Abril tiene nombre de mujer

Luminoso y fresco como el aliento del Creador, así es Abril. Vuelve cada vez con el mismo traje pintado con flores frescas y olores amorosos, trae un lazo de aguadulce y unos zapatos de colores. Viene lleno de luz del sol para la mujer amada.

"Acuérdate de mí si abril te llega tendida fiel y amada en otros brazos. / Acuérdate de mí si te acaricia, el viento de otro abril viajero. / Acuérdate de mí si nunca sientes un beso que a tu amor sorprenda. / Acuérdate de mí cuando el otoño..."

Abril es el recuerdo de una mujer que se marchó dejando un reguero de hojas secas, recuerdos y nostalgia. Eso me dijo un amigo mientras tarareaba esa canción. Compañero de muchas jornadas me hablaba de un abril romántico cuando éramos estudiantes de secundaria. Éramos jóvenes, pero no sabíamos que éramos felices. Ahora sí, me dijo, hay que reconocer que aquel ayer tempestuoso y quimérico nos ha salvado hoy de un naufragio. Ese Dorado que perseguíamos por los caminos ideológicos quedó como huella de mis sueños. Sueños que, si la realidad se encargó de despertar con bruscas sacudidas, todavía dejaron en nosotros el viento de otro abril viajero.

Abril tiene la sensualidad de los muslos de una mujer amada, dice mi amigo, el aliento que despierta la mariposa de un seno acariciado, las caderas que se mueven a ritmo de la luminosidad que deja un paisaje en sus pupilas. Yo, sorprendida de tanto romanticismo, me pregunté si no estaba exagerando, pero él tenía la sonrisa que guardaba bajo siete llaves y como el botín mejor guardado de un pirata. Lo imaginé caballero, en pose de rescatar doncellas prisioneras de dragones en castillos medioevales. Pensé que había entrado, irremediablente en las ternuras, en los amores de un abril que hoy brota como retoños en las trinitarias florecidas. Así supe que por eso es feliz ahora. Y antes vivió otro abril tempestuoso y ardiente, como una guerra interna, como parte de un abismo.

Pasado el tiempo, hoy guarda en su boca el sabor tierno de lo que cree un deber cumplido y ahora me dice que Abril tiene nombre de mujer, como la canción que musita y el olor de la piel de una mujer que ayer acariciaba. Me río de él por mis adentros. Lo recuerdo con un fusil en la espalda y gritando por la independencia de este pueblo. Ahora trae flores en el pecho y ya no recuerda un abril incierto, doloroso, cuajado de esperanzas y lágrimas. Y así recuerdo, como mi amigo recuerda aquel abril, a pesar de los pesares, como un abril con traje nuevo y nuevo lazo. Él es de los que han caminado sin marcharse por un sendero de transición que hoy no sabemos de qué modo, cómo y cuándo aceptar.

Es cierto que Abril tiene nombre de mujer hermosa y suspirante, y también tiene el recuerdo de un pasado que nos hizo sentir que nuestro país podía cambiar hacia el bien común, pero sabemos que todavía quedan muchos abriles por venir y solo Dios sabe si la mujer continúa teniendo ese bello nombre y si habrá un lugar para que todos seamos felices en un país que hoy se mueve en la nostalgia.

Denver, Colorado

Abril es el recuerdo de una mujer que se marchó dejando un reguero de hojas secas, recuerdos y nostalgia.
Eso me dijo un amigo mientras tarareaba esa canción.

Diario Libre