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La verdad en la red

Tormenta de ideas con dos mil millones de cristianos

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La verdad en la red

Desde hace un tiempo me vengo preguntando qué le pasa a la verdad, por qué está callada, por qué el 30% de la población mundial, cristianos, tienen poca voz en la opinión pública.

Los grandes valores de la civilización moderna son cristianos: derechos humanos, igualdad, libertad, fraternidad, familia, mujer, niños, ancianos, enfermos, pobres, ciencia, cultura, arte, naturaleza, medioambiente. Jesucristo recuperó la dignidad de la persona con la belleza de todos sus valores: libertad, valentía, veracidad, alegría, generosidad, laboriosidad, autenticidad...

Todo lo positivo que tiene la civilización actual es cristiano. ¿Qué le pasa a nuestra comunicación?, ¿puede ser la falta de convicción, o los propios fallos y debilidades que nos restan autoridad, o la cultura actual materializada? Puede ser. Todo eso forma parte del problema pero, tienen mucho más peso la falta de adaptación a la nueva cultura de comunicación y aprendizaje, y la falta de dominio de los nuevos vehículos de comunicación. La verdad tiene que adaptarse al estilo de vida digital; la verdad tiene que hacer un uso correcto de la creatividad, el arte y la técnica que han de caminar juntas. El catolicismo ha sabido casar fe y razón, unir fe y ciencia, quizá le falte el siguiente paso: entrelazar fe y tecnología, concretamente la digital.

Con todas estas dudas e inquietudes abrí un archivo, una carpeta, en mi escritorio con el atrevido título de "la verdad en la red" y, sin prisas, poco a poco comencé a navegar, buscando todo lo que tuviera relación con la comunicación de la fe cristiana, con la difusión de la verdad. Y... ¡Oh maravilla de la comunicación! encontré cientos, miles de iniciativas positivas, constructivas para la difusión de la fe; algunas con un pietismo fuera de época pero, la gran mayoría soluciones solidarias a miles de problemas de opinión pública, ignorancia, pobreza, salud... Me encontré con que hay muchos católicos buenos comunicadores, revolucionarios de la verdad que han sabido adaptarse a la cultura y estilo de vida digital. Comencé a guardar en mi carpeta los archivos y links que más me llamaban la atención por sus contenidos, o por su capacidad innovadora, o por su creación de empatía pero, pronto me alegró comprobar que el trabajo de búsqueda personal es interminable, que se necesita toda una organización potente para abarcar y procesar esa desbordante información. Comenzando por la web del Vaticano, los twitter del Papa y algunos cardenales y muchos obispos, parroquias, sacerdotes, Conferencias Episcopales, instituciones religiosas etc. Todo esto, que es lo oficial, es nada en comparación con las más de 150,000 iniciativas privadas; eso es lo bueno de la red, con su apoyo incondicional al individuo, a la persona con iniciativa que no quiere y no necesita ningún control. En la red encuentras desde el canal de Tv y emisoras de radio EWTN de la Madre Angélica, con una audiencia de 600 millones, al catecismo para android, los curas online, el arte de predicar, la vida de Jesús para niños en Facebook, los textos digitales y ebooks, los mensajes positivos que vuelan por la red, hasta la misa que pueden seguir en red y desde un móvil, los enfermos o los alejados de una parroquia; en fin... interminable.

Descubrí que sí, que la verdad está en la red, nacida de esa forma espontánea y que no ha hecho más que comenzar, que es imparable. Hay una verdadera tormenta de ideas cristianas en la red. Ahora mi problema había cambiado; mi nueva pregunta fue cómo aunar toda esa energía dispersa, como concentrarla en una dirección pero sin alterar su espontaneidad, vitalidad, creatividad y, sobre todo, individualidad; cómo crear sinergia entre esos cientos de miles de iniciativas para fortalecer la imagen y amabilidad de la verdad con esa actividad polifacética. Todas esas voces aunadas en el espacio adecuado y con la megafonía correcta formarían melodía polifónica que corresponde a la libertad de la verdad. La verdad no puede ser un simple usuario más de la red, debe tener el protagonismo que le corresponde; tiene una audiencia y unos usuarios de tal dimensión que le autoriza a tener su propio servidor y su propio navegador. La verdad tiene la fuerza de negociar -exigiendo su propio espacio.

La jerarquía de la Iglesia como institución tiene sus propias necesidades y carencias de imagen y comunicación, tanto internamente como con el exterior. Eso es otro aspecto del tema que tratamos. La Iglesia, como institución, debe seguir mejorando y profesionalizarse en lo que a comunicación, imagen y relaciones públicas se refiere. Tiene que ser algo institucionalizado, no puede depender de la personalidad, liderazgo, carisma o popularidad, como ha ocurrido con los recientes Papas. La Iglesia debe invertir en comunicación, no debe intervenir solamente para defenderse de los ataques y para las recaudaciones económicas. Su presencia institucional tiene que ser organizada, activa, profesional, llevando la iniciativa y anticipándose a los hechos sociales, fenómenos culturales y manipulaciones de la opinión pública. La Iglesia, que es decana en diplomacia, debe ser modelo de comunicación porque su misión es transmitir el mensaje de Cristo y las técnicas de comunicación actual están en constante evolución. En educación, por ejemplo, la Iglesia ha sido pionera de calidad desde hace siglos; ahora debería ser pionera de la enseñanza digital interactiva. El cambio que vamos a vivir en la enseñanza es enorme; ¿por qué escuchar a profesores aburridos cuando puedo tener a los mejores profesores en la red, con imágenes e interactuando? La religión se enseña en pocos colegios y pocas familias: en la red podríamos tener aprendizaje de religión muy atractivo. Anticiparse. Los niños no van a ir a la escuela con mochilas repletas de libros, irán con tablets.

Llegué a la conclusión de que debería haber una entidad en la red, con autoridad para jugar ese papel aglutinador. En mis momentos más creativos, incluso llegué a pensar en el logotipo de esa institución. Me atrevería a dar premio a la excelencia a los primeros cristianos, como publicistas, por haber diseñado la cruz como logotipo de identidad corporativa de la Iglesia: difícilmente se puede encontrar una imagen más sencilla y más "comprehensiva" en intensidad y extensión de la visión, misión y valores de la Iglesia que mediante la Cruz. También los primeros cristianos, en los siglos que padecieron persecución se vieron obligados a emplear un símbolo que no les delatara; emplearon el pez, en cuya palabra escrita en griego está el acróstico de "Jesús Cristo, el Hijo de Dios, el Salvador". Ahora el cristianismo no sufre este tipo de persecución pero ese símbolo del pez puede servir de apertura a los cristianos protestantes.

Y lo encontré.

En mi búsqueda curiosa y paciente de navegación por la red,"linkeando" llegué hasta www.aleteia.org. Punto final. Ahí estaba la respuesta a todas mis preguntas y la solución a mis problemas de difusión de la verdad en la red. Aleteia fue lanzado, hace dos años, por la Fundación para la Evangelización a través de los Medios www.fem-roma.org. Aleteia es una palabra griega que significa "la verdad", como mi archivo abierto en el escritorio. Y el logotipo de Aleteia es un pez, el de los primeros cristianos. Con todas estas coincidencias me quedé feliz, terminé mi búsqueda y me suscribí a Aleteia. Felicitaciones a la FEM por anticiparse a mis ideas y el deseo de ahorrarles a los lectores este tiempo de navegación, invitándoles a visitar directamente ese sitio.

Francisco Muñoz es economista.

incaribe1@gmail.com