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Psicología del tránsito para salvar vidas

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Psicología del tránsito para salvar vidas

Entre los aportes de las diferentes disciplinas para contribuir a salvar vidas mediante el fomento de la seguridad en las vías públicas figuran los de la Psicología del Tránsito. Debido a la alta tasa de mortalidad y morbilidad en nuestro país, ocasionada por los accidentes de tránsito, el tema de la seguridad vial amerita ser incluido en la agenda nacional y ser asumido con la debida prioridad, urgencia y responsabilidad. Diversos estudios colocan a la República Dominicana en el segundo lugar a nivel mundial con más muertes por accidentes tránsito, llegando a registrarse unos 41 muertos por cada cien mil habitantes.

Actualmente se reconoce que el 90% de accidentes de tránsito son causados por el “factor humano”, es decir, debido a conductas desadaptativas al conducir un vehículo o circular por las vías públicas, tales como torpeza, imprudencia, inadvertencia, irresponsabilidad, negligencia, ira, estrés e inobservancia de las normas de tránsito. Esto hace volver la mirada a los aspectos psicológicos de los conductores y peatones, incluyendo los usuarios del metro, así como a los factores de riesgo generados por estados emocionales inadecuados o por reacciones ante situaciones cotidianas de tránsito mal afrontadas.

Conocer el comportamiento psicológico del conductor, peatones y motoristas constituye un elemento clave para enfrentar seriamente el problema de la accidentabilidad vial, lograr una mayor seguridad del tránsito y diseñar y desarrollar medidas de intervención efectivas, más allá de la simple multa o retención del vehículo. En este sentido, la Psicología del Tránsito ha hecho grandes aportes y su importancia es cada día mayor en la sociedad y en las comunidades académica y de la investigación.

La Psicología del Tránsito surge como una División específica dentro de la Asociación Internacional de la Psicología Aplicada (IAAP), en el marco de la 22va. Conferencia Internacional de esta asociación, celebrada en Kioto, Japón, en 1990; siendo establecida oficialmente durante la reunión del comité ejecutivo de la IAAP, celebrada en Madrid en 1994. Existe también un Comité Iberoamericano de Psicología del Tránsito. Hoy día, muchas universidades de Estados Unidos, Alemania, Francia, Canadá, Australia, Israel, España, Brasil, Colombia y Argentina cuentan con carreras, postgrados y cursos especializados en esta área.

Los programas de formación de Psicólogos del Tránsito, y de otros actores relacionados con el tránsito, se proponen capacitar para investigar las competencias y habilidades para realizar las tareas de conducción con eficacia; establecer el procedimiento profesional para la evaluación psicológica de aspirantes a la obtención o renovación de la licencia de conducir; fomentar una conciencia de seguridad vial entre conductores y peatones e identificar las variables de riesgo psicosocial de los conductores y peatones.

Junto a estos programas académicos, que enfatizan también el estudio de las actitudes de los conductores y los peatones hacia los mecanismos, dispositivos y normativas de seguridad vial y el diseño de programas de capacitación que reduzcan las conductas de riesgo de los conductores y peatones, están tomando relevancia los congresos, conformación de comités nacionales, jornadas de sensibilización así como la realización de investigaciones dentro del ámbito de la Psicología del Tránsito.

Estudios sobre este particular señalan que determinadas emociones (ira, enfado, conflictividad, irritación, agresión), influyen directamente en la adopción de comportamientos inseguros y peligrosos al momento de conducir o circular por las vías públicas. Según un estudio reciente realizado en la Universidad de Málaga, España, “la ira y las emociones vinculadas con la agresión son de una alta intensidad emocional y disminuyen el rendimiento y la capacidad de reacción del conductor en más de un 30%”. Razones estas que llaman a erradicar las emociones destructivas como una manera de salvar vidas y evitar accidentes lamentables.

El comportamiento de los conductores y peatones en las vías públicas está determinando en una gran parte por sus valores, creencias, actitudes y estilos de vida: “conducimos y circulamos por las vías públicas como somos, como vivimos”, existe una relación directa entre personalidad y conducción y circulación en las vías públicas. La Psicología del Tránsito procura explicar, comprender, predecir los comportamientos y poder hacer las recomendaciones de medidas preventivas.

Como Psicólogo, ¿qué puedo recomendarle a los conductores y peatones, también a los usuarios del metro? Tanto en situaciones viales normales como en los “tapones”, aplique su “inteligencia vial” y su “inteligencia emocional”; actúe como una persona prudente, cortés, educada y responsable. Respete las leyes y normas de tránsito.

Si cuando usted está al volante se siente tenso, irritado o incómodo: respire y relájese, tenga paciencia; tómese unos segundos antes de reaccionar (“cuente hasta diez”). Controle sus emociones y las situaciones de riesgo que pueden inducirlo a cometer o sufrir un accidente de tránsito. Saque a flote lo mejor de usted mismo, ayude a evitar accidentes y a salvar vidas. Conduzca como lo haría una buena persona; no siembre dolor, daño y angustia en las vías públicas. Cuidarse y cuidar de los demás no sólo es una virtud ciudadana, sino una manifestación de salud y equilibrio emocional.