¿Quién cotizará?

La Seguridad Social tiene en la informalidad su verdadera amenaza. No hay posibilidad de que sea viable un sistema que promete cobertura de salud universal y pensiones para el retiro si los trabajadores de hoy y de mañana no cotizan.

Ya los datos están ahí: el empleo crece en el sector informal en una proporción abrumadoramente mayor con respecto al formal. Y en este, el sector público ha generado en los últimos 12 años 400,000 empleos frente a los escasos 50,000 del sector privado.

Si queremos seguridad social, si queremos pensiones, necesitamos crear empleos para los potenciales cotizantes.

Y ahí entramos en el tema de los costos laborales que, a juicio de los empresarios, son excesivos y que ahogan las posibilidades de puestos de trabajo. Y ahí entramos en todas las penalidades con que se estampa cualquier emprendedor que se anime a crear un proyecto. Doble cotización, anticipos imposibles para los pequeños, dinero excesivamente caro (cuando aparece), inseguridad jurídica, licitaciones y concursos amañados...

Si los jóvenes no encuentran trabajo formal, no habrá pensiones. Será un sistema natimuerto o sencillamente una penalización, un impuesto para el empresario y para el trabajador que sí cotiza, porque nunca podrá ofrecer los servicios para los que fue creado.

El Estado, cada vez más grande, más caro, más endeudado, más populista... tiene que incentivar la creación de empleo formal... ¡privado!

IAizpun@diariolibre.com