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El testimonio de los vencidos

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El testimonio de los vencidos

Durante muchos años hemos leído que la historia la escriben los vencedores, y como prueba de esta afirmación, algunas personas señalan, entre otros muchos casos, la historia de la conquista de América que fue narrada, casi en su totalidad, por los cronistas españoles.

Ésta fue una historia de los vencedores como lo ha sido la que hoy se cuenta acerca de la Segunda Guerra Mundial en libros, películas y programas de televisión producidos en los países que derrotaron a Hitler y la Alemania nazi en 1945.

Existen muchos ejemplos más, pero estos dos bastan para mostrar el argumento: si los aztecas hubieran invadido a Europa y hubieran derrotado a los europeos, la historia sería contada hoy de otra manera.

Si Hitler hubiera ganado la guerra, la historia que la humanidad estuviera leyendo en libros y revistas, o presenciando en el cine y la televisión, también tendría otros contenidos e interpretaciones.

Este mismo razonamiento valdría para el hipotético caso de que la revolución cubana hubiera logrado imponerse en el resto de América Latina. Entonces la historia de los últimos cuarenta años del siglo XX estaría siendo contada de otra manera, ¿o no?

Bueno, tal vez no, a juzgar por lo que dicen los libros y artículos que se publican en la República Dominicana acerca de los esfuerzos que hicieron los grupos revolucionarios por reproducir el modelo cubano.

Desde hace algunos años han venido apareciendo en el país muchos libros que, poco a poco, van reconstruyendo la memoria de las luchas por el socialismo y el comunismo. Estas obras han sido escritas, no por los vencedores, sino por los vencidos, por los que perdieron la Guerra Fría, por aquellos que no pudieron realizar sus proyectos revolucionarios.

En esos libros, sus autores están contando sus historias particulares y presentando interpretaciones en las que, generalmente, tratan de explicar las causas de los fracasos, pero como no hay una narración alternativa, lo que está quedando como historia definitiva es, paradójicamente, la visión de los vencidos, no la de los vencedores.

Veamos algunos ejemplos. Mencionemos, para comenzar, la expedición del 14 de junio de 1959, que desembarcó en Constanza, procedente de Cuba, con la intención de liberar al pueblo dominicano de la tiranía de Trujillo.

Conocemos hoy su historia, no tanto por los que derrotaron a los expedicionarios, sino por los que sobrevivieron a las prisiones, fusilamientos y torturas. Estas historias nos llegan hoy a través de sus libros de memorias que han dejado registrada la "visión de los vencidos".

Esa visión ha sido consignada por Poncio Pou Saleta, "En busca de la libertad: mi lucha contra la tiranía de Trujillo", por Mayobanex Vargas; "Testimonio histórico. Junio 1959", y por Delio Gómez Ochoa, "La victoria de los caídos" (1998).

Los vencedores, por su parte, no escribieron esta historia, aunque sí dejaron plasmada su versión de los hechos en los periódicos de la época, como puede constatarse hojeando los diarios El Caribe y La Nación.

Posteriormente se han publicado varias narraciones destinadas a sintetizar los hechos en un solo volumen, como es el caso de las obras de Armando Lora, "Invasión" (1985), Juan Deláncer, "Desembarco a la gloria" (1997), y Anselmo Brache Batista, "Constanza, Maimón y Estero Hondo. Testimonio e investigación sobre los acontecimientos" (1993, con segunda edición de 2008); Hugo Isálguez, "El 14 de Junio. La raza inmortal" (1995), y Rafael Chaljub Mejía, "Medardo Germán. Un guerrillero de Constanza" (2001).

Solamente en una obra escrita por Víctor Gómez Bergés, titulada "Balaguer y yo: la historia", aparece una selección de documentos originales que describen algunas de las operaciones militares del Ejército Nacional durante los combates. Estos documentos sugieren que debe existir un archivo oficial de esas operaciones que espera ser desenterrado por los historiadores para comprender mejor las ocurrencias de aquellos sucesos desde la perspectiva de los combatientes trujillistas.

Tenemos, sin embargo, una memoria escrita del lado trujillista, la de un soldado llamado Eugenio María Guerrero Pou, "Yo maté a su hijo: testimonio de un cadete en la Era de Trujillo" (1996), así como varias narraciones en las que, circunstancialmente, sus

autores dan detalles del destino de los prisioneros de Constanza, luego de haber sido capturados. Un ejemplo de este tipo de materiales es César A. Saillant Valverde, "Carta al Licenciado Eduardo Sánchez Cabral" (1962).

El otro caso de una historia que está siendo escrita por los vencidos es el movimiento guerrillero que encabezó Manuel Tavárez Justo en 1963, a continuación del derrocamiento del gobierno de Juan Bosch.

En adición a los discursos políticos de Tavárez Justo, publicados en 1982, dentro de la serie "Relatos de la Resistencia", por la Fundación Héroes de Constanza, Maimón y Estero Hondo, Inc., varios guerrilleros que sobrevivieron aquella aventura han publicado libros con sus memorias.

Tres de ellos son dignos de mención: Rafael Chaljub Mejía, "La guerrilla del decoro" (1994), Rafael Pérez Modesto, "Memorias de un guerrillero" (2007) y Fidelio Despradel, "Manolo Tavárez en su justa dimensión histórica: Las Manaclas, diario de la guerrilla"(1983). Adicionalmente, otros autores han incorporado aspectos de la acción guerrillera a sus historias de la lucha política del Movimiento 14 de junio. Se destacan, entre ellos, Ramón A. Blanco Fernández, "El 1J4: de la apariencia a la esencia: breve historia de algunos errores políticos" (1994); Tony Raful, "El Movimiento 14 de Junio: historia y documentos" (1983); Roberto Cassá, "Los orígenes del Movimiento 14 de Junio" (1999), y Leandro Guzmán, "1J4. De espigas y de fuegos, aporte para la memoria necesaria: testimonios de un militante" (2006).

Finalmente, es importante mencionar otro movimiento armado que intentó implantar un régimen socialista en el país por medio de la acción guerrillera. Este esfuerzo fracasó en su intento, pero su historia ha quedado registrada por sus sobrevivientes.

Me refiero a la expedición del coronel Francisco Caamaño Deñó que operó en las montañas de San José de Ocoa, a principios de febrero de 1973, en la cual perdieron la vida Caamaño y casi todos sus acompañantes.

La historia de esta gesta pudo haber quedado relegada al olvido de no haber sido recogida por sus supervivientes. De ese evento también se han escrito muchos artículos en periódicos y revistas, y ya existen varios libros testimoniales.

El primer libro fue Hamlet Hermann, "Caracoles: la guerrilla de Caamaño" (1980), y luego Hamlet Hermann, "Francis Caamaño" (1983). Más adelante Hamlet Hermann ha continuado completando sus narraciones con "El guerrillero y el general" (1989), escrita en colaboración con el General Ramiro Matos, uno de los oficiales de la contrainsurgencia.

Sobre los preparativos de esta guerrilla, Melvin Mañón, publicó "Operación Estrella" (1989) y, luego, Manuel Matos Matos Moquete publicó una interesante memoria titulada "Caamaño: la última esperanza armada" (1999). La última publicación de Hamlet Hermann sobre este episodio es "El Fiero: Eberto Lalane José" (2008).

Recientemente, el Coronel Bryan J. Bosch, agregado militar de la embajada de los Estados Unidos en el país, entre 1971 y 1974, publicó una obra muy documentada titulada "Balaguer and the Dominican Military: Presidencial Control of the Factional Officer Corps in the 1960s and 1970s" (2007), en la cual dedica un capítulo completo a la expedición de Caamaño y las operaciones militares y políticas que llevaron a la destrucción de ese frente guerrillero por parte de las fuerzas armadas dominicanas.

Esta obra del coronel Bosch completa bastante la visión que hasta ahora habían ofrecido los guerrilleros-escritores Hermann y Matos Moquete. Como se ve, poco a poco se reconstruye la historia y se completa la memoria. En este último caso, con el aporte de los vencedores.

Estas obras han sido escritas, no por los vencedores, sino por los vencidos, por los que perdieron la Guerra Fría, por aquellos que no pudieron realizar sus proyectos revolucionarios