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Otro negocio informático

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Otro negocio informático

Que la tecnología es un arma de doble filo se sabe desde hace mucho tiempo. Es fuente de innegables beneficios, pero tiene también sus secuelas negativas. Afecta los estilos de vida, provoca stress, y desplaza ocupaciones y productos.

Pero, a pesar de eso, sus ventajas superan por mucho a sus inconvenientes. Nos quejamos de algunos de sus efectos, pero no queremos prescindir de los adelantos y conveniencias que hoy tenemos. Nada lo ilustra mejor que la informática, la más notable revolución tecnológica del último cuarto de siglo. En pocos años nos hemos hecho tan dependientes de ella como nos hicimos dependientes de los vehículos de motor.

Su lado negativo se está también haciendo más evidente. La vulnerabilidad de los datos e informaciones varias ha crecido. Cada día surgen nuevos casos, algunos insólitos, de accesos no autorizados a bases de datos, desde contraseñas y números de tarjetas, a resultados de investigaciones, estrategias corporativas, proyectos de inversión y diseños de productos. El caso más reciente, esta misma semana, del robo de los planos de la que será la nueva sede del organismo de inteligencia australiano, con detalles de sus instalaciones y de hasta dónde estarán ubicados sus servidores de cómputos, revela que no son cuestiones económicas las únicas motivaciones.

Y, de forma significativa, la distancia entre el individuo y el dato también está aumentando. Al principio los datos estaban en la propia computadora utilizada. Luego vinieron las redes locales, que procuraban una mayor agilidad y eficiencia. Y ahora los datos y programas están en la nube, en algún servidor remoto que la mayoría de los usuarios no sabe dónde está localizado.

Las compañías de seguridad informática están florecientes. Ya su gran negocio no son los antivirus sino establecer y mantener complejos esquemas de protección, labor por la que cobran cuantiosas sumas de dinero.