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Manuel Beltré, triplemente mutilado, solicita ayuda para una prótesis

La tragedia inicial de Manuel Beltré se produjo cerca de las 10:00 am del 25 de noviembre de 1993

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Manuel Beltré, triplemente mutilado, solicita ayuda para una prótesis
SANTO DOMINGO. La trágica y triste historia de Manuel Beltrë podría servir de argumento para una novela, aunque lo que le sucede es una realidad concreta que lo golpea cada día.


Manuel es un hombre triplemente mutilado, tras sobrevivir a una descarga eléctrica de un cable de alta tensión equivalente a 68,000 voltios, que derivó en la amputación de su brazo izquierdo en 1993.

Manuel lo único que pide al Despacho de la Primera Dama o al propio Gobierno es una prótesis para su pierna derecha, que también perdió, aunque si fuera otro solicitaría comida, que tanto necesita, como también una cama, pues el colchoncito que tiene está casi inservible.

"Sé que el presidente Danilo Medina me ayudará, porque es una persona muy sensible, o quizás el Plan Social de la Presidencia", dice Beltré.

En febrero de 2010, como resultado del accidente, a Manuel hubo que amputarle también la pierna derecha, lo que le obliga a caminar con muletas, con muchas dificultades, a las que se añaden sus problemas visuales. Está prácticamente ciego. Tiene 53 años.

La tercera mutilación es sicológica, pues si bien Manuel Beltré se ha acostumbrado a su triste situación, a menudo le brotan las lágrimas al sentirse tan impotente, sin poder ayudarse a sí mismo, mucho menos a sus tres hijos pequeños -dos varones y una hembra- que viven en Masipedro de Bonao. Son ellos Julio, de 16 años; Maribel, de 13 y Rosita, de 12.

Suerte ha tenido que gracias a la generosidad del empresario Juan Rodríguez, Manuel puede vivir en un cuartucho en una segunda planta de Plaza Jaragua, en la Avenida Paseo de los Beisbolistas esquina Calle Cinco, Santo Domingo Oeste, en dirección a Manoguayabo. Pero sucede que cuando tiene alguna necesidad fisiológica -aunque llueva, truene, haga viento o aun cuando no haya luz- Manuel tiene que hacer malabares con su muleta para ir al sanitario colectivo de la primera planta.

En los habitáculos superiores no hay sanitarios. Pero, aún así, Manuel no se queja, sino que agradece a Dios y a Juan Rodríguez su buena voluntad, su apoyo moral y, sobre todo, que le permite vivir gratis en su edificio.

La tragedia inicial de Manuel Beltré se produjo cerca de las 10:00 am del 25 de noviembre de 1993, mientras desempeñaba sus labores de maestro constructor en la segunda planta de un edificio en la Calle Castelar, paralela a la Avenida Duarte, detrás de la tienda La Gran Vía, en el sector Villa Francisca, Santo Domingo, Distrito Nacional. Entonces era un hombre vigoroso, lleno de vida, de alta estatura y con deseos de progresar. Pero el destino le tronchó el camino a seguir.

No tenía necesidad de movilizar esa varilla, porque contaba con ayudantes, pero a Manuel se le ocurrió trasladar una varilla de acero hacia un lugar donde había otras amontonadas, con tan mala suerte que hizo contacto con un cable de alta tensión que sobresalía sobre el techado de la segunda planta de la construcción. Y así fue como comenzó, a partir de ese momento, lo que sería un vía crucis sin fin.

"Sentí como si me hubieran dado en la cabeza con una mandarria, hasta que salí disparado a un montón de varillas y entonces perdí el conocimiento. Mis compañeros me bajaron y me llevaron al Hospital Padre Billini, en la Zona Colonial. Todo el mundo creía que estaba muerto", narra Manuel.

En el Padre Billini permaneció tres y medio meses, en gravísimo estado, a tal punto que hubo que amputarle el brazo izquierdo al nivel del codo. Los médicos hicieron todo lo posible por salvárselo, pero los huesos estaban astillados e infectados. Solo le queda el muñón.

Manuel fue trasladado luego al Hospital Moscoso Puello, donde permaneció varios meses, hasta que fue despachado.

La descarga eléctrica le afectó el pie derecho, que se le inflamó de tal modo que no podía ponerse los zapatos. Sufrió entonces gangrena. Hubo que amputarle la pierna derecha.

Pero Manuel no se lamenta, ni pide, aunque esté muriéndose del hambre. "Hay días que me acuesto sin comer nada. Hay que ser hombre y medio para aguatar lo que yo he sufrido. Pero espero que algún día Dios me ayudará", dice resignado.

Manuel Beltré sí desearía algún tipo de ayuda gubernamental, razón por la cual espera que el Plan Social de la Presidencia o el Despacho de la Primera Dama le ayuden, aunque sea con una pequeña pensión para no seguir pasando hambre. Necesita también comida y, si es posible, algún tipo de ropa. Manuel Beltré puede ser localizado en Plaza Jaragua, avenida Paseo de los Beisbolistas esquina calle Cinco, Santo Domingo Oeste. Su celular, mediante el cual solo puede recibir llamadas porque nunca tiene minutos, es el número (629) 689-5527.

Santiagoestrella2000@yahoo.com