Compartir
Secciones
Podcasts
Última Hora
Encuestas
Servicios
Plaza Libre
Efemérides
Cumpleaños
RSS
Horóscopos
Crucigrama
Más
Contáctanos
Sobre Diario Libre
Aviso Legal
Versión Impresa
versión impresa
Redes Sociales
opinion

Mercado laboral: son las políticas, viejo, las políticas (2 de 2)

Una de las interrogantes es el papel que juega la inmigración masiva en las estadísticas laborales. ¿Es informal? O, ¿acaso formal? Y el rol de esa inmigración sobre los niveles de salarios reales. ¿Alguno o ninguno? ¿Los deprime o los aumenta? ¿Explica algunas de las singularidades del mercado laboral dominicano? Y, si fuere así, ¿cual es la razón o conveniencia de que se calle, de que no se mencione, o no se controle?

Pues la verdad es, querido profesor Vitriólico, que no había pensado en eso.

No te preocupes, pocos lo hacen. Pero agárrate: dicen que en 2011 el salario mínimo en Haití era ligeramente mayor que en República Dominicana. Buena noticia para ellos, ¿no? Piensa ahora en la imagen de dos bañeras. Una con agua y otra vacía, con vasos comunicantes. Si quitas el tapón del tubo que las une verás que la bañera vacía comenzará a llenarse y la otra a bajar hasta que ambas tengan el mismo nivel. ¿Estará ocurriendo eso con los salarios de ambos países?

No se me había ocurrido.

Puede postularse la hipótesis de que dada la menor educación relativa de los inmigrantes que han llegado masivamente, que a la vez tiende a disminuir la nuestra, y la sobre oferta de mano de obra en el mercado dominicano, existe la presión de mantener los salarios reales dominicanos a la baja. En Haití podría ocurrir lo contrario: la emigración masiva reduce la oferta de trabajo y ayuda a que, por lo menos, los salarios no caigan.

Y, ¿cuál es su conclusión?

Es evidente. Ellos están exportando mano de obra y nosotros importándola, ¿sin darnos cuenta? El mercado de trabajo si reacciona. En el caso de ellos, mejoran las condiciones monetarias. En el nuestro ocurre lo contrario.

Y, ¿qué papel debe tener la productividad con respecto al nivel de los salarios?

Muy relevante. Pero debe asociarse al concepto de competitividad. Si hubiera una medida simple de la competitividad, se expresaría en el saldo de la cuenta corriente de la balanza de pagos, o de los acuerdos de libre comercio. Esos saldos son deficitarios. No somos competitivos.

¿Y que implica eso?

Pues que ni siquiera con productividad laboral creciente, no transmitida en mayor medida a los salarios, el país ha podido competir, lo que indica que tampoco puede generar empleos de calidad en la medida deseable.

No veo salida, profesor.

Si, mi alumno. La hay. Es sobre todo la falta de buenas políticas y de decisiones oportunas las que han creado un mercado laboral tan singular e insatisfactorio. Debes saber que la capacidad de compra de los trabajadores es ciertamente baja, sean informales o formales, y eso hay que remediarlo. Hay que tener cuidado de no hacerlo mediante artificios o creando nuevos costos, sino fomentando las condiciones para que se eleve la competitividad y crezca la producción, sobre todo la exportable, de modo que permita absorber empleo de calidad y traspasar ganancias de productividad al trabajo. Para eso hay que eliminar costos generalizados que afectan a la producción e influencias sobre el mercado laboral que lo distorsionan.

Explíquese mejor.

Te lo pongo de tarea, pero te dejo este guiño: Hay que investigar qué relación existe entre remesas, subsidios, inmigración masiva, política crediticia y cambiaria, estructura impositiva, electricidad precaria y cara, rigidez y costo de las reglas laborales, transporte ineficiente, entre otros, con la competitividad, el empleo y los salarios. Todos esos elementos tienen poder explicativo sobre las bajas tasas de ocupación, participación laboral y nivel de salarios. Hay que plantearse de que modo estas variables condicionan la competitividad y el mercado laboral, y tomar las decisiones que lleven a modificarlas. O sea, actuar para cambiar el resultado.

Pues tendré que pensar en este asunto tan complejo.

Son las políticas, mi ya viejo alumno, ¡las políticas! las que determinan y, por tanto las responsables del nivel de pobreza y de salarios, por la sencilla razón de que deben estar para modificar situaciones, no para eternizarlas. Por eso no basta, como dice la nota del organismo monetario, con crecimiento con estabilidad. (¿Drenando los recursos que deberían financiar el desarrollo?). No basta tampoco con los subsidios (habría que ver su efecto real sobre el mercado de trabajo), ni con los salarios mínimos. Son las políticas generales, repito, coherentes e integradas dentro de una cosmovisión, las que se necesitan; son decisiones valientes, mi alumno, las que han faltado.

Y, ¿a quién se le tira la pelota?

Es Leviatán quien debe actuar para transformar y facilitar la creación de empleo productivo dentro de un entorno competitivo. ¡No lo olvides!

Leer más