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Conjeturas sobre la recompra de Petrocaribe

“EI Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela suministrará, directamente, crudo, productos retinados y GLP o sus equivalentes energéticos al Gobierno de la República Dominicana, la cantidad de cincuenta mil barriles por día (50.000 Bbl/día) sobre una base promedio mensual. Dicho suministro será objeto de evaluación y ajuste en función de la evolución de las compras del Gobierno de la República Dominicana, de las disponibilidades del Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela y de las decisiones que adopte la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y de cualquier circunstancia que obligue al Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela a cambiar la cuota asignada según lo especificado en este Acuerdo”. Artículo I, Petrocaribe

Venezuela tiene todo el derecho a vender –sin previo aviso- cualquier tenencia de deuda que considere que puede proporcionarle liquidez en un momento que como el presente es de agonía financiera. Igualmente, si la deuda de origen dominicano va al mercado secundario de valores, la República Dominicana también está en su derecho en adquirirla, si considera que la operación es ventajosa. Son procesos financieros que se dan al margen de cualquier consideración ideológica. Sin embargo, a falta de una versión oficial que clarifique la realidad de la deuda dominicana con Petrocaribe, en cuanto a que el gobierno de Venezuela estaría en proceso de venderla a Goldman Sachs, y que, a su vez, el gobierno dominicano estaría interesado en adquirirla de éste último, solo nos queda hacer algunas conjeturas en torno a la viabilidad o no de la operación.

Partiendo de la información -no confirmada- de que Venezuela vendería nuestra deuda con un descuento del 59% algunos analistas se han precipitado en afirmar que es un gran negocio para el gobierno comprar su propia deuda. Como no tenemos toda la información pertinente es necesario hacer algunos supuestos que permitan una aproximación sensata a la realidad. Así que partiremos de la conjetura de que toda la deuda de Petrocaribe está estructurada para ser pagada en 25 años –dos de gracia y 23 para el capital-. Estamos conscientes de que la deuda se ha ido acumulando y tiene vencimientos diferentes. Si así fuere, la tasa de descuento utilizada por Goldman Sachs para que el valor presente de la deuda se determinara en USD1,691 estaría entre el 11 y 12%. Una tasa que pudiera considerarse ligeramente alta para la deuda de un país que recientemente colocó bonos soberanos al 7.45%.

Si Goldman Sachs, después de adquirir la deuda, la vende al gobierno dominicano, tendría que hacerlo por un valor mayor. Digamos que es posible adquirirla por USD2,000, incluyendo comisiones y otros gastos implícitos en la operación; lo que representaría un ahorro de unos USD2,200 millones. ¿Tiene el gobierno USD2,000 para comprar esa deuda? Claramente, no. Tendría que ir a los mercados financieros internacionales a colocar bonos soberanos por ese valor. El bono soberano que fue colocado este año tiene un vencimiento de 30 años. Si se lograra colocar un bono similar con la mencionada tasa de 7.45% anual, al cabo de su vencimiento se habrían pagado unos USD6,450 millones. Bajo los supuestos del párrafo anterior, si República Dominicana mantiene su deuda con Petrocaribe tal como la contrató, al final de los 25 años terminaría pagando unos USD4,750 millones. No es necesario incluir la inflación en el análisis, pues afecta proporcionalmente a ambas cifras. En el marco de este análisis, luce improcedente que el gobierno dominicano emita bonos soberanos para comprar la deuda de Petrocaribe. Aún en el hipotético caso de que pudiera emitir esos bonos al 6%, terminaría pagando unos USD5,700 millones, muy por encima de la alternativa de seguir con Petrocaribe. Peor aún –y como me hizo notar un amigo economista- si el gobierno está en capacidad de comprar esa deuda, automáticamente se descalificaría para seguir recibiendo el financiamiento de Petrocaribe, pues haría evidente que no lo necesita.

Ahora bien, ¿cuál podría ser el interés del gobierno dominicano en llevar a cabo este cambio de deuda? Desde el punto de vista político tendría un efecto mediático muy positivo. Daría la falsa impresión de que estamos haciendo un gran negocio y, a la vez, reduciendo nuestra deuda externa. Cierto. El ratio deuda/pib se reduciría en casi cuatro puntos porcentuales. Y aquí pudiera estar el meollo del asunto. De cara al 2015 y al 2016 –dos años cruciales para el calendario electoral- esos cuatro puntos dan un margen adicional de endeudamiento sin que se incremente la relación deuda/pib. En un ambiente de fuertes cuestionamientos al endeudamiento público esto sería un alivio para el gobierno, quien podría con esos recursos frescos resolver el problema de financiamiento de las plantas a carbón, o iniciar proyectos de alto impacto electoral. De lo que pudiéramos estar seguros es que la reducción de la deuda pudiera resultar muy transitoria… solo el tiempo que se toma en pasar una nueva ley de bonos soberanos.