Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Actualidad

Senén Caba cree exámenes para residencias médicas son un desafío para docentes y universidades

El expresidente del CMD analiza aspectos del tema en dos artículos

Expandir imagen
Senén Caba cree exámenes para residencias médicas son un desafío para docentes y universidades
Protestas por revisión resultados de exámenes. DL

SANTO DOMINGO. El expresidente del Colegio Médico Dominicano (CMD), doctor Senén Caba, calificó de "poco científico" el examen que se aplica a los aspirantes a residencias médicas y consideró que las exiguas cifras de promovidos son un verdadero desafío para los autores, los docentes y las propias universidades.

Así lo planteó el médico internista e intensivista en una serie de dos artículos que escribió para Diario Libre, en los que analiza el sistema de residencias médicas y los métodos de aplicación del citado examen, y cuya primera parte se publica íntegra a continuación:

Senén Caba

Recursos humanos de salud en República Dominicana ante la encrucijada de un modelo en desfase

I

La carrera médica y la pasantía

En las últimas semanas la población dominicana ha podido observar a través de los medios de comunicación la intervención de diferentes actores del ámbito sanitario, abordando varios tópicos estrechamente vinculados a la formación de recursos humanos en salud, su formación, especialización y captación por un mercado que no tiene en cuenta los servicios médicos como elemento trascendental para abatir la pobreza, sino como instancia que sirve al engranaje capitalista de oferta y demanda.

Esta situación genera contradicciones en el propio modelo que impactan de manera sistemática a los profesionales, desde el mismo momento en que se inscriben en la universidad, su graduación, pasantía de ley y competencias por llegar a ser especialistas.

En ese contexto nos proponemos analizar el complejo entramado que se forma a raíz de estas contradicciones, expresar las debilidades más notorias y los desafíos más relevantes para enfrentarlas.

En efecto, quedaron muy atrás los tiempos en que la enseñanza de la medicina era privativa de muy pocos centros, a cuya cabeza estaba la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), antiquísima institución que en los 60, tras el advenimiento del llamado ¨´Movimiento Renovador´´, definió un rol social y de compromiso popular más trascendente. Eran los aciagos años de la posguerra. En ese contexto, se produce una temprana escisión por parte de docentes, con visión más conservadora, vinculados a élites oligárquicas dominicanas que constituyeron la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) ; algo más tarde vendrían la Universidad Católica Madre y Maestra (Pontificia) con clara orientación de la Iglesia Católica, y la Universidad Central del Este, destinada a los estudiantes de aquella región y a la matriculación de una enorme cantidad de estudiantes de origen puertorriqueño y norteamericano.

Hoy, nueve altas casas de estudios, abren sus puertas a miles de estudiantes que en 2011 llegaban a más de 35,133 (hacen 4 años), siendo la carrera más solicitada, después de la contabilidad.

Al culminar los 5 o 7 años de carrera (UASD) el nuevo profesional deberá entrar a "una pasantía de ley" (única carrera en República Dominicana que mantiene esa condición); más de 2000 nuevos graduandos están llamados a cumplir con este periodo, para el cual solo se dispone de 932 plazas.

Entran en juego el clientelismo político, favoritismos, en fin, toda suerte de maniobras, a veces no claras para alcanzar una vacante, a veces en lugares remotos e inhóspitos, enfrentando situaciones humanas horriblemente difíciles para los pacientes que solicitan sus servicios y para ellos mismos, que se estrenan perplejos en un escenario crudamente carenciado, a veces hostil, en medios de Unidades de Atención Primaria (UNAP) que solo cuentan con su voluntad. Allí se les paga, a duras penas unos RD$22,000.

Se plantea por parte de las autoridades la eliminación de esta anacrónica ley, sin acompañarla de los cambios curriculares que conllevan a su desaparición. En fin, que al terminar la pasantía, el médico ya es un "generalista" terminado en pos de una de las 700 plazas que ofrece el Estado para 45 especialidades. Aparecen los vicios de la politiquería oficial, la aplicación de un examen poco científico, avalado por el Consejo Nacional de Residencias Médicas, instancia oficiosa nacida en 1997 que reúne a la UASD, el Ministerio de Salud Pública, el Ministerio de Defensa, el IDSS y el Colegio Médico Dominicano, e impartido por un comité de profesores de la UASD, que sirve como tamiz nebuloso para seleccionar los nuevos ganadores a plazas.

Las exiguas cifras de los "promovidos" son un verdadero desafío para quienes elaboran el test, para los docentes y para las propias universidades, ya que más del 80 % ha quedado fuera de las residencias, según estadísticas de los últimos tres años, engrosando el ejército de desempleados y subempleados que, frustrados, abominan de la profesión que con sueños acrisolados hoy ven convertirse en una interminable pesadilla.

(El autor es médico internista intensivista, pasado jefe de Enseñanza del Hospital Fco. Moscoso Puello y pasado presidente Colegio Médico Dominicano).