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La otra cara del fútbol: la literatura

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La otra cara del fútbol: la literatura

El fútbol no es un deporte. Es una pasión arrebatadora, un cauce siempre presto a desbordarse, una emoción sin precio, una columna de emociones incontenibles y una religión que oficia en el altar de las incertidumbres durante las poco menos de dos horas habituales en que nos pasamos viendo recorrer de un lado a otro a los equipos rivales que, en la cancha, son ejercitantes de un oficio sin medida que se goza y se sufre en las tribunas.

"Pasión, odio, fidelidad, desencanto, son elementos viscerales de un juego tan aplaudido por la masa como abucheado y despreciado, hasta hace pocos años, por muchos intelectuales", según lo que alguien ha consignado. Los años, que gravitan sobre toda querencia y sobre todo desdén, han demostrado, empero, que no hay disciplina deportiva que concite mayor pasión literaria que el fútbol, a un nivel de que existe una amplia bibliografía universal sobre el balón y el pie, sobre las atléticas carreras sobre el césped, sobre los pitazos y las faltas, los tiros de esquina, los penaltis y los goles que la hinchada feliz o cariacontecida vitorea o padece desde las gradas.

Es probable que los jugadores, en los estadios protestados que las millonadas de las arcas brasileñas han levantado desde Brasilia hasta Manaos y desde Sao Paulo hasta Curitiba para la actual Copa do Mundo, no se interesen más que por las estadísticas, los roles y las pasiones que sus ejercicios promueven, y que la literatura sobre la disciplina de la que son cabeza, tronco y extremidades no les provoque ninguna atención especial. Tal vez a muchos fanáticos sí pueda terminar interesándole el hecho de que sobre la caldera de pasiones que desata, el balompié es un juego que se cabrea a sol y sombra entre los pliegos sudorosos de la literatura.

En la fiebre viral de estos días mundialistas, voy a presentarles solo ocho muestras de las otras tantas que poseo, en torno al deporte rey del universo. Y he de comenzar, precisamente, con "El fútbol a sol y sombra" de Eduardo Galeano, "un mendigo de buen fútbol", como él mismo se define, y del que espero no abjure -en estos tiempos de abdicaciones y señoríos quebrados- como lo ha hecho recientemente con sus venas abiertas. Galeano desarrolla una serie de breves confesiones, relatos llenos de magia y encanto, claro que sí, sobre esta gran pasión que, como el tango, creció desde los suburbios. Galeano describe momentos estelares del juego -al mejor modo literario-, retratando a los ídolos y a la hinchada ("En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades"), al "orgasmo" del fútbol: el gol (que "aunque sea un golcito, resulta siempre goooooooooooooooool en la garganta de los relatores de radio y TV, un do de pecho capaz de dejar a Caruso mudo para siempre"). Galeano hace historia, hace ensayo, hace crítica, sobre todo contra los que han comercializado excesivamente esta gran pasión y contra los jeques que lo administran, que gobiernan "más países que las Naciones Unidas, viajan más que el Papa y tienen más condecoraciones que cualquier héroe de guerra". En fin, Galeano hace literatura de la mejor con un juego que es la necesaria costumbre de cada día en millones de fanáticos de gran parte del mundo. "Homenaje al fútbol, celebración de sus luces, denuncia de sus sombras" es este gran libro del escritor uruguayo, del país que hace más de medio siglo hundió en una auténtica tragedia nacional a los brasileiros con aquel histórico maracanazo.

A otro terreno se va el madrileño Carlos Toro con su "Caldera de pasiones", enjuiciando al fútbol no ya desde la voz del narrador, del escritor puro, como es el caso de Galeano, sino desde la voz del comunicador experimentado. La suya es una descripción documentada sobre la magia y las locuras de este deporte. La "pasión incendiaria" que produce, las alegrías y los sufrimientos que genera, las fiestas y suicidios que convoca. La influencia de un juego que mueve millones de dólares, euros, cruzeiros, libras esterlinas, francos o marcos alemanes, que arrastra masas indescriptibles, que provoca guerra entre naciones y que, incluso, ha sido coartada entre parejas para muchos divorcios. El deporte que ha generado un lenguaje propio y ha impuesto a sus fanáticos estereotipos lingüísticos que se aplican en la vida diaria en los países donde es la disciplina deportiva por excelencia. La tipología de los jugadores, la mitología de los números, la simbología bélica, los sistemas, las jugadas históricas, el anecdotario, todas las características distintivas de este juego condensado en este libro escrito con la misma magia que el juego produce, con erudición y humor.

El gol de penalti lo pone dentro del arco Jorge Valdano, una referencia fundamental en la historia del fútbol en España, quien hizo hace casi una veintena de años una célebre selección de cuentos de fútbol escritos por veinticuatro grandes escritores. Valdano, que entonces era capitán futbolístico y considerado uno de los hombres que dignificó el lenguaje con que se discute de fútbol, es también escritor, y decidió entonces que los escritores rompieran sus miedos sobre este deporte y terminaran arrimando sus pasiones de hombres comunes con las de hombres de pluma. Como la pasión del fútbol se arrima a todas las cargas, en literatura también provoca criterios enfrentados. Mientras Albert Camus, por ejemplo, consideraba que lo mejor que sabía sobre la moral y las obligaciones de los hombres se los debía al fútbol, Jorge Luis Borges se lamentaba de que el desarrollo humano y mental degenerara en un tipo de juego que consideraba "vulgar". Leonardo da Vinci era un hincha fervoroso y Maquiavelo un jugador practicante. En los jardines del Vaticano los papas Clemente VII, León IX y Urbano VIII solían arremangarse las vestiduras para jugar balompié.

El fútbol pues tiene esta otra cara: la literaria. Nadie la ve en la cancha, ni la hinchada la reclama. Pero existe. La pasión futbolística crea "la dialéctica poética y reflexiva de la literatura". Valdano lo escribe así: "Si te gusta el fútbol piérdele el miedo a las letras, si amas la literatura no creas que el balón es un objeto siniestro". Por eso, esta antología de Valdano confirma esta advertencia. El equipo no puede estar mejor conformado. Mencionemos, entre los veinticuatro que componen la selección, a los once mejores de la cancha: Mario Benedetti, Alfredo Bryce Echenique, Eduardo Galeano, Julio Ramón Ribeyro, Augusto Roa Bastos y Osvaldo Soriano (para darle primacía a los latinoamericanos), y entre los españoles: Miguel Delibes, Fernando Fernán-Gómez, Julio Llamazares, Javier Marías y José Luis Sampedro.

La gran pasión del fútbol genera la excitante pasión de la escritura literaria. Los futbolistas, de juego o de fanatismo, debieran acercarse a los libros que describen el juego desde otras instancias y conocer, de este modo, el mundo singularísimo que desarrolla dentro de la literatura como ningún otro deporte el balompié de Pelé, de Garrincha, de Maradona, de Bebeto, de Ronaldinho, de Hugo Sánchez, y ahora de Cristiano Ronaldo, de Messi, de Neymar, Iniesta, Falcao, Rooney, Pirlo, Philipp Lahm y otros tantos. Con los libros ya citados, les dejamos otras opciones que completan nuestras ocho propuestas de lecturas futbolísticas mientras seguimos atentos a todos los pormenores del Mundial brasileño.

(1."El fútbol a sol y sombra". Eduardo Galeano. Siglo XXI, 1995 / 2. "Cuentos de fútbol". Selección y prólogo de Jorge Valdano. Alfaguara, 1995 / 3. "Caldera de pasiones". Carlos Toro. Premio donBalón 1996. Temas de hoy, 1996 / 4. "Cuentos de fútbol argentino". Selección y prólogo de Roberto Fontanarrosa. Alfaguara, 1999 / 5. "Reglas de juego. Cuentos latinoamericanos de fútbol". Selección: Fidel Flores. Monte Avila Editores, 2007 / 6. "Apuntes del balón. Anécdotas, curiosidades y otros pecados del fútbol". Jorge Valdano. Círculo de lectores, 2001 / 7. "Me gusta el fútbol". Johan Cruyff. Círculo de lectores, 2001 / 8. "¡Sí, sí, Señoras! El fútbol y las mujeres". María Rita Figueira. Editorial Sudamericana, 2002.)

Para Félix Disla, Jorge Rolando y Jorge Allan Bauger, José Luis, Avelino y Damasito García, el padre -que tantas emociones nos brindó en sus años de futbolista estrella- y el hijo, que ahora le sigue los pasos desde el periodismo futbolístico. Por la transmisión de primer mundo que nos tiene a todos los hinchas dominicanos "pegados" desde el mediodía a la encerrona de Pío.

www. jrlantigua.com

El fútbol, pues, tiene esta otra cara: la literaria.

Nadie la ve en la cancha, ni la hinchada la reclama.

Pero existe. La pasión futbolística crea "la dialéctica poética y reflexiva de la literatura". Valdano lo escribe así: "Si te gusta el fútbol, piérdele el miedo a las letras, si amas la literatura, no creas que el balón es un objeto siniestro". Por eso, esta antología de Valdano confirma esta advertencia. El equipo no puede estar mejor conformado.