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Obama exhorta a Israel a retomar el camino de la paz en funeral de Peres

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Obama exhorta a Israel a retomar el camino de la paz en funeral de Peres
JERUSALÉN (Israel). El presidente estadounidense, Barack Obama, asiste al funeral de estado por el expresidente israelí y premio Nobel de la Paz, Simón Peres, en el cementerio del Monte Herzl, en Jerusalén, Israel, hoy, 30 de septiembre de 2016. (EFE)

JERUSALÉN. El expresidente israelí y premio Nobel de la paz Simón Peres fue enterrado hoy en Jerusalén en una emotiva ceremonia de estado en la que el presidente de EEUU, Barack Obama, exhortó a los israelíes a recoger el testigo y volver al proceso de paz.

“Nuestra presencia aquí es un gesto y un recordatorio de que la paz es un asunto no terminado”, proclamó Obama, quien en sólo unas pocas frases atribuyó al difunto que: “el pueblo judío no ha nacido para gobernar a otro pueblo”.

“Peres me dijo una vez que, desde su creación, el pueblo judío ha estado contra esclavos y amos (...) y que los palestinos deben ser tratados de igual a igual, porque ese era su sentido de justicia”, declaró antes de pasar a describir el legado de un “soñador” que describió como “el último de los líderes de la generación de los fundadores”.

“Soy el décimo presidente desde John F. Kennedy que sucumbe a sus encantos”, afirmó Obama en su discurso, el último de diez en una ceremonia que duró aproximadamente dos horas y en la que el féretro estuvo cubierto en todo momento con la bandera de Israel y arropado en el horizonte por el cielo azul de Jerusalén.

El presidente estadounidense había llegado apenas una hora antes de comenzar el funeral, que tuvo lugar en el Monte Herzl de Jerusalén junto a la tumba del visionario del Estado judío, Teodoro Herzl, cerca de la parcela de los “Grandes de la Nación” israelí.

Entre dos de sus predecesores, Isaac Rabin e Isaac Shamir, Peres fue enterrado posteriormente según el ritual judío, en medio de las oraciones de cinco rabinos militares y en presencia de la familia y de los invitados más destacados, mientras el resto de los participantes abandonaba el lugar o veía la ceremonia por dos grandes pantallas.

Antes, en las exequias, el presidente israelí, Reuvén Rivlin, y el primer ministro, Benjamín Netanyahu, elogiaron el talante del difunto como persona, político y estadista.

“Peres era un ejemplo de optimismo, de búsqueda de la paz y de amor por Israel. Simón vivió una vida de grandeza. Fue un gran hombre de Israel y un gran hombre del mundo”, afirmó Netanyahu al asegurarle que su legado no muere con él.

Por su parte, Rivlin, que le habló “de presidente a presidente” y le describió como “hermano mayor”, dijo que hoy él “vuelve a la tierra” pero “no enterramos su visión”.

“Para nosotros el Estado de Israel no fue algo obvio, pero hoy es hoy un hecho consumado”, manifestó ante las decenas de dirigentes extranjeros recordando la que fue la misión de vida de Peres.

Entre los asistentes se encontraban el rey de España, Felipe VI -sentado en un lugar privilegiado entre el matrimonio Netanyahu y el presidente de Israel-, así como el presidente de México, Enrique Peña Nieto; el de Francia, François Hollande; y más de una treintena de jefes de estado y de gobierno.

Según la oficina de prensa del Gobierno israelí, noventa delegaciones de setenta países llegaron en las últimas hora a Israel para participar en las exequias de quien sacó adelante el proceso de paz de Oslo con los palestinos, por los que recibió el premio Nobel de la paz junto a los fallecidos Rabin y Yaser Arafat.

Su interlocutor directo en ese proceso, el hoy presidente palestino, Mahmud Abás, estaba sentado en primera fila, junto al presidente del Consejo europeo, Donald Tusk, y otros dignatarios.

Un poco más allá se hallaba el padrino de esos acuerdos, el expresidente Bill Clinton -que habló en calidad de amigo personal y recordó algunos de los momentos más dramáticos de la época-, y más lejos aún algunos de los ministros nacionalistas del Gobierno israelí opuestos a la solución de dos Estados que Peres defendió en sus últimas dos décadas de vida.

Aunque Netanyahu no se dirigió directamente a Abás, sí se refirió a la paz “en términos regionales” y para “nuestros vecinos los palestinos”, y mostró su convencimiento de que sólo desde la “seguridad y el progreso” Israel podrá concretar esa idea, algo en lo que Peres -aseguró- estaba de acuerdo con él.

En declaraciones a Efe, el portavoz del Ministerio de Exteriores, Emanuel Nahsón, mostró su esperanza de que la confluencia de líderes de todo el mundo ayude a generar algún tipo de proceso.

“Tenemos aquí una pequeña reunión de las Naciones Unidas. Ojalá que sirva para que haya conversaciones entre líderes mundiales y ojalá que esto sirva (a la causa) de la paz”, subrayó.

Mucho más crítico, el conocido escritor Amos Oz, amigo personal del difunto expresidente, se preguntó abiertamente en su discurso: “¿Dónde están los líderes dispuestos a levantar el estandarte de Peres?”.

Lejos de los asuntos de estado, de la guerra y de la paz, los afectados miembros de la familia Peres, con nostalgia pero serenidad prefirieron recordar a la persona, al padre, al abuelo.

“Yo me despido de quien mi madre llamaba Buyik, y yo, simplemente, papá”, dijo su hija Tsvia Walden, que narró algunos de los aspectos más privados de la vida en familia.

Desde cómo le hacía el sandwich en triángulo, hasta cómo la recibía en casa, pasando por el amor incondicional a su madre Sonia o las tradicionales cenas del viernes, que solían comenzar con el kidush, la bendición del vino.

Sólo su hijo Jemi, el más visible de la familia estas dos últimas semanas de hospitalización, instó a los líderes presentes a no olvidar uno de las principales creencias de su padre: “están para servir al pueblo”.

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