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Una mirada a Santo Domingo desde la literaria y la arquitectura

El coloquio "Arquitectura y Literatura: La ciudad del Ozama en las letras nacionales", organizado por la Dirección de Gestión Literaria del Ministerio de Cultura y la Fundación Erwin Walter Palm celebró la forma de contar cómo es y ha sido Santo Domingo y cómo se ha vivido en ella.

El encuentro en el Museo de las Casas Reales rindió tributo a los escritores que desde la arquitectura y la literatura se han esforzado en compartir su mirada por las estampas y perfiles sociales que ha construido la ciudad primada de América, debajo y entre muros coloniales, kilómetros de costa marítima y complejos desarrollos urbanos.

Basilio Belliard, director de Gestión Literaria del Ministerio de Cultura, hizo la convocatoria invitando "a pensar en la ciudad del Ozama desde la perspectiva de sus relaciones entre la arquitectura y la literatura, a partir de la poesía, el cuento y la novela", y tomando en cuenta "cómo nuestros escritores han narrado o poetizado la ciudad imaginaria, desde su fundación hasta el presente".

Literato consagrado, Belliard convidó con una motivación que constituyó un punto de partida para la reflexión y el debate: analizar la ciudad desde el punto de vista del patrimonio monumental y arquitectónico, desde la colonia hasta el siglo XX, teniendo en cuenta "como la ciudad de Santo Domingo se ha transformado de una aldea a una metrópoli urbana, con majestuosas torres, espléndidos edificios y vistosas plazas comerciales, que la sitúan entre las ciudades de la región de mayor crecimiento urbanístico". Destacó que en 2010, Santo Domingo fue declarada Capital Americana de la Cultura, y que en 199 la Ciudad Colonial fue declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Cultura y la Educación (UNESCO) Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Introdujo el coloquio con un amplio repaso sobre los aportes literarios de consagrados poetas y escritores que han tenido a la Capital dominicano como protagonista de una historia o un poema para mostrar su esencia de territorio lleno de historia. Recordó que Pablo Neruda la inmortalizó en su Versainograma a Santo Domingo cuando fue invadida por marines norteamericanos en 1965.

"La ciudad ha sido inmortalizada en sus versos y pasajes narrativos por poetas y narradores como Salomé Ureña, José Joaquín Pérez, Gastón Fernando Deligne, Vigil Díaz, Víctor Garrido, Lupo Hernández Rueda, Abelardo Vicioso, Pedro Mir, Máximo Avilés Blonda, Miguel Alfonseca, Norberto James, Juan Carlos Mieses, Francisco Moscoso Puello, Carlos Federico Pérez, Manuel Salvador Gautier, Roberto Marcalle Abreu, Manuel García Cartagena, René del Risco, Luis Alfredo Torres, Juan Sánchez Lamouth, Rafael Anez Bergés, Enriquillo Sánchez y Pedro Peix", recordó.

También resaltó los aportes de Marcio Veloz Maggiolo, Tulio Manuel Cestero, Joaquín Balaguer, Andrés L. Mateo, Efraim Castillo, Pedro Verges, Manuel Rueda, José Mármol, Víctor Villegas, Enrique Aguiar, Lopez-Penha, Guillermo Piña, Sanz Lajara, Ramón Lacay Polanco, Manuel Amiama, Soledad Álvarez, Alexis Gómez Rosa, Tony Raful, Amable López Meléndez, Edgar Hernández Mejía, Enrique Eusebio, entre otros.

A la lista aportada por Belliard se sumarían muchos otros nombres no menos prominentes, mencionados por José Delmonte, presidente de la Fundación Erwin Walter y autor y coautor de varios textos que ha inventariado y analizado el patrimonio arquitectónico dominicano, como el de María Ugarte, Enrique Henríquez, Eugenio Pèrez Montás, Moncito Báez, Mario Vargas Llosa y Rafael Calventi.

Delmonte mostró su pasión por la literatura y la arquitectura ante un auditorio lleno de colegas. Hizo un amplio recuento de los textos que desde diferentes perspectivas se han enfoca en la ciudad. Compartió un detalle pormenorizado de textos fundamentales para entender la ciudad, no sin antes advertir que no se ha escrito lo suficiente. Y en que en su opinión "faltan textos para entender la ciudad".

Con esa afirmación, Delmonte también parafraseaba a Miguel D., quien en un inventario que tituló "Sobre la ciudad, sus arquitectos y la Guía de arquitectura de Santo Domingo", iniciaba con la afirmación de que sobre Las letras sobre Santo Domingo son escasas. A pesar de ser la ciudad europea más antigua del Nuevo Mundo...".

Contar la ciudad

Gamal Michelén puso de manifiesto la importancia de contar la ciudad. "Las ciudades cuando son narradas, se vuelven tangibles", y como gran conocer de la plástica dominicana refirió esa particular forma de describirlas, haciendo mención especial de José Cestero, a quien definió como un "cronista de la ciudad".

Reconoció, entre otros, los aportes de Eugenio Pérez Montás con su obra "La ciudad del Ozama: 500 años de historia urbana", quien formó parte del auditorio, y disfrutó del coloquio en primera fila.

También resaltó el valor de la "Guía de la Arquitectura de Santo Domingo", de la Fundación Fundación Edwin Palm, editada por la Junta de Andalucía, España, proyecto asumido por el arquitecto Delmonte con la intensidad intelectual que le caracteriza.

Veloz Maggiolo centró su intervención en una descripción evocadora de La Cafetera, el emblemático centro de reunión de El Conde, que recoge en sus muros centenarios buena parte de la historia de los hombres de letras más prominentes de la capital dominicana. Con la gracia y rigor que le caracteriza, echo mano de la imaginación para reproducir escenas y personajes, en un gran homenaje a un lugar, un espacio colonial, que muy evidencia la importancia del sentido patrimonial de los sitios.

Salvador Gautier, arquitecto y escritor, diríase que a mucha honra, compartió la forma en que han mezclado sus pasiones y la forma en que su dominio del espacio, por su formación arquitectónica, se trasluce en sus descripciones sobre la ciudad en las historias literarias que cuenta. "Serenata" y "Toda la vida", fueron textos propios a los que se refirió para evidenciar como otros han valorado sus visiones influenciadas por sus dos oficios. "Quienes hayan leído mis obras saben que Santo Domingo es la gran protagonista de la mayoría de estas", dijo.

Literato consagrado, Belliard convidó con una motivación que constituyó un punto de partida para la reflexión y el debate: analizar la ciudad desde el punto de vista del patrimonio monumental y arquitectónico, desde la colonia hasta el siglo XX, teniendo en cuenta "como la ciudad de Santo Domingo se ha transformado de una aldea a una metrópoli urbana, con majestuosas torres, espléndidos edificios y vistosas plazas comerciales, que la sitúan entre las ciudades de la región de mayor crecimiento urbanístico".