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Odebrecht
Odebrecht

Un punto de inflexión

Elegir no tomar una decisión, no impulsar un cambio puede ser una buena decisión estratégica en un momento determinado. Pero se corre el riesgo de confundir la prudencia con el inmovilismo o con la complicidad.

Odebrecht es el punto de inflexión en la negativa a combatir la corrupción de los partidos políticos que han pasado por el poder. Han sido cómplices en la acción y en la omisión. Se han ayudado a evitar los tribunales y si han pasado por ellos, se han dado la mano para salir del paso impunemente.

Ha habido escándalos internacionales, claro. Sobre todo si las empresas extranjeras, atraídas por el “clima de seguridad” para la inversión, eran alegremente estafadas por funcionarios en el poder. Gritaban un poco; tampoco mucho, la verdad. Odebrecht no ha inventado nada. Se ha visto de todo, desde pedir dinero por dar un permiso (ese es el básico) hasta exigir un porcentaje de las acciones de la empresa que trata de instalarse. Ese es el premium, el de los más arrogantes...

Pero el caso de Odebrecht es diferente. Ha permitido ver cómo los casos de corrupción sí llegan a los tribunales de otros países. Cómo van a la cárcel, cómo dimiten hasta presidentes. ¡Y por menos de 92 millones de dólares! Odebrecht nos ha demostrado que lo que sabíamos y negaban es verdad... y enseñan las pruebas.

¿Puede ser éste un caso más? ¿Lo pasamos a la carpeta de los Sun Land y demás “marcas registradas”? No, no parece que esto vaya a resultar tan fácil porque ahora ya sabemos que los encargados de investigar ya han hecho su trabajo. Que aquí -como en otros países- si quieren tenerla... deben pedirla.

No hacerlo sería un punto de no retorno.

IAizpun@diariolibre.com

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