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Las piscinas en Güibia: adoradas por unos, rechazadas por otros

Se hace el mejor de los esfuerzos por mantener la higiene, aunque no es suficiente

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Las piscinas en Güibia: adoradas por unos, rechazadas por otros
Bañistas disfrutan de una de las piscinas artificiales (Foto: R. Roberto)

SANTO DOMINGO.- La higiene de la que el miércoles pasado alertaba el epidemiólogo Jesús Feris Iglesias que se debía mantener en las piscinas artificiales instaladas por el Ayuntamiento del Distrito Nacional (ADN), al parecer no se ha llevado al pie de la letra.

Sin importar la higiene o no, lo cierto es que cientos de personas han disfrutado de esta innovadora manera de entretenimiento. Otros, como es normal, entienden que fue una medida desafortunada de las autoridades municipales.

En el lugar hay juegos inflables para niños, canchas de baloncesto, mesas de dominó y, por supuesto, las piscinas artificiales. 

En un paseo fortuito que hizo Diariolibre.com por la zona constantó que la limpieza prometida por el alcalde Roberto Salcedo en los estanques ha perdido vigencia.

En la primera piscina para adultos, en dirección Este-Oeste, el agua se denota un poco "turbia" -por ser conservador-, pero la razón bien la explica la encargada de la piscina al precisar que es casi imposible mantener la higiene con tanta gente en un mismo estanque rodeado de arena.

Pese a que no quiso revelar su nombre, explicó que cada bañista tiene la oportunidad de durar una hora dentro del agua. No negó que el que sale de una puede entrar en otra después de un tiempo establecido.

Antes de entrar al balneario los aspirantes deben darse una ducha en los baños alternativos colocados en la parte norte de la avenida George Washington; luego esperan su turno en una fila y, antes de ingresar, es obligatorio "limpiarse" los pies en una ponchera cuya agua está sucia.

El sistema instalado mantiene la fluidez en el agua que sale y entra a las piscinas, pero eso no impide que después de varios minutos, por más esfuerzo que se hagan, el líquido cambie su color natural a uno más oscuro.

Para mantener la higiene en todo el entorno recreado hay 24 empleados del ADN. Cada piscina tiene dos supervisores y además, agentes de la Policía Municipal pululan entre los vacacionistas para supervisar la zona.

Mientras algunos jugaban volleyball o dominó, otros disfrutaban de la vista al horizonte, un panorama, que por cierto, no es tan agradable porque la suciedad arrastrada por el río Ozama tinta de marrón el conato de playa.