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Posible delación de Cunha mantiene en vilo a clase política brasileña

Es el hombre que guió el proceso de destitución de la expresidenta Dilma Rousseff

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Posible delación de Cunha mantiene en vilo a clase política brasileña
El exdiputado y expresidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, a su llegada al Instituto Médico Legal hoy, jueves 20 de octubre de 2016. (EFE)

RÍO DE JANEIRO. La posibilidad de que el poderoso expresidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, decida “entregar a todo el mundo” a la Justicia tras su detención, tal como le exigió hoy un grupo de manifestantes, mantiene en vilo a la clase política del país.

Cunha, del gobernante Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), fue detenido ayer en Brasilia y conducido a prisión por orden del juez Sergio Moro, que encabeza la investigación del Lava Jato, la monumental trama de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.

“Entrega a todo el mundo”, le gritó hoy un grupo de manifestantes que aguardaban frente al Instituto de Medicina Legal de la ciudad de Curitiba donde el exparlamentario se sometió a un examen médico-legal de protocolo tras ingresar en la cárcel.

La detención de Cunha, el hombre que guió el proceso de destitución de la expresidenta Dilma Rousseff (Partido de los Trabajadores, PT) y su sustitución por Michel Temer (PMDB), ha sacudido al Gobierno y a la oposición.

El gabinete de Temer ha optado por el silencio para marcar distancia con su otrora poderoso dirigente, mientras en las filas del PMDB y del PT no se oculta el nerviosismo por la cantidad de información que Cunha podría utilizar para pactar con la Justicia una reducción de condena a cambio de una “delación premiada”.

Cunha, según medios locales, le habría trasladado a sus abogados tras su detención su intención de facilitar información a la Justicia pese a que antes de ser arrestado había manifestado en público que no lo haría.

Además, en los últimos meses estaba escribiendo un libro en el que recopilaba suficientes datos como para arrastrar en su caída a más de un centenar de políticos, incluidos varios miembros del Gobierno e incluso al propio presidente Temer.

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Infografía
El exdiputado y expresidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, uno de los hombres más fuertes de la política brasileña. (EFE)

En las últimas semanas, consciente de que su detención era inevitable, Cunha habría estado negociando con varias editoriales la publicación de ese libro que en la práctica constituiría una “delación informal” y caería como una “bomba” sobre la clase política.

El expresidente de la Cámara baja “es un archivo vivo”, admitió hoy en declaraciones a la prensa el diputado Aelton de Freitas, dirigente del Partido de la República (PR).

En su meteórica carrera política, Eduardo Cunha no sólo ayudó a recaudar fondos para su partido, el PMDB, sino para otros grupos aliados y manejó también información sobre las estrategias de recaudación del PT.

Algunos de sus más cercanos colaboradores apuntan que su principal preocupación es el futuro de su esposa, Claudia Cruz, y su hija, que también son investigadas por la titularidad de cuentas y tarjetas de crédito presuntamente vinculadas a fondos irregulares.

El juez Moro ha ordenado bloquear bienes de la familia por más de 70 millones de dólares y acusa a Cunha, entre otros delitos, de recibir más de 5 millones de dólares de sobornos de empresas beneficiadas por contratos de Petrobras que ocultaba en cuentas en bancos suizos.

El juez considera que el expresidente del Parlamento brasileño ha cometido delitos “en serie” y constituye un “riesgo para el orden público”.

El auto de prisión añade, además, que Cunha “es alguien que se vale, con frecuencia, de métodos de intimidación”.

De momento, en la prisión de Curitiba, donde fue internado, está solo en una celda para evitar contactos con otros políticos y empresarios encarcelados por la corrupción en Petrobras que, en su mayoría, han pactado delaciones a cambio de rebajas en sus condenas.

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