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Tom Hanks: “Las malas experiencias siempre ganan a las mejores”

En un mundo de Hollywood donde las estrellas no sobreviven al éxito, Tom Hanks ha sabido conservar el prestigio y la fama a lo largo de tres décadas. Prepara la vuelta del ‘animado’ rol de Woody en una cuarta película de ‘Toy Story’ (para el 2018), después de haber producido también la segunda parte de ‘My Big Fat Greek Weeding’; estrena tres superproducciones en menos de seis meses: ‘A Hologram For the King’, ‘Sully’ y la continuación de ‘Código Da Vinci’ con ‘Inferno’; y recibe la Medalla Presidencial de la Libertad 2016.

¿Cómo te decidiste por la actuación como una forma de vida?

Yo no sabía que podía ganarme la vida como actor. Cuando terminé la escuela secundaria y entré a la universidad, en San Francisco, empecé a tomar unas clases solo porque me daban crédito extra si iba al teatro. Pero, hasta ese entonces, yo pensaba que el teatro era algo que de vez en cuando se hacía en grupo para la escuela pública o algún parque. Cuando me di cuenta de que podía ser un trabajo, empecé a estudiar teatro en los únicos centros abiertos: el Junior College y el State College local.

¿Te acuerdas de la primera película que viste en tu vida?

Sí, porque es una imagen que todavía me persigue al día de hoy. Yo tenía cuatro años, a lo mejor cinco... Mi familia era tan poco funcional que un día dijeron “hoy nuestros hijos van al cine. Hay que llevarlos a ver ‘101 Dálmatas’.” Pero, cuando entramos, esa tarde de sábado daban una película de terror llamada ‘Shriek of Fear’ y el pequeño Tommy Hanks no paraba de gritar “Aaaaaaahhhh!”. La decisión de ser actor después debe haber sido un instinto de supervivencia (Risas).

¿Cuál fue entonces la mejor experiencia con el cine después de aquella mala pasada?

Cuando mis padres se divorciaron me fui a vivir con mi padre y él me dejaba decidir lo que yo quería hacer. Y empecé a ir al cine todo el tiempo a los 8, 9, 10 y 11 años. Siempre eran películas de adultos que yo ni siquiera entendía, pero sabía que eran importantes y quería sentirme involucrado.

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Se aprende mejor en el cine con las buenas o las peores experiencias?

Las malas experiencias siempre ganan a las mejores, todo el tiempo. Para empezar, es muy difícil ver una película mía más de una vez, porque no hay nada que vaya a cambiar. Pero en todas siempre vas a encontrar lo mismo: trabajo duro, suerte ciega, un compromiso amargo, frustraciones y una loca bendición que me sonríe en cierto momento. Ese es el Factor X que marca si a alguien le interesa ver una de mis películas.

¿Un ejemplo de una mala experiencia que terminó siendo buena?

En el rodaje de ‘Forrest Gump’, en la escena en la que estamos sentados en un banco del parque de Savannah, nos la pasamos cambiando a los actores y no sabíamos si íbamos a dejar la parte de la mujer que se sienta en el banco. Estudiar los errores también es muy duro, porque duele muchísimo. Pero cuando te aseguras de que pasen desapercibidos sin dejar rastro, es posible ver la marca del éxito o la suerte que uno puede tener en el trabajo gracias a una historia que termina funcionando.

¿Cómo haces para no repetir dos veces el mismo error?

Lo más importante es entrar en un rodaje cuestionando todo lo suficiente como para no afirmar con toda confianza y, sin ninguna duda, lo que va a pasar en cada escena. Hay que tener mucha confianza en el proceso, con la esperanza de que funcionen las alianzas que uno acuerda con el material, que de por sí cambia constantemente. Cuando se pierde esa confianza, estás perdido.

¿Qué película ha tenido mayor impacto en tu vida personal?

Es gracioso porque a todos nos pasa. En casi todas las películas hay algún momento personal increíble que nos ‘pega’ como si nos hubieran dado con un martillo en la cabeza. Es algo que nunca olvidamos. A mí me pasó algo así con ‘Invictus’ de Clint Eastwood. Cuando la vi pensé que Clint Eastwood era un genio, porque nunca nos explicó nada del rugby, ni siquiera mostró el resultado del partido. Y aún así yo no podía moverme del borde de la butaca... (Risas).

¿Qué te mantuvo en aquellos días, al principio de tu carrera, cuando las cosas no funcionaban tan bien como hoy?

Insistir, perseverar, porque en algún momento alguien va a necesitar a alguien como tú que te diga “sé que solo es un restaurante-teatro, y queda en Chatsworth, pero creo que estarías perfecto en este rol. Y cuando entras, aunque no hayas ganado lo suficiente, a lo mejor en la sala hay alguien que trabaja con Steven Spielberg, que después le dice “vi a alguien que sería perfecto para uno de los papeles chiquitos del Zorro”... Y justo, cuando estabas a punto de renunciar a todo, cuando querías buscar otro trabajo con una entrada mucho más estable, a la semana siguiente podrías estar probándote el vestuario para un personaje del Zorro. Es duro. Las estadísticas nunca favorecen a los actores, de ninguna manera. Hay que ser perseverante. Y, honestamente, en ciertas ocasiones hay que entender que no siempre vas a ganar lo suficiente como para arreglar el auto (Risas). Pero no hay nada que puedas hacer en ese sentido.

¿En qué momento de tu carrera te diste cuenta de que podías hacer las películas que querías?

Diría que después de filmar ‘Apollo 13’, que fue un trabajo apasionante para mí por toda la investigación que hice y la gente con la que hablé. Gente que fue a la Luna o estaba involucrada con los que llegaron. Lo curioso es que ni siquiera tocamos la Luna en la película y por eso fui a ver a los amigos de HBO, para ofrecerles la idea de filmar otras 12 historias en TV sobre el programa espacial de Apollo y los seres humanos que lo consiguieron. Esa fue la primera vez que pensé “no tengo la menor idea de cómo lo voy a hacer, pero le voy a encontrar la vuelta”.

De todos los personajes interpretados, ¿con cuál te gustaría salir a tomar una cerveza?

Me gustaría dar una vuelta con Charlie Wilson, seguro. Era la persona más fabulosa para salir de fiesta. Como ya vieron en la película, era un Senador de Estados Unidos que se metía desnudo en un spa con strippers de Las Vegas. Yo incluso le pregunté si en ese momento estaba borracho o si también había consumido cocaína, y me contestó lo siguiente: “Tom, déjame darte mi respuesta. Yo vi la cocaína que me pasó por la nariz en las uñas de una hermosa jovencita, pero no me acuerdo de haberla inhalado” (Risas).

¿Qué factores tomas en cuenta al momento de elegir un nuevo personaje?

Me tiene que encantar y yo también tengo que querer ver la película. Cuando lees un guion, en cierta forma estás viendo la película en tu cabeza, juzgando si es o no algo fascinante. Después de decir que sí, solo hay que trabajar, pero decir “no” significa que elijo la clase del estilo de historia que quiero contar y el estilo de personaje que quiero interpretar. Eso es lo que hago.

¿Y disfrutas cuando tienes que filmar en un escenario lejos de Los Angeles, como Italia con ‘Inferno’ o el Medio Oriente con ‘A Hologram For the King’?

Lo mejor de viajar es el plato glamoroso que te entregan. Te dan lo que llaman ‘Per Diem’, 800 dólares en efectivo en un sobrecito para gastar en una semana. En las dos primeras películas que filmé llegué a poner en fila los billetes de 20 dólares en mi cama gritando “mira, mira, es dinero gratis” hasta que me enteré de que tenía que pagar el hotel. No era para nada gratis después de todo.

¿El trabajo que más lo enorgullece, hoy?

Si tengo que elegir una película que me gusta desde el principio hasta el fin, porque toda mi familia también estuvo involucrada, es ‘That Thing You Do’. La escena donde la banda escucha su canción en la radio por primera vez... es algo que hasta Bruce Springsteen llegó a decirme: “¿Sabes?, a nosotros nos pasó lo mismo”. ¿Qué más puedo pedir?

Fotos: Disponibles Bajo Derechos Reservados de Romar Media y Getty Images

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