Atención integral para ancianos de Santiago

SANTIAGO. El Hospicio San Vicente de Paúl, con 91 años de labores en esta ciudad, ofrece asistencia integral a ancianos sin parientes o que han sido abandonados, pero lo más loable, es que ha rescatado a otros tantos que estaban perdidos en el alcoholismo y la mendicidad.

Un caso a destacar es el del profesor de ortografía, matemáticas y álgebra, Manuel Mejía (Manolo), de 74 años, quien ejerció el magisterio en Santo Domingo en la época del tirano Rafael Leonidas Trujillo.

“Miren periodistas, yo estoy vivo y rescatado gracias a Dios y a sor Elvia Castellanos, que me recogió de la calle 30 de Marzo, donde me emborrachaba todos los días y molestaba a los ciudadanos pidiéndoles dinero”, subrayó Mejía.

Dijo que en el hospicio le atienden de todo: de alimentos, medicina y terapias, para que cada día se aleje más de los vicios.

Mejía puso de relieve que cuando ingresó al hospicio no le gustaba bañarse ni afeitarse, por lo que le enseñaron que la higiene personal y el aseo son saludables.

Para dar muestras de su lucidez, el anciano narró los hechos cuando eliminaron a las hermanas Mirabal, el ajusticiamiento de Trujillo y recitó varias reglas matemáticas y de álgebra. De los 75 ancianos internos en el Hospicio San Vicente de Paúl sobresalen Aridia López Fermín (la Degaritá), con 100 años y todavía se identifica como del PRD. Es nativa de Laguna Salada.

También Corina de la Cruz Disla, de Conuco, Salcedo, agradece al reverendo evangelista Disla haberla ingresado en la entidad, ya que según ella, la soledad la estaba matando en su comunidad.

Donaciones

Profesores y estudiantes del colegio Episcopal La Anunciación llevaron ayer no solo donaciones en alimentos y metálico para los ancianos, al celebrarse ayer el Día Internacional del Adulto Mayor, sino que un grupo de jóvenes interpretó varias canciones.

El hospicio tiene una enfermería, dos dispensarios médicos, un salón de actividades, y la sala de terapias, que se ofrecen diariamente. Asimismo, cuenta con una capilla y un precioso parque-jardín donde los internos se recrean y en invierno toman el sol.

La institución es dirigida por un patronato y cuenta con los servicios de varias monjas, cuatro de ellas de Colombia. Tienen varios internos extranjeros, entre ellos de Colombia, Italia y Haití.

Narciso Pérez