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El entorno familiar de El Conde

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El entorno familiar de El Conde
Damas en El Conde.

En las interesantísimas memorias de infancia y adolescencia de Horacito Álvarez Perdomo, que retratan las vías comerciales de la Ciudad Colonial en las décadas del 30 y el 40 del pasado siglo, se destaca con precisión de relojero suizo su entorno y cuadro familiar. Es como si penetráramos, dejándonos guiar por los reflejos de sus recuerdos, a la intimidad de los hogares que poblaron aquellos lugares donde moró la familia de nuestro narrador. Y viviéramos en retrospectiva junto a él la dinámica de una urbe más sencilla y amable. De casas colindantes que fraguaban vecindarios en los que se intercambiaban "cariñitos" comestibles meridianos, mientras las paredes indiscretas y porosas, "hablaban". Una ciudad arrasada por la metropolización acelerada y desordenada. Que hoy amenaza con devorarnos en un santiamén.

Situándose a tres cuadras de El Conde, en la calle Arzobispo Portes entrando por la Hostos, Horacito emprende su recorrido reconstructivo de Este a Oeste. En la acera Sur, la primera casa que recuerda es la de José Keller, alumno y luego docente de La Salle por más de tres décadas. Blanco, alto, flaco e hiperactivo, recto y brillante, fue mi profesor en los años 50, a quien justo recogía en esa dirección, antigua número 44, en la ruta de la guagua 5 del colegio conducida por Trigo. En 2006, con 84 años y residiendo en New Jersey, fue homenajeado por sus ex alumnos, entre los más antiguos José Miguel Bonetti, Pepín Corripio, William Jana, José Andrés Aybar, Antonio Rodríguez Villacañas, Luis Ml Machado. Fallecido en 2007 en NYC, Keller fue un verdadero emblema de la dominicanidad pedagógica, que nos llenó de orgullo a quienes recibimos de él el ángel de su erudita verticalidad.

"Más adelante -continúa el relato- el caserón de madera, todavía ahí, donde vivía el maestro José Dolores Cerón con su familia en una mitad. Y en la otra, el muy cotizado cantante Armando Recio, cariñosamente Vitico, con su hermano menor y padres. Al lado, mi tía Mercedes (Cheché) Perdomo Frier, casada con su primo Aníbal Ortega Frier, junto a sus hijos Lucita y Virgilio, mi padrino de confirmación. A seguidas el Dr. Coiscou, en una casa de concreto de dos pisos. Allí nos guarecimos durante el ciclón San Zenón en 1930, después que la nuestra quedara destruida con todos los enseres perdidos. Luego el Ing. José Ramón Martínez Burgos, su hermana y padres, en una casita de madera que para entrar se descendía el escalón dada la rasante del piso por debajo de la acera. La última vivienda, colindante con un solar cuya palma fue atravesada por una tabla con la furia del ciclón, la habitaba el Dr. Gilberto (Coquito) Morillo, Susana, y su bellísima hermana Yolanda. Enfrente residía el Dr. Amadeo Delgado, director del Laboratorio Nacional, y su hijo Rafael, alias Fellito Media Libra, por su contextura.

"Ya en la esquina de la calle Universidad (rebautizada Macorís, tramo que va desde el Convento de los Dominicos), la familia Alberti, donde vivía quien más tarde casaría con Manolo Vela. Residía en esa vía el Lic. García y su hija Gabi, quien esposó con un español socio de la Ferretería Morey, apodado Cocote de Polaina. Vecinos, la familia Aristy, cuya hija María casó con Manolín Menéndez, siendo el varón Pachín. Dueño de unos bigotes bien grandotes, el padre dormía la siesta con las piernas medio engurruñadas. Un día, mientras el viejo dormía, Pachín le amarró un cordón desde el bigote hasta el dedo grande del pie. Cuando despertó y estiró su cuerpo, el coño que echó se oyó en Samaná, mismo que se oyó cuando el viejo lo agarró.

"En la Padre Billini cruzando la Arzobispo Meriño se encontraba la Casa de España, actual sede del CODIA. Siendo socio, papá nos permitía asistir a unos famosos bailecitos que anualmente celebraban para el Día de Reyes y de vez en cuando hacer uso de la cancha de tenis que estaba en la parte trasera. En 1933 se inauguró el Colegio de la Salle en la Meriño, ocupando media cuadra hasta la Padre Billini por el Norte y la Hostos por el Oeste. Ese mismo año, entré al primer curso y aprendí a leer. Recuerdo que estando mi madre leyendo el Listín Diario, me paré por detrás y leí: 'o s o m u l s i ó n'. Su reacción no se hizo esperar: '¡Ay Horacio, el niño sabe leer!' Entonces el viejo, hombre de palabra, cumplió regalándome el caballito prometido. Al año siguiente, hice mi primera comunión en el ex Convento de los Dominicos.

"En la Padre Billini esquina Hostos estaba la pulpería de Manolo Vela, padre de Manolito y otros cuyos nombres no recuerdo, quien contrajo matrimonio con una dama de apellido Alberti, familia del famoso compositor y músico don Luis Alberti. Hermana a su vez de Almanzor, quien emigró a Venezuela y falleció allí muchos años después. Camino hacia el colegio mi parada en la pulpería de don Manolo era obligatoria, para comprar un par de pilones por un chele.

"Frente al parquecito Duarte, en la calle del Norte, vivía la familia Bombino, de nacionalidad cubana. Al Sr. Bombino lo había enviado la RCA al país para hacerse cargo de sus oficinas en el Edificio Diez, en El Conde. Además de él, estaba su esposa doña Nena, su hijo Piquí, una hembra mayor y Liliana la menor. Esta fue mi novia por dos años mientras estudiaba en Canadá y yo en Nueva York. Sólo nos veíamos en vacaciones por cortas que estas fueran. Siendo difícil mantener unas relaciones con tanta separación, decidimos por mutuo acuerdo terminarlas. Guardo gratos recuerdos de todos en la familia.

"Frente al parquecito también, pero en la calle Duarte, residía la familia Ducoudray: Juan (el Patico), su hermano mayor Félix Servio (el Pato), y sus dos hermanitas. Casi al lado de ellos, hacia el Sur, vivía la familia Ibarra. En la esquina NE de la Duarte con El Conde la tienda La Opera, en la NO en un segundo piso, el Centro Puertoriqueño. A mitad de cuadra el Teatro Rialto con su 'matadero' en el tercer piso, único con esa característica. Luego, la familia Báez, con sus hijas. Una, madre del Dr. Jorge Marte, y Tantán, esposa de Luis Nadal, procreando a Luisito, Leonardo y Osvaldo. Un poco más arriba la familia de fotógrafos Aybar, uno de ellos fotógrafo de la Presidencia durante la Era. Al Sur de El Conde, la famosa Línea Duarte con sus modernos autos transportando pasajeros hacia la región Norte. Operaba desde un hotel en el cual se hospedó en el 1934 el equipo de béisbol Concordia, con sus estrellas Martín Dihigo, Silvino Ruiz, Quevedo, Malpica, y su máxima estrella, yo, su mascota. Mamá me confeccionó el uniforme completo, con medias y todo exactamente igual al de ellos. Conservo el bate, de apenas unas 13 ó 14 pulgadas.

"En la Padre Billini, entre Duarte y 19 de Marzo, residía la familia Gómez DuBreil. Doña Virginita fue mi maestra de dibujo en el 1B de la Normal sita frente al Parque Independencia, tía de mi primera esposa Rosa y madre de Andrés y Juanchy. En la esquina 19 de Marzo toda una celebridad, don Arturo Logroño, quien todavía en mi época se transportaba en su coche, exhibiendo su enorme barriga y disfrutando de su pipa, casi tan grande como la barriga.

"En la acera de enfrente, en la esquina de la Duarte, un inmigrante judío de nombre Robert Weiss, casado con dominicana, puso un gimnasio al cual yo asistí por un tiempo. Hacia el medio de la cuadra vivían varias familias Fiallo, todos enemigos confesos de Trujillo. En la esquina 19 de Marzo, la pulpería de Martín Álvarez -creo abuelo de Mariasela-, padre de una muchacha que siendo bien joven casó con don Higinio, dueño del Café Restaurante Ariete de El Conde con 19 de Marzo, quien le llevaba en edad. También en esta última intersección tenía una tienda de juguetes muy bien surtida don Andrés Pérez. Al Norte, subiendo hacia la Mercedes, donde reabrió sus puertas en 1963 el Listín Diario, funcionaba el colegio de monjas Quisqueya, en el cual se graduaron mis hermanas.

"En la misma acera de Martín se encontraba el fotógrafo Ángel Villalba, pariente nuestro por los Perdomo, padre de Rosita y otra hermana. En 19 de Marzo y Nouel, la tienda de sombreros de unos árabes muy conocidos de apellido Azar. Enfrente, en el otro ángulo, la magnífica residencia de don Julio Pou, padre del famoso fotógrafo Max, la cual Nino Ieromazzo reformó para su negocio. Hacia el centro de la cuadra estaba la familia Brache, uno de cuyos miembros, una hembra, destacó como excelente jugadora de volibol. Casi al lado, la familia Bonilla: don Pedro Pablo y tía Tatá, con sus hijas Olga e Ivelise, y el 'hermano' que mamá no me dio, Pepe.

"En la esquina NO de la Padre Billini con 19 de Marzo, estaba la residencia del doctor Viriato Fiallo y su familia compuesta por su esposa Atala y sus dos hijos varones, el mayor apodado Bombillo y el otro Rafaelito. Como don Viriato no tenía carro y la casa disponía de un garaje, Rafaelito instaló una mesa de ping pong y allí fue mucho lo que jugamos. Al lado vivía don Vicente, abuelo de los mellizos Leschorn. Contiguo a nuestro hogar, la familia Delgiudice con su único hijo Pierino. El padre representaba productoras de películas que alquilaba a los cines y la madre era la costurera de las damas mejor vestidas de la ciudad. Residía también la familia Hernández, cuya cabeza era inspector especial de Rentas Internas. Junto a doña Anicia, tuvo abundante prole: Ofelia, casada con Amado Garden, Celeste, con el mellizo Alberto Trifilio, así como Elsa, Olga, Gisela y José (el Chivo).

"En la próxima casa vivía don Juan Goico Alix con sus hijos Celeste, quien casó con Luis Gerardino, hermano de Federico Gerardino, Rosario, matrimoniada con Bienvenido Mejía, y Felipe, cotizado decorador de interiores. Al lado, don Bienvenido Gimbernard con su imprenta. Por siempre recordaré a Jacintico, niño aún, practicando el violín junto a su padre, mientras éste hacía sus labores rutinarias. En tanto nosotros nos divertíamos jugando los juegos de temporada: trompo, pisá colá, bolas, en la entrañable plazoleta de Regina, al lado de la iglesia del mismo nombre."

¡Qué buenos tiempos aquellos!