Daño a la imagen del país
Diario Libre
En las teorías sobre las relaciones internacionales se distingue entre el poder nacional y el poder hacia el exterior.
El poder nacional lo conforman los atributos del país (territorio, población, fuerzas armadas, poderío económico, etc.). El poder hacia el exterior, o poder prestigio, lo conforman aquellas acciones destinadas a dar una buena imagen del país frente a sus estados competidores o adversarios.
Los estados viven de ambos. Cualquier debilidad en uno de ellos pone en peligro la soberanía de un país.
Esto último fue lo que no calcularon los que tomaron la infausta decisión de enviar una comisión de alto nivel a Haití a demandar una explicación que no nos quisieron dar. El país, al no usar inteligentemente los canales diplomáticos y las herramientas para preservar el prestigio del país, cometió un grave error que afecta su imagen y que lo pone en posición de debilidad ante otros temas de la agenda bilateral.
Puede ser, como afirma el ministro de Relaciones Exteriores, que los vínculos diplomáticos no serán afectados por el impasse, pero sí lo ha sido la dignidad y el prestigio del país, amén de la propia imagen de la Cancillería que no formó parte de la misión.
Se dirá que los haitianos tendrán que volver a comprarnos los productos. Ese no es el punto. El tema es cómo se negocia para preservar la soberanía y la imagen del país.
Ahora, como dice un diario haitiano, "después de la prisa, Haití está jugando el juego de la paciencia".
Ojalá hayamos aprendido la lección.
atejada@diariolibre.com
El poder nacional lo conforman los atributos del país (territorio, población, fuerzas armadas, poderío económico, etc.). El poder hacia el exterior, o poder prestigio, lo conforman aquellas acciones destinadas a dar una buena imagen del país frente a sus estados competidores o adversarios.
Los estados viven de ambos. Cualquier debilidad en uno de ellos pone en peligro la soberanía de un país.
Esto último fue lo que no calcularon los que tomaron la infausta decisión de enviar una comisión de alto nivel a Haití a demandar una explicación que no nos quisieron dar. El país, al no usar inteligentemente los canales diplomáticos y las herramientas para preservar el prestigio del país, cometió un grave error que afecta su imagen y que lo pone en posición de debilidad ante otros temas de la agenda bilateral.
Puede ser, como afirma el ministro de Relaciones Exteriores, que los vínculos diplomáticos no serán afectados por el impasse, pero sí lo ha sido la dignidad y el prestigio del país, amén de la propia imagen de la Cancillería que no formó parte de la misión.
Se dirá que los haitianos tendrán que volver a comprarnos los productos. Ese no es el punto. El tema es cómo se negocia para preservar la soberanía y la imagen del país.
Ahora, como dice un diario haitiano, "después de la prisa, Haití está jugando el juego de la paciencia".
Ojalá hayamos aprendido la lección.
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