Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
Actualidad

Madres que apuestan a “un comienzo positivo”

Cuando la falta de planificación familiar y las condiciones materiales, amenazan la estabilidad emocional y económica de las futuras madres.

“Ninguno de ustedes fueron planificados, fueron accidentes, pero todos fueron bienvenidos”, es la respuesta que la madre de Ana, Roberto, Jenifer y Lili suele repetirles cuando éstos les preguntan sobre su concepción y nacimiento.

Es una realidad que viven muchas parejas que no toman ninguna prevención al momento de tener relaciones sexuales, tanto con sus esposos, como con parejas de turno, y que conllevan a embarazos no deseados y consecuentes rechazos.

Sucede a menudo en adolescentes, las cuales son juzgadas por una sociedad que no les educa sobre cómo prevenir embarazos y le enrostra su precoz maternidad.

Pero ocurre también en mujeres adultas que, por razones económicas, porque al momento de descubrir un embarazo estaban separadas de sus parejas, por ser fruto de una infidelidad, o simplemente, porque no estaba en sus planes, rechazan esa criatura.

Muchas veces esa actitud está condicionada por el cambio hormonal que provoca el estado de gestación, y lo mejor es que la gran mayoría de los rechazos desaparecen con el primer trimestre del embarazo, cuando las críticas bajan y la madre asume su responsabilidad y la maternidad.

Con estas realidades se ha encontrado la psicóloga perinatal Mary Concepción y su grupo de colaboradores en las consultas de la maternidad Nuestra Señora de La Altagracia y en el Hospital de la Mujer Dominicana, del Instituto Dominicano de Seguros Sociales (IDSS), lo que motivó el nacimiento de “Por un Comienzo Positivo”, un componente del Programa Comunidades Inteligentes del Despacho de la Primera Dama, que coordina la especialista, quien comparte su experiencia de más de un año.

Comienza narrando una experiencia con una mujer de 39 semanas de gestación y unas condiciones económicas muy difíciles, que la hicieron dudar sobre si debía llevar a feliz término su maternidad, lo que pudo dilucidar cuando habló con ella y en quien logró el cambio de actitud.

“Nuestras mujeres necesitan mucho apoyo educativo en lo que es el proceso que viven de un embarazo, particularmente las adolescentes”, expresa la especialista.

A las adolescentes se les cierran muchas puertas: Al estudio, al trabajo y hasta la familia.

“En la familia, mucha gente nos mira como si fuéramos extrañas, murmuran, unos nos ven con el rabo del ojo, y otros no se contienen y hacen comentarios que molestan”, dice María (nombre ficticio) al recordar su experiencia de maternidad cuando tenía 15 años. Ya cumplió 20, y es madre por segunda vez.

A juicio de Concepción, eso genera que muchas vean la maternidad como el fin de sus vidas, y que rechacen a sus hijos antes de que nazcan. Son de las situaciones que el programa busca superar, como también hacerles entender que son personas útiles, que el hecho de ser madre es un don, una oportunidad para que sean mejores seres humanos, y que un niño no es un error, ni un estorbo, sino la oportunidad para que se superen.

Se presentan casos de adolescentes de primera etapa (11 a 13 años de edad), con las que se inicia un trabajo de acercamiento, primero de identificación, luego de apoyo, y también de referir a especialistas, en caso necesario.

Han encontrado rechazos de embarazos, pero no sólo en las adolescentes, también en adultas que sienten que no fue el momento para embarazarse o que el progenitor no era la persona adecuada con la que debían tener un hijo. En esos primeros tres meses pueden experimentarse muchas emociones, muchos pensamientos pasan por sus cabezas, y suelen desaparecer cuando el bebé comienza a latir en sus vientres, y sienten que llevan una vida por la que tienen que velar por el resto de las suyas.

Se les orienta para que retomen sus estudios, porque es una forma de garantizarles un mejor futuro a ése y otros hijos que tienen o que tendrán.

Educación

El nivel de escolaridad, tanto de las adolescentes como en las adultas, va desde primaria hasta superior y predomina el primer ciclo del nivel medio.

Por eso Comienzo Positivo desarrolla un proyecto piloto en la maternidad Nuestra Señora de La Altagracia y en el Hospital de la Mujer Dominicana, que pudiera replicarse a nivel nacional, porque los resultados han sido muy exitosos, al decir de su coordinadora.

Consta de dos módulos, y la meta es iniciar un tercero. El primero se desarrolla en la maternidad desde las 6:00 de la mañana, que es la hora en que ellas van llegando a sus citas. Los consejeros y psicólogos no alteran su proceso rutinario de citas médicas, sino que llegan justo en el momento en que hacen sus turnos. “Trabajamos de manera simultánea de lunes a jueves con embarazadas adolescentes y adultas”, expresa la coordinadora del plan.

Asegura que el programa ha ayudado a un cambio de actitud. A la fecha, más de 20,500 mujeres se han beneficiado de las charlas, los ejercicios prenatales, vitaminas y canastillas.

A las futuras madres se les enseña cómo alimentarse durante y después del embarazo, la higiene y el cuidado del recién nacido, y de la parturienta durante el puerperio, y lactancia.

El segundo módulo lo desarrollan en el Hospital de la Mujer Dominicana, e incluye una profilaxis del embarazo y el parto. Las mujeres asisten de 7:00 a 9:00 de la mañana cuatro días en el mes.

Ahí van con las parejas, las madres y otros parientes, y se fomenta el parto natural. Entonces, aprenden ejercicios físicos de relajación para que venzan los miedos, y poder regular los procesos de parto. No lo han podido implementar en la maternidad La Altagracia por falta de espacio.

El salón donde las participantes reciben los ejercicios está climatizado y es amplio para que se sientan cómodas. Una doctora les enseña los ejercicios de relajación, porque lo que buscan es la humanidad de los servicios y que reciban lo mejor del programa.

En el esquema se levanta una base de datos de las pacientes, donde registran los nombres y apellidos, edad, el sector donde viven, y sus contactos telefónicos, por si alguna presenta una situación que requiera del apoyo de los promotores del programa.

Las expresiones que impulsan a continuar las labores

“Hola, mi nombre es Madelin Méndez, y le escribo esto, porque tuve una buena experiencia en este curso. Sólo digo que le saquen provecho, porque eso fue lo mejor. Entre lo que más experiencia tomé y realizo para que me vaya bien fue la respiración lo que más resultado me dio.

Por eso fue que tuve un parto normal y mi hijo lo oí gritar: Mi negrito”.

“Soy Kimberly del Rosario Pérez, y mi niña se llama Yujeisi Lisbeth. Desde que entré a sala de parto tenía seis centímetros de dilatación que me fueron subiendo poco a poco, y pude llevar esos dolores gracias a lo que aprendí en el curso de profilaxis (preparación del parto).

Las respiraciones que me enseñaron y a varias embarazadas más me sirvieron de gran ayuda”.

“Buenos días, les habla Nicoll María Marte, una de sus alumnas de preparación de parto. Estoy muy orgullosa por su ayuda. De corazón, estoy feliz por su maravilloso trabajo, por su esfuerzo. Estoy muy bien y mi bebé también.  Les deseo muchas felicidades y quisiera que toda adolescente siga adelante que sé que pueden con ayuda de Dios. Que Dios les siga bendiciendo en gran manera”