Los alumnos rebeldes de Juan Bosch

SANTO DOMINGO. A sus 78 años de edad, José Aybar Sánchez conserva la literatura y los apuntes del curso de Ciencias Políticas que tomó hace 53 años en Costa Rica. Muchos de sus compañeros de clase tenían pocas semanas de haber salido de la cárcel, y uno de sus profesores fue el expresidente y escritor dominicano Juan Bosch. Pero, ¿por qué Bosch impartiría docencia a exreos?

"¡Acabaron con Costa Rica!", recuerda Aybar. "Eran personas que después de estar sojuzgados por el régimen de Trujillo se encontraron con toda la libertad del mundo". Él se refiere a una buena parte de 26 miembros de la Agrupación Política "14 de Junio", 25 del Partido Revolucionario Dominicano (PRD) y seis de la Unión Cívica Nacional, que poco después del ajusticiamiento del dictador Rafael Trujillo fueron enviados al Instituto de Educación Política de San Isidro de Coronado a estudiar por tres meses.

Bosch era profesor del Instituto junto a connotadas personalidades de la época. Más que maestro, tuvo que concienciar a varios compatriotas sobre el valor nutritivo de la comida que les servían con un sazón diferente al dominicano. Empezó, por ejemplo, con las habichuelas negras. "Nos instó a que nos comiéramos esa comida para que no nos muriéramos de hambre en esos tres meses", dice Aybar riéndose.

Eran la tercera promoción. Recibieron atenciones del expresidente de Costa Rica, José Figueres. Según historiadores, el Instituto estaba financiado por Estados Unidos. Su filosofía era esparcir la democracia en Latinomérica. Así, con edades entre 18 y 40 años, los dominicanos se formaron bajo esa ideología con el sueño de llevarla a su país.

Entre los 57 dominicanos, de una lista de 60 participantes, el fallecido líder perredeísta José Francisco Peña Gómez fue el más sobresaliente. Obtuvo la calificación más alta: 9.30 de 10. Le siguió la exvicepresidenta de la República, Milagros Ortiz Bosch, con 9.

En la matrícula también estuvieron Eduardo Tavarez Justo, hermano del revolucionario Manolo Tavarez Justo; la opositora y ginecóloga Asela Morel; el exvicepresidente de la República, Rafael Alburquerque; el exgerente del Consejo Nacional de Seguridad Social, Arismendi Díaz Santana; el actor Iván García y el especialista en cine Armando Almánzar. De los tres de otros países, estuvo el expresidente de Ecuador, Rodrigo Borja Cevallos.

De los 57, han fallecido al menos 18. De los que aún viven, se ha perdido el rastro de un grupo. DL conversó con cuatro de los egresados del Instituto, quienes hoy día llevan más de 70 años a cuestas. Les brillaban los ojos y se les enternecía la voz cuando recordaban lo vivido del tres de septiembre al 12 de noviembre del 1961 en el Instituto de Educación Política de Costa Rica, que ha cambiado sus funciones.

Estudiante: José Aybar Sánchez 

El exsecretario de Educación (1995-1996) guarda encuadernado en cinco volúmenes el material de clases. Era miembro de la Unión Cívica Nacional. En su oficina de la Rectoría de la Universidad del Caribe exhibe decenas de diplomas y reconocimientos pero el del curso está colgado al lado de su escritorio. Las firmas de Bosch, Figueres y Sacha Volman están en el pergamino. Tenía 25 años cuando lo recibió. 

Cuando viajó a Costa Rica, era un abogado esbelto que usaba anteojos grandes. "Era la primera vez que me daban pasaporte, porque no podía tener pasaporte en esa época, era desafecto al régimen", recuerda. "Fui pensando en prepararme políticamente para venir a servirle a República Dominicana con un conocimiento más terminado de lo que eran las Ciencias Políticas".

Bosch, junto con el excanciller de Ecuador, Alfredo Pareja, impartió la asignatura Historia Política de América Latina. Compartió con los alumnos sus vivencias en la región. "Yo diría que fue la materia más difícil de todas", dice Aybar.

Recuerda que su amistad con Peña Gómez se extendió hasta después del curso. Además, que al volver a República Dominicana, llegó con una mentalidad revolucionaria. "La política no es solamente hacer bulla, sino hay que trabajar también".

Peña Gómez (primero de la derecha, en la primera línea), detrás suyo Aybar Sánchez, junto con otros estudiantes. 

Estudiante: Arismendi Díaz Santana

Conversando en la comodidad de su apartamento en el centro de Santo Domingo, Díaz recuerda a DL que cuando fue al Instituto con el grupo del PRD, tenía 18 años, y era el más joven de la promoción. Fue la primera vez que viajó en su vida, que ya hoy suma 71 años. "Cuando se constituye el grupo que va para Costa Rica, como soy el más pequeño, mi mamá le dice a Peña Gómez, que me llevaba a mi como algunos seis años: Cuídame ese muchacho, que ese es el más joven y no tiene experiencia". Y así lo hizo.

A excepción de unos cuantos que llegaron más tarde, los estudiantes fueron trasladados en un vuelo chárter de la desaparecida Dominicana de Aviación. Díaz recuerda que los que estuvieron encarcelados, exhibieron al principio un comportamiento indisciplinado. "Tomaban mucho, a veces no asistían a las clases, y todo se atribuía al efecto postcarcelario".

Destaca además: "Para nosotros fue muy impactante llegar a un país donde solo el dos por ciento de la población es de color (...) gente con mucho más educación que nosotros, más nivel de vida (...) y desde luego todos al fin y al cabo comenzamos a enamorarnos". Recuerda el caso de un miembro de la Unión Cívica Nacional que le gustaba una señorita pero descubrió que era empleada doméstica y ahí terminó todo.

Indica que participaron en mítines de partidos políticos de Costa Rica. También, fueron a un monumento del centro de San José, donde en 1960 se celebró la reunión de la OEA en que se sancionó a Trujillo por el atentado al expresidente de Venezuela, Rómulo Betancourt. Al recordar ese momento, a Díaz se le hace un nudo en la garganta y pausa su hablar.

Al retornar al país, dice, los del PRD escribieron una carta al dirigente Ángel Miolán para expresarle su descontento por la situación de los partidos políticos. 

Estudiante: Milagros Ortiz Bosch

Milagros Ortiz, su hermano Fernando Ortiz y Asela Morel.

La exvicepresidenta de la República (2000-2004) fue una de las siete mujeres de la clase y miembro del PRD. Llegó a Costa Rica con 25 años. Era una profesional, delgada, de pelo negro corto. En el Instituto fue que por primera vez vio a su tío Juan Bosch.

Como viajó días más tarde con otros que esperaron a que la ginecóloga Asela Morel saliera de la cárcel La Victoria, más un retraso por un ciclón en Miami, llegó un día a la hora del almuerzo. "Recuerdo que Juan Bosch estaba sentado en la mesa compartiendo con Eduardo Tavarez Justo, un hermano de Manolo. Parece que todos ellos le habían contado a Bosch de la actitud mía como joven frente a la dictadura, y recuerdo que Eduardo dijo: Ahí la tienen, esa es Milagros".

Comenta que el curso de política fue intensivo. Tenían desde las 6:45 de la mañana hasta las 7:30 de la mañana para desayunarse e iniciar las clases a las 8. "Todavía a las nueve de la noche estábamos en los recintos escolares, debatiendo temas o escuchando charlas".

Al provenir de un país donde su familia fue perseguida por la dictadura, apreciaba el ser libre de leer los libros que quería. "Hicimos algunas travesuras también", dice. Se fue con un grupo por las lomas a conocer al comandante Leonel Cabezas, un resistente a la dictadura de los Somozas en Nicaragua. Buscaron algunos exiliados de otros países, y en el cementerio de San Isidro de Coronado se entrenaron en manipulación de armas. Todo muy secreto, sin que los profesores se dieran cuenta.

Al preguntarle a la dama de 78 años si el entusiasmo de ese entonces se mantendría al ver la situación de la República Dominicana de hoy, responde: "Luché por la independencia de la justicia, no existe; yo luché por la igualdad de la mujer, seguimos luchando por eso; yo luché por la independencia de los poderes públicos y nunca ha habido más dependencia de los poderes públicos que en este momento; yo he luchado por la transparencia y el manejo correcto de los fondos públicos, y hoy día trágicamente sabemos que parecería ser que es inútil la lucha del Procurador (Francisco Domínguez Brito), entonces yo no tengo la alegría de ver triunfadas mis ideas pero sí tengo la satisfacción de haber vivido como creía que había querido".

Esa mañana de un martes, mientras cuenta a DL sus añoranzas, llega su hijo, el cineasta Juan Basanta. "Ese es mi único hijo", dice sonriendo. Le pregunta si puede esperar a que muestre algunas fotos a los reporteros. Basanta responde que sí. Ortiz busca un álbum y saca cuatro imágenes. Empieza a decir los nombres de cada fotografiado en Costa Rica. "Tengo buena memoria", concluye. 

Estudiante: Iván García Guerra 

"Lo que usted no puede decir en tres minutos no vale la pena", le dijo Bosch a García, que tenía 23 años. En su casa, acompañado de su perro y rodeado de dos gatos, el actor y escritor de 76 años rememora bajo el sonido de la lluvia de la tarde su militancia de izquierda. Viajó en el grupo de la Agrupación Política "14 de Junio".

Su idea era acabar con lo que quedaba del trujillismo y ser útil a la gente. "Creo que todos estábamos en el mismo plano, no era yo solo (...) Algo logramos, pero no lo que queríamos".

Cuenta que al regreso al país, algunos se beneficiaron políticamente, otros no. "Uno no puede oponerse al dinero, y como nos opusimos al dinero, fracasamos", dice resignado.

Llega un momento de la conversación en que García contiene las lágrimas y la voz se le quiebra. Es cuando reflexiona si valió la pena el espíritu patriótico que llevó al Instituto, y que aún sentía cuando la revolución de abril del 1965. "Hace dos semanas que yo estoy deseando tirarme al suelo a llorar, lo de la luz, lo del fuego en el Metro, entonces uno se pregunta ¿para qué trabajó?", concluye.

Mariela Mejía