Matthew puso a prueba inversión en cañada El Arrozal en La Ciénaga

127

millones de pesos fue la inversión del Gobierno en el saneamiento de la cañada El Arrozal.

SANTO DOMINGO. Las lluvias de la pasada semana pusieron a prueba los trabajos y la inversión de 127 millones de pesos que hizo el Gobierno en la rehabilitación de la cañada El Arrozal en el sector de La Ciénaga donde la gente expresa su conformidad con la solución de un problema que les afectaba desde hacía años.

Cuando llovía el temor era el desborde de la cañada, pero a pesar de que hubo varios días con aguaceros, la gente no sintió temor ni recogió sus ajuares para salir huyendo como ocurría antes.

Los malos olores desaparecieron en la parte alta, al igual que la basura que arrastraba el desfiladero que desemboca en el río Ozama, pero se mantienen algunos problema en la desembocadura.

Durante las lluvias la gente se paseaba plácidamente por la plataforma que cubre la cañada y como dice “Vicki” González “está mejor ahora porque ya no se ve el lodazal, estás seco, mira cómo está la calle, se ve más bonito ahora...ante esta vaina se llenaba de lodo, aquí parecía que vivía gente”, cuenta.

Los niños en vez de estar asustados aprovecharon las lluvias para jugar encima de lo que antes era la cañada que tenía fortaleza casi de un río. Hoy sus casitas están decoradas con pinturas alegoría a la realidad del sector.

Fue en junio de 2015 cuando el presidente Danilo Medina visitó el lugar y dispuso el saneamiento de la cañada, luego de recibir una carta de las organizaciones comunitarias y del párroco de La Ciénaga y Los Guanduales, padre Edward Figueroa, mejor conocido como (Padre Macoby).

El director de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo, Alejandro Montás, quedó a cargo de los trabajos y le dio seguimiento estricto a los trabajos hasta concluirlos en febrero de este año.

Pero no todo es conformidad, algunas personas reconocen el trabajo realizado, pero demandan más. “Chicho”, Elías Pérez y Andy Ramírez exigen la terminación de los callejones, principalmente el 10.

Es que no todos los callejones fueron asfaltados y cuando llueve se llenan de agua penetrando a las viviendas.

Alexandra Méndez vive cerquita de la desembocadura de la cañada en el río y a ella todavía se le llena su casa cuando llueve, ella está conforme con lo que se ha hecho, pero entiende que junto a sus vecinos merece que las alejen de la amenaza del Ozama.

“Bueno estamos mal, debieran desalojarnos antes de que ocurra una tragedia, anoche(el pasado jueves) estábamos en un juidero buscando donde dormir, donde alojar los niños, pero lo que se hizo para allá arriba está bien”, explicó.

Adalberto de la Rosa