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Padre Nuestro a mi manera

Padre Nuestro que estás en la tierra, en las arenas del Sur Profundo, en la hermosa Loma de Miranda, en los extensos valles del Cibao, en las aguas tranquilas de los ríos, en las tempestuosas aguas de los mares, en el cantar de los arroyos, en el sonido de las fuertes cataratas, en los árboles que crecen hasta el cielo y en las yerbas que cubren las praderas, en las aves que cantan al despertar el día, en un atardecer en que el sol se oculta, y también junto a las fieras que viven en la junglas. Así espero que nos haga proteger a la Madre Naturaleza en la que tú nos has dado la vida.

Santificado sea tu nombre, y en tu nombre te pido que nos hagas ayudar a los discapacitados, a los pobres que no tienen un techo bajo el cual recogerse cada noche, ni una cama, ni un médico, ni un hospital que los recoja y les dé medicinas cuando están enfermos. En tu nombre también te pido que nos haga evitar la violencia en las calles, los robos, los asaltos y también la violencia familiar. Vénganos tu reino y que llegue hasta el último rincón de este planeta para que se acaben las guerras, la ignorancia, la corrupción, las injusticias y, así, todos los hombres y mujeres, niños y ancianos, puedan vivir en paz y actuar como buenos hermanos dejando a un lado las diferencias que los separan.

Hágase tu voluntad para que cada quien actúe con bondad, para que cese la hipocresía, la enemistad, la maldad, las arbitrariedades, y para que los cielos estén a ras de tierra y la tierra se levante hasta tocar el cielo. Haz que vivamos sin fronteras y en plena comunión con el amor a todos nuestros semejantes. Danos también nuestro pan de cada día para que a todos nos llegue la equidad de saciar el hambre. Perdona Señor nuestras ofensas y que también perdonemos a los que nos ofenden. Que al florecer el olvido cicatrice con el perdón. Y no nos dejes caer en la tentación de tomar lo que no nos pertenece. Líbranos del mal de la impunidad, no importa cual alto sea el cargo de corrupto. Haz que jamás pisemos la senda del desacierto, que nunca andemos por senderos de estafas, extorsiones y engaños.

Haz que nuestro mundo se redima sin importar que sus habitantes sean católicos, cristianos, judíos, musulmanes, adventistas, integristas, ateos, árabes, palestinos, kurdos, evangélicos, mormones, catecúmenos, y cuantas religiones habidas y por haber se encuentren en el planeta. Permítenos encontrarte en nuestros días de trabajo, en las horas de descanso, en los momentos de desafío, en los ratos de temores, en el bocado que llevamos a la boca sin importar que sea un pedazo de pan o un manjar muy delicioso. Permítenos Señor darte las gracias por estar aquí y ahora. Por la salud, por la mente equilibrada, por los amigos solidarios, por la familia, por lo que fuimos, lo que somos y lo que seremos. Gracias por nuestro corazón tranquilo, por nuestra alma silenciosa, por los días y las noches y por todo lo que nos has dado y continúad dándonos. Acércate cada vez más a este mundo y a cada uno de nosotros. Amén.

Denver, Colorado

Perdona Señor nuestras ofensas y que también perdonemos a los que nos ofenden. Que al florecer el olvido cicatrice con el perdón. Y no nos dejes caer en la tentación de tomar lo que no nos pertenece.