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Una mente bella

Los triunfos de los atletas y deportistas que han sufrido incapacidades y las han superado sirven de inspiración para todos los que tienen limitaciones físicas que les colocan en desventaja frente a los demás.

Los éxitos de los economistas, sin embargo, no suelen motivar inspiraciones semejantes, pero una excepción, aunque él era realmente un matemático, fue la vida de John Nash, graduado en la universidad de Princeton y ganador del premio Nobel de Economía en el año 1994.

Las contribuciones que le hicieron merecedor del Nobel están relacionadas con la teoría matemática de los juegos.

No, no dijo cómo ganar en la ruleta de un casino, pero sus trabajos sirvieron para iluminar el funcionamiento de sistemas complejos en los que las partes interactúan en base a condiciones y preferencias propias. Sus hallazgos son aplicados no sólo en economía, sino también en biología y otras disciplinas.

Su dolencia, la esquizofrenia, es un padecimiento que afecta a muchas personas en todo el mundo, con diferentes grados de intensidad.

En su caso comenzó en 1959, cuando era profesor en M.I.T., posición a la que luego renunció. Su devastador proceso de fantasías conspirativas, hospitalizaciones, mejorías y recaídas, fue presentado en la película del 2001 "Una Mente Bella", conocida en español como "Una Mente Brillante", protagonizada por el actor Russell Crowe. En el libro de Sylvia Nasar que le sirvió de base, se resalta el rol jugado por la esposa salvadoreña de Nash en su recuperación, pero en la película se reduce su importancia, se omite que él tenía un hijo por una relación previa, y no se presentan ciertos rasgos conflictivos de su carácter.

La muerte accidental de Nash y su esposa Alicia el sábado pasado permite reflexionar sobre el éxito de sus vidas, y lamentar que en nuestro país otras mentes privilegiadas se pierdan por causa de enfermedades tratables y por la falta de oportunidades educativas.

gvolmar@diariolibre.com