Fiscalía Vs. Superintendencia
A las autoridades parece las cogieron fuera de base
Aunque va por el mismo camino, hay que rogar a las ánimas del purgatorio que rectifiquen el rumbo, y hagan el trabajo que corresponde.
El banco de Baní.
Las autoridades no dan pie con bola, y como siempre, empiezan a tirarse cajas y cajones, sin asumir sus responsabilidades, pues en el caso puede haber faltas, pero también descuido.
La Fiscalía alega no haber recibido un informe que le permita iniciar o avanzar las investigaciones, y la Superintendencia se defiende diciendo que no se le hizo la solicitud.
Ese ataque y contraataque no serían más que entretenimiento o distracción que impedirían actuar a tiempo y con efectividad. Aun cuando no sea asunto de árbol, sino de bosque.
Se robaron una base, pero si pitcher y cátcher no atienden el juego y dejan en libertad al corredor, llega a home y ganan los malos.
Que no pusieron impedimentos de salida, que los banqueros tenían helicópteros, y que ahora no aparecen ni en los centros espiritistas. Está claro, entonces: no se escaparon, los dejaron ir.
Sólo queda el pleito de la Fiscalía y la Superintendencia, que contrario a lo que haría una paloma, ese dinero no volverá a su nido.
Aunque va por el mismo camino, hay que rogar a las ánimas del purgatorio que rectifiquen el rumbo, y hagan el trabajo que corresponde.
El banco de Baní.
Las autoridades no dan pie con bola, y como siempre, empiezan a tirarse cajas y cajones, sin asumir sus responsabilidades, pues en el caso puede haber faltas, pero también descuido.
La Fiscalía alega no haber recibido un informe que le permita iniciar o avanzar las investigaciones, y la Superintendencia se defiende diciendo que no se le hizo la solicitud.
Ese ataque y contraataque no serían más que entretenimiento o distracción que impedirían actuar a tiempo y con efectividad. Aun cuando no sea asunto de árbol, sino de bosque.
Se robaron una base, pero si pitcher y cátcher no atienden el juego y dejan en libertad al corredor, llega a home y ganan los malos.
Que no pusieron impedimentos de salida, que los banqueros tenían helicópteros, y que ahora no aparecen ni en los centros espiritistas. Está claro, entonces: no se escaparon, los dejaron ir.
Sólo queda el pleito de la Fiscalía y la Superintendencia, que contrario a lo que haría una paloma, ese dinero no volverá a su nido.