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Hospital funciona entre el sucio y precariedad

Al centro de salud de Haina asisten a diario decenas de pacientes de escasos recursos

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Hospital funciona entre el sucio y precariedad
La falta de seguridad en el hospital se evidencia en la imagen.

HAINA. En un extremo, el niño calma su ataque de asma sentado al lado del nebulizador. El aparato está atado con cadena a una silla, para que no se lo roben, porque es el único que tiene el hospital público.

Del otro lado, el agua tan sucia como los amarillentos inodoros, sale del baño y casi llega a la sala de espera llena de pacientes que deben taparse la nariz ante el mal olor que invade el área.

Este ambiente es el que se ve a diario en el hospital municipal de Baserquillo, de Haina, donde ayer no había envases para tomar las muestras que se requieren para los análisis clínicos.

En el área de internamiento, varios de los colchones están rotos y sin sábanas, esto último para evitar que las sustraigan, dijo el administrador del centro asistencial, Marcelino Cruz Pérez, quien también refirió la falta de ambulancia.

La falta de aseo es notoria en todas las áreas internas del hospital, incluyendo las oficinas administrativas, archivos y consultorios.

La planta física luce también deteriorada con paredes agrietadas y con falta de pintura, puertas rotas, así como manchas en el techo que reflejan las filtraciones del local.

A la precariedad se suma la falta de recursos económicos, intensificada con el retraso de alrededor de cuatro subvenciones de RD$400,000 cada una, para atender a una población de más de 150 mil habitantes, así como de medicamentos e insumos, constantemente reclamados ante el Ministerio de Salud Pública.

El promedio diario en consultas y emergencias llega a 400 pacientes.

El hospital dispone de 40 camas de internamiento.

"Este hospital es un desastre", dice un médico que no quiso que se le identifique, por temor a represalia, y que pacientes comparten, porque son los más afectados.

El administrador Cruz Pérez dijo que esas debilidades las han reportado en más de una ocasión a las autoridades competentes, anteriores y actuales, a las que le han solicitado, además, la ampliación del establecimiento.

También necesitan que se les aumente la seguridad, porque los robos de enseres y las agresiones al personal de salud son constantes, sobre todo los fines de semana que es abarrotado de pacientes accidentados, intoxicados o con lesiones de riña, relacionado con el consumo de bebidas alcohólicas.

El hospital cuenta con servicios de imagenología, pero los pacientes prefieren hacerse los estudios fuera, porque casi siempre los equipos están dañados y porque se les cobra por hacerle los estudios.

A pesar de que es un centro sanitario de primer nivel, allí se ven la mayoría de las especialidades, pero su fuerte son los servicios de gineco-obstetricia, consultas y cirugía general, así como estudios de imagen son los de mayor demanda, señala el administrador.

Pero muchas embarazadas que se realizan su control prenatal en el nosocomio son adolescentes que prefieren parir en el hospital regional Juan Pablo Pina, en San Cristóbal, por cuestión de garantía sanitaria.

Sobre los medicamentos e insumos, el administrador expresa que no hay una situación de urgencia, que a veces algunos escasean, pero los reponen, dentro de sus posibilidades.

Asegura que cuentan con personal médico suficiente, pero varios pacientes se quejan de que éstos llegan tarde, o no cumplen con su horario de trabajo y otros no asisten.

Poco dinero

El administrador del hospital Baserquillo, ubicado en los Bajos de Haina, no lo dijo, pero es evidente que la subvención de RD$400 mil no alcanza para cumplir con sus necesidades, mucho menos si les llega con cuatro meses de retraso.

Lo que sí asegura Marcelino Cruz Pérez es que podrían recibir más dinero del Seguro Nacional de Salud (Senasa), porque a los pacientes se les olvida llevar el carnet, por lo que iniciarán una campaña de comunicación interna para orientar a los asegurados del Régimen Subsidiado.