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Crisis de la oposición y alternancia política

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Crisis de la oposición y alternancia política

Las encuestas de preferencias electorales dan siempre lugar a múltiples lecturas e interpretaciones en función del ángulo o perspectiva que se analicen. En el mejor de los casos, estas indican tendencias en formación o desarrollo, especialmente si se trata de mediciones que se realizan con mucho tiempo de antelación al certamen electoral. Y es que en política, cuando esta tiene lugar en un contexto abierto y competitivo, nada es necesario o inexorable, pues la misma está marcada por la contingencia y la indeterminación que resultan de las acciones y decisiones de los agentes que compiten entre sí, a veces movidos por la pasión y otras por la razón, así como por los imponderables que se producen en escenarios cambiantes en los que hasta un fenómeno de la naturaleza puede modificar el curso de un proceso político-electoral. O como dijo el sabio Maquiavelo, el éxito en la política es el resultado de “la fortuna” y “la virtud” de quien la ejerce.

Aún reconociendo esta característica cambiante propia de la política, hay factores que se van sedimentando en un determinado contexto, que emergen con fuerza en las encuestas de opinión y marcan tendencias más o menos firmes hacia una determinada coyuntura electoral. Una pregunta de la encuesta Gallup-Hoy que ha pasado desapercibida, a pesar de que la misma tiene una importancia fundamental para la definición del cuadro electoral con miras al año 2016, es la relativa a quién piensa la gente que será el próximo Presidente de la República. Según la explicación técnica, se trató de una pregunta abierta, por lo que la gente mencionó los nombres de manera espontánea y no en base a una lista pre-establecida por los encuestadores.

Las respuestas a esta pregunta muestran con mucha fuerza que una gran mayoría del electorado está convencida de que un candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ganará las elecciones de 2016. De los encuestados, el 41.3% expresó que cree que Danilo Medina será el próximo presidente de la República, mientras que el 25.8% identificó a Leonel Fernández. Cuando se ven los números asignados a los posibles candidatos de la oposición se pone de relieve que la población no cree que ninguno de ellos pueda ganar las próximas elecciones presidenciales. Los datos son los siguientes: 5.5% cree que Luis Abinader será el próximo presidente; 2.9% Miguel Vargas Maldonado; y 2.3% Hipólito Mejía. Ningún candidato del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) o de cualquier otro partido fue identificado por los encuestados cuando se les formuló esta pregunta.

Como ve, la población electoral tiene un total descreimiento respecto de la posibilidad de que un candidato de oposición gane las próximas elecciones presidenciales. En cuanto al PLD, si bien el que mayor simpatía general en este momento es el presidente Danilo Medina, quien no puede reelegirse por disposición constitucional, el expresidente Leonel Fernández tiene entre 15 y 21 puntos por encima de sus más cercanos competidores de la oposición, lo que representa un posicionamiento verdaderamente envidiable en un momento en que apenas comienza a perfilarse la competencia electoral.

En todo caso, el punto a destacar es que el electorado piensa que la oposición política no será opción real de poder en el año 2016. La crisis y la división del PRD, así como el descalabro del PRSC, no han pasado desapercibidos para el electorado, el cual entiende que el PLD continuará en el poder, sea con Danilo Medina o Leonel Fernández. Salvo el caso de Margarita Cedeño, respecto de la cual el 1.8% de los encuestados cree que será la próxima presidenta de la República, los demás aspirantes a la presidencia del PLD tampoco fueron reconocidos por el electorado cuando se le formuló esta pregunta.

Sin duda alguna, la crisis de la oposición limita seriamente la posibilidad de la alternancia política en el país. Para que un partido o coalición de partidos de oposición pueda ganar las elecciones es necesario que la mayoría del electorado llegue a un punto de insatisfacción con el ejercicio de gobierno de un partido o coalición de partidos, o que la oposición construya una alternativa creíble de cambio que supere la oferta del partido gobernante. En el caso dominicano todo parece indicar que ninguna de las dos situaciones se han producido, y si bien una o ambas a la vez pudiesen producirse antes de las elecciones de 2016 por el carácter contingente y cambiante de los procesos políticos, la mayor probabilidad es que esta percepción mayoritaria del electorado se mantenga de cara al próximo torneo electoral.

Seguro que de consolidarse esta tendencia se volverá a hablar del alegado peligro del partido único, pero mientras la oposición esté sumida en una crisis permanente y muestre una incapacidad crónica para formular ideas frescas, construir proyectos inspiradores y articular sectores sociales mayoritarios, la alternancia política difícilmente se producirá. Esto plantea un reto de renovación tanto al PLD, por los años que lleva en el poder y la probabilidad de que continúe por otro período constitucional, como a los partidos de oposición, los que están llamados a ganarse de nuevo la confianza del electorado y presentarle opciones válidas como parte de la necesaria competencia en el juego político de la democracia.