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La importación de habichuelas “se come” a la producción nacional

Reportaje: Los productores del valle de San Juan de la Maguana afirman que la introducción masiva de leguminosas ha hecho que reduzcan sus cultivos a un 50% en los últimos años. Se quejan de que no pueden competir con los granos extranjeros, especialmente con los que llegan de Norteamérica, de donde proviene alrededor del 90%.

SANTO DOMINGO. Junto a las lluvias y la mosca blanca, que amenazan constantemente a los productores de habichuela del país y que de manera eventual pueden hacerles fracasar su producción, ese sector tiene a un enemigo latente que paulatinamente les va quitando “terreno” en el negocio.

Su enemigo se llama importación, que según el presidente de la Asociación de Productores Agrícolas de San Juan de la Maguana, Manuel Matos, ha provocado que la siembra se reduzca en un 50% en los últimos años.

“San Juan ha ido perdiendo su capacidad de producción de habichuela, y por tanto de abastecer la demanda nacional. Hasta hace pocos años, aquí se producía entre un 60% o 70% de las habichuelas que consumía el país y el 80% de todas las semillas que demandaban los agricultores nacionales, pero eso se ha ido perdiendo sobre la base de las grandes exportaciones masivas que se vienen realizando de manera sistemática” apunta Matos, que advierte que en la actualidad, quizás lleguen a suplir el 30% del consumo nacional.

Según los datos que maneja, de enero 2015 a junio 2016 se importaron 1,533,119 quintales de habichuelas para consumo. “Y eso es sencillamente mortal para la producción nacional, porque nosotros no podemos competir en precio con los productores norteamericanos, de donde viene el 90% de las habichuelas”, dice.

Indica que de 225 mil tareas que se llegó a sembrar, el año pasado apenas llegaron a unas 125 mil.

Las estadísticas que publica el Ministerio de Agricultura indican que para el año 2015, el consumo nacional de habichuelas fue de 1,407,010 quintales, mientras la producción local apenas llegó 594,088 quintales, de las que se exportó 184,759, equivalente al 31% de la producción. La importación fue de 997,681 quintales.

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A esos volúmenes de importación, Matos atribuye el que ellos no hayan podido vender la producción del ciclo pasado noviembre 2015 –enero 2016.

A la fecha tienen en almacenes unos 80 mil quintales de habichuelas rojas y, aproximadamente, unos 50 mil negras, además de otros 200 mil quintales de maíz.

Aunque se preparan para la nueva siembra, los productores tienen la incertidumbre de a quién venderle.

Según el Ministerio de Agricultura, la producción de este tipo de leguminosas en la Regional San Juan, Azua y Elías Piña, es de unos 600 mil quintales al año, de los que unos 500 mil salen del valle de San Juan. Así lo calcula el director Regional, José Nova Rosario, quien estima unas 325 mil tareas de siembran.

El funcionario niega que las importaciones estén afectando las ventas. “No es por las importaciones. Es porque el año entero ha estado lloviendo y los productores de la parte alta han hecho un aporte significativo a la producción en la Regional, mayor que en años anteriores”.

Pero Nova Rosario reconoce que hay una cuota oficial por el Acuerdo de Libre Comercio con Estados Unidos y Centroamérica (RD-CAFTA), que independientemente se produzca o no, esa cuota debe entrar. Indica que, si bien en ocasiones el Ministerio trata de retener la entrada de los granos en aduana, es un compromiso dejarlos entrar.

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En febrero pasado, previo a las elecciones, el opositor Partido Revolucionario Moderno (PRM) denunció una mafia en las importaciones de la que se estaría beneficiando la empresa Agrocomercial Import, propiedad del ministro de la Presidencia, José Ramón Peralta.

La asignación de Contingentes Arancelarios DR-CAFTA, para este 2016, fue de 14,160 toneladas métricas de frijoles, de los que la empresa de Peralta es beneficiada con 2,662 tm, antecedida por Granos Nacionales con 2,772, Casa Chepe con 1,662 e Importadora del Sur con 1,220. En total son 76 beneficiarios, pero ninguno de los restantes llega a 700 toneladas métricas.

Como salida a su situación, los productores de San Juan le propusieron al Gobierno que les den participación en la cuota de importación para que los comerciantes a los que les venden puedan comprar parte de esas habichuelas, retenerlas y darle salida luego de agotar la producción nacional.

“Es que quienes traen esas habichuelas las introducen al mercado inmediatamente y no esperan a que se complete la producción nacional, cuando lo lógico sería que esas importaciones se coloquen cuando se produzca el déficit, no que vengan a competir con nosotros”, sugiere Matos.

Competencia desigual

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Manuel Matos reconoce que las habichuelas de Estados Unidos son más baratas que las que producen y explica las razones.

“Los norteamericanos tienen más tecnología, mayores áreas de cultivo, y reciben grandes subsidios. Nosotros tenemos problemas hasta para el crédito formal, y eso nos obliga, al 80% de los productores, a acudir a la banca informal. Muchos hemos perdido la línea de crédito”, comenta.

“La situación con el banco es que todos nosotros trabajamos tierra ajena. Y el banco no me hace un préstamo para 100 tareas que yo trabajo ajenas... Pero imagínese que yo vaya al banco a buscar dinero para un proyecto y me pidan una garantía de un millón de pesos... si tuviera un millón de pesos, lo pongo yo y no voy al banco”, comenta con ironía Enrique de los Santos, otro productor de la zona.

Pero el gerente General del Banco Agrícola, Félix Moreta, afirma que el financiamiento en el Valle de San Juan es de alrededor del 70% de los productores, aunque no ofrece montos.

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