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Corrupción
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El escándalo

La muerte del arquitecto David Rodríguez García en las oficinas de la OISOE es una tragedia, sí. Y una pérdida irreparable, sí. Pero sobre todo, es un escándalo que no debe pasar sin investigarse a fondo el entramado que parece subyacer.

Seguimos jugando a que las cosas van bien. Aceptando como normal, para empezar, la misma existencia de una Oficina paralela al Ministerio de Obras Públicas y de la que han salido más millonarios de los que sabemos.

Seguimos actuando como si creyéramos que las adjudicaciones y concursos de las obras públicas van bien, que no hay licitaciones oscuras, obras otorgadas a testaferros, sobrevaluaciones, comisiones de por medio.

Por cansancio, hemos dejado de repetir que la corrupción que no se persigue es tan dañina como la que se comete. Que ya basta de alcaldes, funcionarios, asesores, enllaves y correveidiles que hacen del dinero público una cuenta de gastos personales.

El CODIA dice hoy lo que todos (pero ellos más que nadie) sabemos desde siempre. La muerte del ingeniero Rodríguez les mueve a dar una rueda de prensa, pero deben denunciar siempre --en los tribunales y públicamente- cada intento de soborno, cada comisión que sus socios deben dar para conseguir una obra.

El PLD se convierte ante nuestros ojos en el PRI mexicano. No hay presupuesto que lo resista ni sociedad que pueda desarrollarse ante una concentración de poder tan grande y tan viciado.

Proteger al que delinque nunca es una buena idea...

IAizpun@diariolibre.com

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