Debemos ir en busca de la política

1. Ya no resulta atractivo hablar o escribir sobre política. ¿Es que estamos ante la muerte de la política, o en medio de una transformación que nos hace definirla y practicarla de una manera diferente? ¿Estamos frente a una crisis de la política o en una etapa de su renacimiento? ¿Vale la pena participar en política? Convirtamos estos cuestionamientos en debate y en oportunidad para establecer una pedagogía política que despierte la responsabilidad de participar en la misma y la superación del desencanto político.

2. El debate no podrá obviar el visible desencanto con la política, que hoy por hoy involucra a la mitad de quienes tienen derecho al voto: los jóvenes y la mujeres. Sin embargo, la apatía y alejamiento de la política no son fortuitos, la baja credibilidad y prestigio de los partidos políticos y la poca eficacia de los gobiernos para abordar y dar respuesta a temas sensibles para los ciudadanos, son más que suficientes para el escepticismo político. Y esto, allá y acá.

3. Si bien puede decirse que la política se encuentra en una encrucijada; considerada, por algunos, como necesaria e indispensable, y por otros, como insuficiente, debilitada, desacreditada y poco atractiva, no es menos cierto que tampoco podemos darle la espalda. No es recomendable apostar a la antipolítica, que niega la capacidad de las instituciones políticas para motorizar cambios sociales, ni al populismo que niega la mediación y la participación democrática, amén de otras deformaciones políticas, sociales y económicas que contaminan el estado de derecho.

4. De cara a una reflexión práctica sobre el tema, pudiera resultar de interés formularse de nuevo la pregunta de Hannah Arendt: ¿Tiene sentido la política todavía? Y hacemos nuestra su propia respuesta: "El sentido de la política es la libertad. La política es una necesidad ineludible para la vida humana, tanto individual como social. La misión y fin de la política es asegurar la vida en el sentido más amplio". Y agregamos, la deliberación sobre las normas de la justicia.

5. Pareciera también, que los riesgos e incertidumbres del mundo hoy nos obligan a buscar sentido a un porvenir común. Esto obligará a repensar la política, a reformularla y a fortalecerla. Esto sólo puede ser posible mediante el empoderamiento de los ciudadanos sobre el quehacer político, consciente de que la política no es lo que hacen los políticos, sino lo que hacen los ciudadanos y ciudadanas y sus organizaciones cuando se ocupan de la cosa pública.

6. Hay que vincularse a la política, hay que acercarse a la política, hay que ir en busca de la política, hay que "aprender política". Si no lo hacemos, otros lo harán en nombre de nosotros, siendo que no tenemos la garantía de que sabrán representar nuestros legítimos intereses y los de nuestras comunidades. No renunciemos a la solidaridad que está implícita en la participación política como actitud afirmativa de nuestra capacidad de pensar y decidir juntos sobre nuestro destino como nación. Y más cuando sabemos que la no participación política debilita la democracia.

7. Somos los ciudadanos, que ya habiendo roto el maleficio de "alejarnos de la política", de "no creer en la política ni en los políticos", de "no querer ni en sombra hablar de política", quienes debemos impulsar el cambio de la empañada imagen de la misma. Debemos estar presentes de pleno derecho en su mejoramiento y su transparencia. Es la gran oportunidad para contribuir con el fortalecimiento de la democracia, como un mecanismo que otorga legitimidad a las decisiones políticas cuando están soportadas por reglas, principios y mecanismos adecuados de participación, representación y responsabilidad que nos involucran a todos.

8. La reiteración de la necesidad de ir en busca de la política adquiere sentido y se torna motivadora cuando recordamos lo que expresara David Held en su obra Modelos de Democracia: "Las dificultades del mundo de hoy no se resolverán renunciando a la política, sino tan solo con el desarrollo y las transformaciones de la política, de forma que nos permita modelar y organizar más eficazmente la vida humana. No tenemos opción a la no-política". Se impone, por tanto, evitar el divorcio entre los ciudadanos y la política, no hay razón para la exclusión política.

9. Hay que apostar a la participación política consciente y reflexionada que contrasta el "analfabetismo político" y la manipulación política que alimenta la exclusión y el surgimiento de las élites políticas nacionales y extranjeras. Este desafío nos pone en la perspectiva de promover un aprendizaje político y social abarcador y programado que permita al mayor número de ciudadanos conocer y aplicar los procedimientos de deliberación y participación individual y colectiva para convertir la política en una fuerza de innovación y transformación social capaz de mejorar la calidad de la ciudadanía. La invitación es extensiva a todos los dominicanos y dominicanas: ¡Debemos ir en busca de la política".

hmanuel.rguez@claro.net.do

Diario Libre