Danilo concitó muchos aplausos

Si el éxito de la rendición de cuentas de un Presidente de la República puede medirse por aplausos, la de Danilo Medina llenó las expectativas.

Algo difícil, casi imposible, en un país de democracia tan abierta que cada ciudadano se da el lujo de demandar o esperar el discurso que conciba su mente o convenga a su causa.

La tarea corresponde al mandatario, y más que derecho, obligación, informar de las acciones más importantes de su gestión en el año recién transcurrido.

Es una sola pieza, pero por el deseo de la gente, si fuera a complacerla, deberían ser más de diez millones de discursos. Uno por cada interesado.

Sin embargo, la ocasión fue única, pues por lo menos satisfizo la audiencia in situ, compuesta por legisladores, y no solo del PLD, sino de diferentes partidos.

Aunque también hubo refuerzos naturales, como los funcionarios del gobierno que hicieron como el público que asiste a los programas de televisión.

Por fervor o capricho aplaudieron a cada momento, como si fueran parte de un todo incluido, aun cuando se supone que tenían que justificar su presencia.

En todo caso, guión o actuación, todo quedó bonito.