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Veloces aprendices

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Veloces aprendices

Hasta hace pocos años su mercado financiero estaba compuesto por pequeños prestamistas personales y algunos bancos que operaban con el gobierno central y las administraciones regionales, pero los chinos han aprendido rápido.

Demasiado rápido, según algunos críticos.

El capitalismo chino, bajo su peculiar ropaje de socialismo, ha dado origen a una gran demanda de crédito. Los grandes complejos industriales, inicialmente ubicados en enclaves y ahora difundiéndose hacia otras regiones, son los casos más visibles de la nueva sofisticación financiera. Pero una gran multitud de pequeños y medianos empresarios, dedicados muchos de ellos a actividades que escapan al radar de las autoridades, son demandantes voraces de préstamos, creando oportunidades de negocios que los bancos encuentran difícil rehusar.

Esa demanda de créditos estuvo siendo acomodada por el banco central mediante préstamos a los bancos y variaciones del encaje requerido, pero el nuevo gobierno central parece haber decidido no seguirle el juego a la especulación, la cual ha hecho subir la inflación, los precios de los bienes raíces y otros activos, el riesgo de los bancos, y las deudas de familias y de gobiernos locales.

El objetivo del gobierno es impedir que los bancos pequeños y medianos sigan usando fondos públicos baratos, recibidos de los grandes bancos estatales, para hacer préstamos informales y financiar transacciones especulativas, y lograr que esos fondos vayan a la industria y otras actividades "legítimas". Con ese propósito han restringido los créditos interbancarios, aunque eso causara un agudo incremento en las tasas de interés de corto plazo.

Opiniones alarmistas predicen quiebras bancarias y comparan la situación con la desatada en el 2008 en los Estados Unidos por el colapso de Lehman Brothers. Las condiciones económicas, sin embargo, y la propia estructura de los mercados financieros, son distintas.