Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Herramientas
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Lecturas

Adam Smith. La riqueza de las naciones. El manifiesto capitalista

Expandir imagen
Adam Smith. La riqueza de las naciones. El manifiesto capitalista
Adam Smith
Es bien sabido que la creación y desarrollo de un sistema político, económico o religioso, debe estar amparado sobre una base filosófica y moral que le de sustento a su corriente de pensamiento. El mayor reconocimiento que se le puede dar a Adam Smith es que desarrolló un planteamiento filosófico-moral con el cual sentó las bases para la difusión de un modelo de pensamiento económico que años más tarde se llegaría a conocer en todo el mundo como: El Capitalismo.

La primera escuela de pensamiento económico fueron los seguidores de los Fisiócratas, pero estos solamente consideraban a los productores de la tierra (product net) como los únicos que podían provocar el crecimiento económico y por tanto, las riquezas y el bienestar de los pueblos. (ver nuestro artículo en el Diario Libre del 12 de noviembre 2011). Al igual que los Fisiócratas, Smith tenía como centro el crecimiento económico, pero ampliado a la riqueza nacional (lo que hoy entenderíamos como el Producto Bruto Interno).

Adam Smith nació en Kircaldy, Escocia en 1723; su padre era un empleado de aduanas cuyo trabajo consistía en aplicar las duras leyes del proteccionismo, paradójicamente su hijo fue el destructor eficaz de ese modelo. Por su temprana gran pasión por los libros, desarrolló una personalidad que los siquiatras de hoy día llamarían "el síndrome del profesor". Dicen sus biógrafos, que era un alumno aprovechado aunque un tanto distraído, y que no era un tipo que se pudiera decir "bien parecido", de hecho él mismo llegó a calificarse "hermoso en nada, excepto en mis libros". Estudió en la Universidad de Glasgow, siendo discípulo de Francis Hutcheson uno de los más eminentes profesores de filosofía moral de su época. También estableció una amistad con David Hume, filósofo de prestigio y de quien se dice tuvo gran influencia sobre las teorías éticas y económicas de Smith. Luego estudió en Oxford, en el Balliol College. Al terminar sus estudios obtuvo un cargo de profesor ayudante de las cátedras de retórica y literatura, y en 1751 fue llamado por su Alma Mater, la Universidad de Glasgow para impartir la clase de Lógica y posteriormente de Filosofía Moral.

Es en 1759 a la edad de 36 años, que publicó su primer libro, The Theory of Moral Sentiments (La Teoría de los Sentimientos Morales), el cual le proporcionó una fama y reputación inmediata que lo llevó a ser invitado a conferencias en diversas universidades y círculos políticos y académicos. En este libro, Smith buscaba un intento por identificar los orígenes de los juicios morales, o la aprobación o desaprobación moral. Consideraba al hombre "una criatura egoísta que, no obstante, parecía formular juicios morales sobre la base de consideraciones que no eran egoístas. Esta paradoja se resuelve, según Smith, por medio de la facultad de la simpatía. Esto es, los juicios morales se formulan prescindiendo del egoísmo y poniéndose uno mismo en la situación de una tercera persona, el observador imparcial. Más que una noción egoísta se alcanza una noción benévola y simpática de la moralidad, la cual supera al egoísmo."

Adam Smith puede que no haya sido buenmozo, pero su estrella de la suerte nunca lo abandonó. Apenas cuatro años después de haber publicado La Teoría de los Sentimientos Morales, un acaudalado aristócrata, Charles Townshend le ofreció un sueldo generoso para que fuera el tutor de su hijastro el III Duque de Buccleuch. Renunció a su cátedra en la universidad, y juntos emprendieron un periplo por buena parte del continente europeo, principalmente Francia y Suiza. En Francia conoció y compartió ideas y conceptos con los fisiócratas Quesnay y a Turgot, y en Suiza hizo amistad con Voltaire. Durante ese viaje por Europa, Smith aprovechó para observar los métodos de producción en aldeas y ciudades, de la forma de pago, de las leyes y de las reglas vigentes del comercio y de la pobreza de sus habitantes. De todo ello fue tomando nota de lo que más le impactaba. Pero en 1766 la enfermedad y muerte de Hew Scott, el hermano del Duque forzó el retorno a Inglaterra. En agradecimiento por los años de tutoría al joven Buccleuc, el acaudalado aristócrata Townshend, compensó a Smith con una renta vitalicia.

Con sus problemas económicos resueltos, (vaya que si tenía suerte) Adam Smith se concentró durante casi diez años a escribir su famoso libro An Inquiry Into the Nature and Causes of the Wealth of Nations (Una Investigación de la Naturaleza y las Causas de la Riqueza de las Naciones) mejor conocido como La Riqueza de las Naciones, el cual fue publicado en 1776. El libro para algunos historiadores está escrito en una rica prosa pero un tanto desordenado. Para el tiempo en que se escribió no deja de ser impresionante su contenido y los temas que abarcó, entre ellos, una teoría de la naturaleza humana y una teoría sobre la historia con una forma peculiar de teología natural y observaciones prácticas sobre la vida económica. El estudio abarcaba las áreas de la agricultura, la manufactura y el comercio. Su filosofía económica central se basaba en que el intercambio de bienes y servicios estaba dado por el uso del dinero y no por la acumulación de oro y plata, y que la producción alcanzaba su máxima eficiencia con la división del trabajo. Su libro se centra fundamentalmente en la división del trabajo, el análisis y la asignación del precio, y por ultimo, la naturaleza del crecimiento económico.

Tanto el contenido como la profundidad de los temas lo hacen ser de un tamaño impresionante. En realidad son dos tomos. En el primer tomo se presenta el I libro, y en él Smith abarca el concepto "De las Causas del Progreso en la Capacidad Productiva del Trabajo, y de la Forma en que su Producto se Distribuye Naturalmente Entre las Distintas Clases del Pueblo". En este libro, Smith precisa sobre la división del trabajo, del origen y uso del dinero, y la determinación del precio, los salarios, los beneficios y la renta, con puntualizaciones sobre las variaciones del valor de la plata. El segundo tomo abarca cuatro libros. El libro II "De la naturaleza, Acumulación y Empleo del Capital." En esta parte, Smith hace su planteamiento sobre la teoría del capital y el interés. El libro III "De los Diferentes Progresos de la Riqueza en Distintas Naciones". Este libro es un tanto histórico, en el Smith hace un largo recuento del desarrollo de Europa desde los tiempos antiguos hasta el siglo XVIII. El libro IV "De los Sistemas de Economía Política". En él presenta los distintos sistemas de política económica, incluyendo una crítica severa al mercantilismo y a las barreras al libre intercambio de mercancías. Y el V "De los Ingresos del Soberano o del Estado". En el presenta un extenso trabajo sobre los distintos impuestos y la política fiscal en la Inglaterra del siglo XVIII.

En algunos planteamientos fue un visionario que se adelantó a su época, y es por ello que a Adam Smith se le considera el padre de la economía, ya que con la publicación de La Riqueza de las Naciones, se marca el comienzo de lo que los historiadores económicos llaman el "Periodo Clásico del Pensamiento Económico", y que termina con la muerte de John Stuart Mill en 1873.

Para Smith, el punto más importante de la actividad económica era el interés individual. Cuando todos tengan interés individual en alcanzar un mayor crecimiento y desarrollo, mayor será el bienestar público. Con esta aseveración, Smith despegó las dudas acerca del enriquecimiento por medio del mercantilismo, ya que hasta la edad media enriquecerse era motivo de dudas y desconfianza, hechos estos sostenidos hasta en las sagradas escrituras. Este concepto está considerado uno de los mayores aportes a la ciencia económica y al desarrollo de muchos países. En una de sus pasajes más elogiados, señala: "No hemos de esperar que nuestra comida provenga de la benevolencia del carnicero, ni del cervecero, ni del panadero, sino de su propio interés. No apelamos a su humanitarismo, sino a su amor propio." En La Riqueza de las Naciones, Smith precisa que ni el oro ni la plata constituyen la riqueza de un país. Es "el trabajo anual de cada nación la fuente original que le proporciona la satisfacción de las necesidades y comodidades de la vida." La riqueza está en función de "la preparación, la destreza y el juicio que se despliegan en la aplicación general del trabajo de la nación, y en segundo lugar, de la proporción entre el numero de las personas empleadas en un trabajo útil, y el de las que no lo están."

Como dijimos anteriormente, uno de los aportes más señalados de la obra de Adam Smith, es su explicación sobre las bondades de la división del trabajo en las fábricas. "La división del trabajo brota de la propensión de la naturaleza humana al cambio, por lo que cada individuo debe disponer de un excedente por encima de sus inmediatas necesidades, para poderlos intercambiar". Pero este aporte es mucho más encomiable si tomamos en consideración que Smith sólo vio una fábrica en su vida, la famosa fabrica de alfileres. De ella fue que determinó la benevolencia de la división del trabajo, y de ella señaló: "Un trabajador sin adiestramiento en esta tarea, y que no esté acostumbrado al manejo de la maquinaria que en ella se emplea, por más que trabaje apenas podrá hacer un alfiler al día, y desde luego, no podrá hace veinte. Un hombre tira del alambre, otro lo endereza, un tercero lo corta, un cuarto lo afila, un quinto aguza el otro extremo para insertarle la cabeza; la fabricación de esta última exige dos o tres operaciones distintas; colocarla es tarea especial y blanquear los alfileres otra; hasta colocarlos en su funda de papel, es todo un oficio". Fue esta observación con la que Smith plantea "...la fabricación en distintas ramas hace, a su vez, distintos oficios particulares.

Como podemos observar en ese pasaje, Smith plantea los beneficios del uso divisional de la mano de obra, lo que luego se llamaría "la especialización del trabajo", principios sobre los que descansa la Teoría de los Mercados. En estos planteamientos fue un gran visionario, si tomamos en cuenta que él no conoció la Revolución Industrial, ya que esta empezaría en los finales del siglo XVIII, unos años después de la muerte de Smith en 1790.

En otra parte de la obra, Smith abarca el concepto del precio. Y fue el primero que estableció que el dinero es la medida más común del valor, y de que el valor del dinero cambia con el tiempo. Y enfocó el concepto del precio real y el precio nominal. "Puede decirse que el trabajo, como las mercancías, tiene un precio real y un precio nominal. Se puede considerar que su precio real consiste en la cantidad de las cosas necesarias y convenientes de la vida que se entregan a cambio de él, y su precio nominal en la cantidad de dinero. El trabajador es rico o pobre, está bien o mal retribuido, según el precio real de su trabajo y no su precio nominal".

La Teoría del Valor fue el concepto que Adam Smith desarrolló para indicar la importancia del crecimiento económico, la cual en su opinión, descansaba en los fundamentos de la microeconomía. Así lo explica en la siguiente paradoja: "... la palabra valor tiene dos significados distintos: unas veces expresa la utilidad de un objeto particular, y otras veces la capacidad de comprar otros bienes que confiere la posesión de tal objeto. Podemos llamar al primero "valor en uso", y al otro "valor en cambio". Las cosas que tienen un gran valor en uso, frecuentemente apenas tiene valor de cambio; y, por el contrario, aquellas que tienen un gran valor de cambio apenas tiene valor en uso. Pocas cosas hay más útiles que el agua, pero con ella no se puede comprar casi nada. Por el contrario, un diamante apenas tiene valor en uso y, sin embargo, se puede cambiar por una cantidad de bienes".

Fue un defensor a ultranza de la libre empresa y de la no intervención del Estado en la economía, y la sinterizó en su archifamosa frase del "laissez faire, laissez passer" (dejad hacer, dejad pasar), que significa libertad en la economía: libre mercado, libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libre mercado laboral, y mínima intervención de los gobiernos. Esta frase lo marcó para toda la vida, y se convirtió en el tambor del desarrollo del capitalismo y sus defensores.

Abogó por un sistema tributario que fuere de percepción segura, conveniente y económica en su evaluación y recaudación. Pero también fue un enemigo acérrimo del monopolio, de los privilegios y de los comerciantes especuladores. En otro pasaje visionario señaló: " El monopolio es un gran enemigo de la buena gestión, la cual no puede extenderse sino es mediante la competencia libre y generalizada que obliga a cada uno a recurrir a ella a fin de defender sus propios intereses". Más adelante señala: "el individuo en este caso, como en tanto otros, es guiado por una mano invisible para la consecución de un fin que no entraba en sus intenciones... Jamás he sabido que hagan mucho bien aquellos que simulan el propósito de comerciar por el bien común."

La referencia que hace de "la mano invisible" tiene para muchos cierto valor religioso, místico o esotérico, para otros, esto no es más que una metáfora. Por cierto, para los que no lo sepan, la más famosa metáfora de la historia económica.

En otro pasaje visionario sentencia que, "las personas de un mismo ramo rara vez llegan a reunirse, aunque sólo sea con fines de jolgorio y diversión, sin que la conversación termine en una conspiración contra el público, o en alguna maquinación para elevar los precios. Es imposible impedir tales reuniones mediante cualquier ley aplicable, o compatible con la libertad y la justicia." Un siglo después, este pasaje fue el fundamento para que en los Estados Unidos se pusiera en práctica lo que a Smith le parecía imposible, una ley que condenara estas reuniones criminales en contra del bienestar del pueblo. La Ley Sherman y otras posteriores que prohibirían que los integrantes de un mismo ramo, aun habiéndose reunido con fines de juerga y diversión, se pusieran a hablar y mucho menos ponerse de acuerdo sobre precios.

Smith también incluye una digresión de la educación en la Edad Media y sobre la selección de los obispos en la iglesia primitiva, pero no nos queda más espacio para tratar esos y otros temas del libro. Como podrá apreciar el lector en esta breve historia, el libro es visionario, profundo, imponente y grandioso.

Adam Smith murió en 1790 en Edimburgo, su casa y su tumba todavía están allí, en Canongate, algunos historiadores económicos sugieren que todo economista debería ir a visitarla por lo menos una vez en su vida.

La Riqueza de las Naciones es, para mí, el Manifiesto del Capitalismo. Es el libro de economía más citado en el mundo. Nada mal para un libro que cumple 235 años. Y sin embargo, pocos economistas pueden decir y enorgullecerse que lo han leído completamente, aunque reconozco que leerlo es toda una aventura.

Bibliografía consultada: La Riqueza de las Naciones, Adam Smith; Historia de la Teoría Económica, Robert B. Ekelund, Robert Hébert.

Cualquier observación favor dirigirse al autor: aespinp@gmail.com