientras filmaban, si tenían algún tipo de prejuicio? Porque todos los tenemos, de una forma u otra. Aunque uno diga que no.

Marlon: Es una pregunta muy buena, porque, sabes, tienes toda la razón. Estamos llenos de prejuicios. Siempre quien diga que no es un grandísimo mentiroso. Que tenemos prejuicios por todo. Los seres humanos hacen un scanner al estilo Terminator, que ve la persona y dice: esta no pertenece a mi grupo, esta si pertenece. Y eso nos tiene jodidos. Tenemos que aprender a que somos humanos. Todos los prejuicios que nos podamos imaginar están aquí [en la mente].

Para mi sorpresa, Marlon me cuenta que había sufrido discriminación por su color de piel. María Nela interviene: “si tú lo has pasado, imagínate yo”. Me cuentan que Colombia, aunque es un país de negros, es muy racista. Por eso, ambos, como personas y actores, deben lidiar con estos prejuicios y trabajarlos. Marlon dice que constantemente se decía: “¿cómo tengo que trabajar esto, cómo lo debo sentir, cómo lo debo pensar, cómo debo actuar? Porque ella es una mujer hermosa, maravillosa. Me llené de valor en cada momento, para estar a su altura. A una mujer no le gusta un perdedor”.

María Nela dice que la discriminación empieza cuando tratas de limitar a la persona. Ella dice que, al principio, con el doble de Marlon, sucedía que todos lo trataban diferente, hasta que se dejaron sorprender por su increíble personalidad.

De ‘feito’ a galán

Sí. Cuando empezó su carrera, un director de casting llamó a Marlon “un negrito feito”. Ah, pero que quede claro, nunca tuvo mayores pretensiones que las de ser actor. Eso de ser galán no estaba en sus planes. Pero, las cosas de la vida. Unos años después, el mismo director lo busca y “me convierte disque en galán y protagonista y que las mujeres se enloquecían. Irónico, ¿no?”.

Moreno relata que cada vez que le llamaban galán le “dolía en el alma”. No lo podía creer, si es algo que todos sueñan. Él me contestó: “aquí tienes a alguien que no le interesa”.

Esto sucedió con El Capo. “Todo es tan relativo, porque, ¿qué es lo bello de ese personaje? Porque es el personaje, no yo. Que es un seductor, que es muy seguro de sí mismo, y las mujeres mueren por eso. Porque encuentran un hombre que desafía el sistema, que es muy seguro, que es conquistador. Ahí está el secreto de todo”.

Reconoce que el tema de la belleza afecta más a las mujeres en esta carrera. Si no es una actriz de talla, es cuestión de tiempo para que quede en el olvido. “A las mujeres las han tratado como una mercancía durante toda la historia del cine y la TV. ¿Está buena? Póngala a protagonizar. Lo que vende es que esté buena. Pero las grandes actrices superan esto”.

Ambos están abiertos a los cambios, a lidiar con la competencia, a representar a los latinos con altura, a fuerza de actuación, su pasión. Nos quedamos con el deseo de conversar un poco más, pero la agenda no lo permite. Nos despedimos y la invitación a ver la película queda pendiente. Adiós.

Marlon Moreno

Fue un bálsamo hacer ese personaje, tan positivo, tan lleno de amor por la vida. Cuando terminé la película no tuve la necesidad de exorcizar al otro personaje [el del Capo] porque éste lo había hecho solo.

María Nela Sinisterra

Ser mujer, negra y extranjera, viviendo en Buenos Aires es duro. Tengo los tres golpes.

Foto: Bayoan Freites

Locación: Restaurante Galette

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