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Patologías políticas

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Patologías políticas

En momentos en que en el país la actividad política se torna cada vez más irrelevante y confusa, y en que las instituciones políticas y los partidos acusan notorios síndromes de disfuncionalidad institucional, de pérdida de visión política, de miopía social y deterioro de las virtudes políticas, la intervención de la Psicología Política bien pudiera servir de instrumento eficaz para la necesaria tarea aséptica a la que unas y otros deben someterse para bien de la ciudadanía.

Si bien es cierto que la Psicología Política parece distante en la agenda de los partidos políticos del país y de las universidades como formadoras de psicólogos profesionales, alegra saber que la misma ya hizo su entrada triunfal en muchos países latinoamericanos y mucho más temprano en Europa y en los Estados Unidos. Ya en la década de los setenta del siglo pasado la Psicología Política había tomado una relevancia mundial con la fundación de la Sociedad Internacional de Psicología Política (ISPP) y de la revista Political Psychology. Hoy ya existe una amplia bibliografía sobre el tema.

En Latinoamérica ya existen vigorosas redes relacionadas con la Psicología Política: Colectivos de Psicología de la Liberación en México, Costa Rica y Uruguay, Grupo de Psicología Política Latinoamericana (ULAPSI), Colectivo de Psicología Política de la Universidad de San Luis, Argentina: Asociación Brasilera de Psicología Política (ABPP), Red Latinoamericana de Psicología Política, Observatorio de Psicología Política Latinoamericana, Asociación Latinoamericana de Psicología política y la Asociación Ibero-Latinoamericana de Psicología Política ( AILPP), con sede en Medellín, Colombia.

¿Cómo definimos la Psicología Política? El Grupo de Trabajo de Psicología Política del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid (1998), define así la Psicología Política: "Es un conjunto de conocimientos científicos, desarrollados y transmitidos por una comunidad que se autodenomina psicólogos y psicólogas políticos y que están reconocidos socialmente como tales, que tienen en común pretender describir y explicar el comportamiento político humano".

Otras definiciones proponen que la Psicología Política se ocupa de las interacciones y relaciones de mutua influencia entre las organizaciones políticas y el comportamiento de los ciudadanos. También como el estudio de la interacción entre los fenómenos políticos y los fenómenos y procesos psicológicos. Finalmente, una definición más abarcadora: "Conocimiento psicológico reflexivo sobre la condición política de los seres humanos".

Algunos especialistas han elaborado una amplia lista de los temas que debe asumir la Psicología Política, tales como: el individuo como actor político; los movimientos políticos; líderes y seguidores políticos; condiciones y estructuras políticas; relaciones entre grupos políticos; procesos políticos; la comunicación y la opinión pública; aspectos psicológicos relacionados con el poder; toma de decisiones y participación; cambio y moldeamiento actitudinal de los candidatos y los votantes; los sentimientos antipartidistas: el apartidismo como síndrome de apatía y desafección políticas; mediación, negociación y solución de conflictos; la pasividad y antipartidismo reactivo; el impacto de la corrupción en la mente del votante; el marketing político y la comunicación electoral.

La Psicología Política necesariamente debe hacer suyas las problemáticas humanas vinculadas al quehacer político en la propia realidad social donde se estudia y se practica. Debe hacer suya la hiriente realidad social de amplios sectores de la población y asumir el compromiso de concienciar y motivar a todos los actores sociales para la superación de las mismas. Así, habrá de tratar como temas centrales de análisis y de práctica: la pobreza, el desempleo, la violencia en todas sus manifestaciones, la desnutrición, la exclusión social, el miedo, desesperanza, el clientelismo político y manipulación pública y privada.

Las instituciones políticas y los partidos políticos del país deben rescatar la lucidez y la responsabilidad social que fortalece la democracia. Deben hacer un profundo "mea culpa" frente al deterioro y la pérdida de confianza en la política y en los políticos, deben deponer los liderazgos díscolos y apabullantes que contaminan y patologizan la política y la democracia. La Psicología Política toca a sus puertas. Ojalá que la dejen entrar.