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A pesar de la economía

Las condiciones económicas estaban dadas para que el gobierno del primer ministro japonés Shinzo Abe perdiera las elecciones convocadas por él de forma anticipada.

Conspiraban en su contra una combinación de nocivas circunstancias, entre las que figuraban una economía en recesión luego de que el PIB declinara durante dos semestres consecutivos, un impopular programa de aumentos escalonados en el impuesto a las ventas cuya segunda fase tuvo que ser pospuesta abruptamente, una astronómica deuda pública cercana al 240% del PIB, una caída en el valor de la moneda nacional que ha perjudicado a los consumidores y sólo ha beneficiado a las grandes corporaciones, y un inefectivo programa de emisiones monetarias copiadas de las llevadas a cabo en los Estados Unidos.

Pero a pesar de esas adversas condiciones el gobierno obtuvo un resonante triunfo en las elecciones del pasado fin de semana, lo que considera ser un respaldo a sus políticas y un mandato para proseguir con las etapas subsiguientes de su estrategia económica, incluyendo como parte importante de ellas la reactivación de las plantas de energía nuclear, paralizadas desde el accidente en Fukushima.

Fue una jugada arriesgada. Dadas las penurias económicas y teniendo la posibilidad de continuar en el gobierno por dos años más con una cómoda mayoría parlamentaria, otros políticos hubieran evitado anticipar las elecciones. Abe, sin embargo, decidió que después de ver al país estancado desde hace 15 años, superado por China y desplazada su presencia en los mercados internacionales, los votantes no tendrían una alternativa viable, salvo abstenerse de votar.

Así sucedió. Alrededor del 47% de los japoneses habilitados para votar no acudieron a las urnas, hecho que quitó brillantez a los comicios pero que no impide que ahora el primer ministro pueda permanecer en el poder hasta el 2018, salvo que medien otras elecciones adelantadas.

gvolmar@diariolibre.com