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Feminicidios de 2015 dejan siete huérfanos en Hato Mayor

Por los menos 22 hombres guardan prisión por intentos de asesinato a parejas

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Feminicidios de 2015 dejan siete huérfanos en Hato Mayor

HATO MAYOR.- De los 12 casos de feminicidios que se han registrado en los tres meses de 2015 en el país, Hato Mayor aportó dos víctimas que dejaron siete hijos en la orfandad y llevaron luto y dolor a por lo menos cuatro familias.

Mientras, los ataques y amenazas van a ritmo meteórico, estando recluidos en cárceles por los menos 22 hombres por querer erradicar de la tierra a sus parejas.

Así lo revela el informe trimestral  Homicidios de Mujeres y Feminicidios en 2015, de la Fiscalía de Hato Mayor.

Los crímenes registrados contra mujeres se produjeron con apenas días de diferencia entre uno y otro, y evidencian la crueldad con que actúan los hombres al momento de atacar a las féminas
 
Los feminicidios en el 2014 alcanzaron la cifra de 88, y los homicidios contra mujeres 89, para un total de 177 en todo el país.

En ambos casos, registrados en los municipios de El Valle y Sabana de la Mar, los hombres atacaron movidos por los celos.

Las muertes tuvieron sus epicentros a la comunidad de Mata Caballo, a 17 kilómetros al oeste de El Valle y en el barrio El Vivero, de Sabana de la Mar.

Los hijos que quedaron en la orfandad están al amparo de sus abuelos, que sufren estrecheces económicas.

En 2014 no se registraron feminicidios en Hato Mayor, aunque sí unos 14 asesinatos, incluyendo la de una joven, asesinada por otra de varias estocadas en el batey Lechería.

Las historias

Casandra Mendoza González, de 25 años, en reiteradas veces le decía a Deibi Sierra Hernández, de 26 años: "No te quiero como hombre, vete, déjame tranquila".

Al parecer, estas expresiones de desamor fueron produciendo despecho y animadversión en el dueño de minas de ámbar, que entendía que el dinero podía retener a su lado la trigueña y joven mujer, que tenía cuatro hijos con distintos hombres en Sabana de la Mar.

Apenas dos meses de convivencia sirvieron para que el hombre se enamorara locamente de la jovial mujer.

"Yo no te quiero como hombre", pudo haber sido la expresión que más afectó y puso odio a los sentimientos de David, como también llamaban al homicida-suicida.

Madre de Casandra

"Él tenía planificado matarla, porque el día anterior la invitó al Banco de Reservas a Hato Mayor, a sacar un dinero para que hiciera unos pagarés de algunos electrodomésticos que habían adquirido, para embellecer el apartamento, en el sector Pajarito", relató su madre Juana González.

Asegura que el domingo, un día antes de la tragedia, él la encañonó en el apartamento y disparó a la pared, como una forma de amedrentarla.

"Fueron dos meses de sobresaltos e incertidumbres que vivió mi hija, porque el ofreció una mejor vida, pero los celos lo pusieron rebelde", explicó.

El lunes, cuando supuestamente iban para el banco, David, al llegar al municipio de El Valle, dijo que tenía que ir a la casa campestre a buscar la libreta de banco, sin imaginarse ella que iba a buscar la muerte.

"Ella no podía mirar a nadie que pasara por la calle, porque de inmediato le inquiría que si tenía algo con ese hombre", contó su madre.

Se conocieron en la zona de explotación del ámbar en El Valle, donde ella era socia completa en una mina.

Se presume que estaba embarazada, lo que será determinado con los resultados de la autopsia.

Era la segunda de cinco hijos del agricultor Juan Mendoza y la doméstica Juana González.

Claudia Torres, su hermana de parranda y a quien la víctima confesaba sus intimidades, reveló que David era más celoso que una abeja reina en una colmena.

Una vez en la casa campestre, David le dio un balazo a la frente y luego se suicidó accionando la pistola marca Prieto Bereta, calibre 380, que portaba con permiso legal, dándose dos disparos.

Los cadáveres fueron hallados con disparos en la cabeza y el tórax, en el patio de una casa campestre en la comunidad Loma Mata Caballo, a 17 kilómetros al oeste del agrícola municipio de El Valle, provincia Hato Mayor.

Mendoza González presentaba un balazo con entrada y salida en la región frontal, mientras que el hombre presentaba dos heridas de balas, una en la frente y otra en el tórax con entrada y salida.

Ambos cadáveres fueron levantados por el legista Santini Calderón Gastón, quien envió los cuerpos al Instituto Nacional de Ciencias Forenses (INACIF), para fines de autopsias.

Al lugar de la tragedia acudió el fiscal Henry Estévez, quien evaluó las muertes como un hecho pasional que se investigará.

El legista certificó que Deibi murió al recibir los impactos de bala en tórax anterior con salida por el arco superciliar derecho y sien izquierda y la mujer en sien derecha con salida por región occipital temporal izquierdo.

En el lugar del hecho fueron recolectados tres casquillos calibre 380 y dos proyectiles mutilados.

Los cuerpos fueron encontrados por Gabriel Sierra Valdez, padre del homicida-suicida al regresar de su conuco.

Caso de Indira

Una de las muertes más horripilantes y atroces que se haya conocido en la historia criminológica de Hato Mayor, fue la que afectó la vida de Indira Castillo Balbuena, de 47 años, a quien su concubino le provocó golpes contusos en el rostro, espalda y brazos, y para terminar le encestó una estocada por su vagina, en un arranque de celos, por lo que hoy paga con  un año de prisión como medida de coerción.

Indira dejó tres hijos en la orfandad, uno de 21 años, una hembra de 19 y un niño de seis años.

Su madre la definió como una "hija buena, honesta, tranquila, trabajadora, que hacía todo para ayudarme".

Para Carmen Balbuena y Juan Castillo Montás, padres de Indira, "ella fue secuestrada por él en Higüey y la llevó a Sabana de la Mar, donde la ponía a tumbar y cargar cocos como si fuera un hombre".

Era la tercera de nueve hijos procreados por los esposo Castillo Balbuena, así como el paño de lágrimas de su familia en el sector Los Rosales, en Higüey, donde tenía a sus hijos.

Pedro Coco atacó a palos y puñaladas. Luego la arrastró a más de 180 metros a la carretera para hacer creer que la muerte fue accidental.

Moribunda, la mujer fue encontrada por dos jóvenes que caminaban por la carretera que da acceso a Sabana de la Mar y la llevaron al hospital Elupina Cordero, donde recibió los primeros auxilios.

Tras cometer el hecho, Mario Mercedes de los Santos Díaz (Pedro Coco), de 30 años de edad, huyó del barrio El Vivero, pero fue localizado cuando regresó a la casa a buscar ropa, siendo apresado.

Para desgracia de Pedro Coco, como es conocido el hombre en todo el pueblo, la mujer logró hablar y decirle a la médico de turno, quién le había dejado en inconsciente y mal herida.

Tras ser apresado admitió al fiscal de Hato Mayor, Henry Estévez que "ciertamente, hubo un forcejeo cuerpo a cuerpo con la hoy occisa y que se vio en la obligación de inferirle una estocada con un cuchillo que luego tiró en una letrina".

Zunilda Sosa, encargado de Violencia de Género del Ministerio de la Mujer en Hato Mayor, reveló que el organismo tiene una profesional del derecho para asistir legalmente a las mujeres abusadas y amenazadas por sus parejas.