Juan Cárdenas traza un "contradiscurso" sobre las drogas en "Ornamento"
"Ornamento", narra la historia de un científico que prueba una droga que solo sirve para las mujeres
Diario Libre
MADRID.- El escritor colombiano Juan Cárdenas, uno de los autores con más proyección internacional, siempre ha planteado temas candentes en sus novelas, pero envueltos en una escritura hipnótica y radical. Ahora vuelve con "Ornamento", un libro con la droga y el arte como ejes.
Un libro "contradiscurso", como Cárdenas explica a Efe, que acaba de publicar en España y América la editorial Periférica, y que discurre por asuntos como la droga y el arte contemporáneo en una posible hermandad encadenada, precisa el escritor, que conoce bien el mundo del arte.
De hecho, Juan Cárdenas (Popayán, Colombia, 1978) trabajó en una galería de arte en Madrid durante varios años y ahora acaba de ser uno de los comisarios de la muestra colectiva "Acorazado patacón", en el marco de ARCOmadrid 2015, que ha tenido a Colombia como país invitado.
"Estos son temas que se cruzan -argumenta el autor-, que van fluyendo entreverados como en la sociedad contemporánea, porque ambos aspectos, el arte y las drogas, se ofrecen para crear posibles experiencias nuevas, como el capitalismo que promete experiencias que luego frustran a la gente y esos ámbitos son muy parecidos".
"Ornamento", que tiene también tintes fantásticos, narra el encuentro de un científico y un grupo de voluntarias que sirven de conejillos de indias para probar una nueva droga de placer que solo sirve para las mujeres.
Y entre estas féminas de diferentes estratos, pero la mayoría humildes y de poca cultura, se encuentra una mujer extraña a la que el lector solo conoce como número 4. Esta voluntaria será la llave de otra puerta que se abre en la novela al involucrarse con el científico, creador de las drogas y su esposa, una artista contemporánea muy cotizada.
Una novela río y de lectura duermevela que absorbe estos discursos que plantea el autor, así como el horror humano, el cinismo, la maldad o el periodismo.
"No hay crítica, en la novela no importa lo que piense el autor, lo importante es que la lectura absorba el cuerpo social. Se trata de hacerse una pregunta elemental: ¿cuál es el estado de conciencia en que nos hayamos frente a lo real en la vida cotidiana? y estos libro míos intentan dar una respuesta en ese estado entre sueño, realidad y fantasía", subraya el escritor.
Una aventura literaria que intenta alcanzar un estado hipnótico en el lector para llegar a una cierta lucidez, como ya hiciera el escritor en "Los estratos", donde con la misma técnica narrativa puso la lupa a la desigualdad y donde la realidad también le sirvió para alimentar su literatura.
Con "Los estratos", Cárdenas obtuvo en 2014 el premio "Otras Voces, Otros Ámbitos", un galardón que da una segunda oportunidad en las librerías a una obra sólida considerada y en este caso considerada de "culto".
Cárdenas, que ahora vive en Colombia, tras diez años en Madrid, trata el lenguaje como si fuera algo matérico, como si fuera algo plástico al que va dando cuerpo a sus ideas, como también hizo en su primera novela "Zúmbido".
Así, se podría decir que todos su libros tiene una hermandad, un poso común en su literatura.
Feliz de estar en su país, el escritor dice que está viviendo el proceso de paz en su país con una mezcla de escepticismo y esperanza. "Es un país acostumbrado al dolor y a la resistencia, pero es un momento en el que hay que apoyar y esperar a ver qué ocurre", concluye.
Un libro "contradiscurso", como Cárdenas explica a Efe, que acaba de publicar en España y América la editorial Periférica, y que discurre por asuntos como la droga y el arte contemporáneo en una posible hermandad encadenada, precisa el escritor, que conoce bien el mundo del arte.
De hecho, Juan Cárdenas (Popayán, Colombia, 1978) trabajó en una galería de arte en Madrid durante varios años y ahora acaba de ser uno de los comisarios de la muestra colectiva "Acorazado patacón", en el marco de ARCOmadrid 2015, que ha tenido a Colombia como país invitado.
"Estos son temas que se cruzan -argumenta el autor-, que van fluyendo entreverados como en la sociedad contemporánea, porque ambos aspectos, el arte y las drogas, se ofrecen para crear posibles experiencias nuevas, como el capitalismo que promete experiencias que luego frustran a la gente y esos ámbitos son muy parecidos".
"Ornamento", que tiene también tintes fantásticos, narra el encuentro de un científico y un grupo de voluntarias que sirven de conejillos de indias para probar una nueva droga de placer que solo sirve para las mujeres.
Y entre estas féminas de diferentes estratos, pero la mayoría humildes y de poca cultura, se encuentra una mujer extraña a la que el lector solo conoce como número 4. Esta voluntaria será la llave de otra puerta que se abre en la novela al involucrarse con el científico, creador de las drogas y su esposa, una artista contemporánea muy cotizada.
Una novela río y de lectura duermevela que absorbe estos discursos que plantea el autor, así como el horror humano, el cinismo, la maldad o el periodismo.
"No hay crítica, en la novela no importa lo que piense el autor, lo importante es que la lectura absorba el cuerpo social. Se trata de hacerse una pregunta elemental: ¿cuál es el estado de conciencia en que nos hayamos frente a lo real en la vida cotidiana? y estos libro míos intentan dar una respuesta en ese estado entre sueño, realidad y fantasía", subraya el escritor.
Una aventura literaria que intenta alcanzar un estado hipnótico en el lector para llegar a una cierta lucidez, como ya hiciera el escritor en "Los estratos", donde con la misma técnica narrativa puso la lupa a la desigualdad y donde la realidad también le sirvió para alimentar su literatura.
Con "Los estratos", Cárdenas obtuvo en 2014 el premio "Otras Voces, Otros Ámbitos", un galardón que da una segunda oportunidad en las librerías a una obra sólida considerada y en este caso considerada de "culto".
Cárdenas, que ahora vive en Colombia, tras diez años en Madrid, trata el lenguaje como si fuera algo matérico, como si fuera algo plástico al que va dando cuerpo a sus ideas, como también hizo en su primera novela "Zúmbido".
Así, se podría decir que todos su libros tiene una hermandad, un poso común en su literatura.
Feliz de estar en su país, el escritor dice que está viviendo el proceso de paz en su país con una mezcla de escepticismo y esperanza. "Es un país acostumbrado al dolor y a la resistencia, pero es un momento en el que hay que apoyar y esperar a ver qué ocurre", concluye.
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