Los partidos son el país

Los mezquinos dirán que no, que no fue más que ociosidad, pero en los hechos, la verdad es otra. El país se mantuvo en vilo en relación con la reunión del Comité Político.

Las conversaciones de la semana, y sobre todo, de los últimos días giraron sobre dicho acontecimiento, y los más entusiastas hicieron apuestas en un sentido y otro.

El problema ahora será pagar, pues hay gente que se pasa de tragos y hace compromisos que después no puede honrar. Hoy hay famas puestas en entredicho y posiblemente amistades de años que se alejan como barcos sin amarras.

Verdaderos naufragios.

Este trance debiera ser sometido a estudio, y por ser tan complejo, por diferentes disciplinas, pues si no es un fenómeno, por lo menos expresión del temperamento de los dominicanos.

Aunque vale reconocer que los tiempos cambian, pues no hace mucho que ese suspenso se daba alrededor de protagonistas de otro color político.

Ahora son los peledeístas, pero en el pasado fueron los perredeístas, y la única diferencia es que los segundos montan caballo al pelo, mientras que los primeros con cincha y estribo.

Y se apean, no se tiran.

Diario Libre