La cancha pertenece a los malos
Diario Libre
La falta de castigo da nuevo impulso al crimen...
Los choferes de Boca Chica, cuando vieron la verdad cerca, se les olvidó que eran fieros lobos, y se presentaron como mansos corderos.
Al parecer un infundio de los medios, puesto que nadie recuerda ahora haber visto lo que se dijo en principio, de que querían prender fuego a la guagua con los niños adentro.
Como dice el refrán: la verdad es mala de ver.
Se pensó que sobre la cabeza de El Alfa caería azufre, y no del cielo, como en Sodoma y Gomorra, sino desde la Procuraduría. Sin embargo, esta vez el funcionario cogió pena, y no tiró con toda la fuerza de su brazo.
El mimetismo con los reguetoneros, al final tuvo buen resultado, pero no para el orden público, sino para los cantantes del género.
El castigo, incluso, fue una bendición para la plaza, pero igual para el "artista", ya que el lugar estaba abandonado, y ahora, al limpiarlo, recuperará su ornato.
El Alfa, por su lado, tendrá cinco minutos adicionales de fama, pues los medios cubrirán, como si fuera en tarima, su actuación con la escoba.
La cancha es de los malos, y con razón nunca prestan la pelota.
Los choferes de Boca Chica, cuando vieron la verdad cerca, se les olvidó que eran fieros lobos, y se presentaron como mansos corderos.
Al parecer un infundio de los medios, puesto que nadie recuerda ahora haber visto lo que se dijo en principio, de que querían prender fuego a la guagua con los niños adentro.
Como dice el refrán: la verdad es mala de ver.
Se pensó que sobre la cabeza de El Alfa caería azufre, y no del cielo, como en Sodoma y Gomorra, sino desde la Procuraduría. Sin embargo, esta vez el funcionario cogió pena, y no tiró con toda la fuerza de su brazo.
El mimetismo con los reguetoneros, al final tuvo buen resultado, pero no para el orden público, sino para los cantantes del género.
El castigo, incluso, fue una bendición para la plaza, pero igual para el "artista", ya que el lugar estaba abandonado, y ahora, al limpiarlo, recuperará su ornato.
El Alfa, por su lado, tendrá cinco minutos adicionales de fama, pues los medios cubrirán, como si fuera en tarima, su actuación con la escoba.
La cancha es de los malos, y con razón nunca prestan la pelota.
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